13. Promesa.

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Se quedó callada, estaba confundida aunque él le había explicado un poco, no era lo que quería escuchar y él lo sabía, y a pesar de saber que le mentía en algún aspecto, no podía quitarse esa sensación del pecho que sentía con tan solo estar con él, estaba enamorada de Ted, y no lo quería lejos, así que lo único que podía hacer era elegir, o seguir buscando respuestas sin importar lo que ocurriera, o aferrarse a él tanto como pudiera y vivir esa vida a su lado, tanto como pudiese.

Ted se puso de pie y avanzó hasta ella más calmado, con su cabello verde oscuro y su mirada dulce, la sujetó de la mejilla y la observó un largo instante, provocando la mayor ola de sensaciones en ella.

—Te amo, Lily –le informó –y sé, que a pesar de que no quiero, seguirás por ese camino, buscando respuestas, siempre lo haces, pero al final, sin importar qué, siempre eliges olvidarlo.

—Siempre lo elijo –frunció el cejo, aún más confundida.

—Nunca he sabido cómo funciona a ciencia cierta –aceptó –pero, que no recuerdes ninguna vida, ha sido tu elección, en nuestra segunda vida, antes de morir me lo dijiste, que era tu elección no volver a recordar lo que pasó, ni en esa ni en ninguna otra, me pediste que te evitara volver a él, costara lo que costara y sin que te dijera el porqué, estoy honrando esa promesa que te hice.

Suponía que no podía culparlo por hacer eso, pero ¿por qué ella misma decidiría vivir en la ignorancia? Si al final, se empecinaría en saber las razones, no tenía ningún sentido aquello, estaba confundida, sin entender nada, así que se refugió en los brazos de Teddy, éste la envolvió acercándola a él, y besándola suavemente.

—Regresaré a casa –comentó ella –te veré después.

—Ten cuidado, y sé más discreta si quieres investigar sobre esto ¿bien? –Suplicó.

—Te amo, Teddy, y sin importar las vueltas que den las cosas, siempre será así.

Él sonrió ante sus palabras, pero por alguna razón, tuvo una sensación incómoda, como si supiera que estaba mintiendo, pero no lo hacía.

—Te llevaré a casa ¿puedo?

—Claro –sonrió.

La pareja salió del apartamento de Ted, abrazados uno al otro, charlando de otras cosas ajenas, eso le gustaba de él, que sin importar que estuviesen en desacuerdo, siempre la apoyaba.

Los labios de Ted eran suaves, le encantaban, quizás por eso, estaban en su habitación, aprovechando que sus padres no habían estado en casa cuando llegaron.

Lily se dejó desnudar lentamente por Ted, mientras sus labios se apoderaban de su cuello y sus manos de sus pechos, masajeándolos suavemente, la chica separó los labios, soltando un pequeño quejido de placer, cerró los ojos ante esas maravillosas sensaciones sumando que los dedos de su novio se habían adentrado en ella.

Lo sintió separarle las piernas, colocándose entre ellas y sujetándola de los brazos y colocándolos a los lados de su cabeza, gimió un poco más ante aquella repentina brusquedad, abrió los ojos para besarlo, sin embargo, el rostro frente al de ella, no era el de Ted, sino de algo completamente diferente.

Le sonrió encantador, pero ese gesto provocó un terrible pánico, intentó zafarse, pero no lo logró, el agarre se volvió más fuerte, así que se sacudió debajo del cuerpo de esa cosa, no sabía que era, lo único que podía ver era que tenía piel tan negra como el azabache llena de escamas que parecía petróleo, sus ojos rojos y dientes afilados y putrefactos.

Volvió a agitarse y estuvo a punto de gritar, pero un par de brazos extra salieron de su pecho y utilizó una para cubrirle la boca, sacó su lengua larga y con puntas extrañas.

Kredator || ScorilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora