21. La Razón.

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Si su destino era como su suerte, aquello pintaba para algo bastante malo, porque no pudo escapar de Ted Lupin, y sus amigos, decidieron darle privacidad inmediatamente en cuanto el ex profesor de esa universidad, al menos, les dedicó una simple mirada para que se esfumaran, suspiró, apretando la cinta de su mochila, buscando una excusa rápida en su mente para irse.

—Muchos días sin venir ¿a qué se debe? –Cuestionó, en un tono autoritario.

—A no te interesa, principalmente –contestó, irritada.

—Sin duda, no te agrada para nada verme, y yo que pensé que ya se te había pasado ese capricho con Malfoy.

—Ese capricho no va a terminarse, Edward, al menos no en esta vida –sonrió –he decidido quedarme con él.

—Tú no puedes hacer eso –soltó enfadado, sujetándola de la muñeca, y acercándola a él tanto como fuese posible.

—Pues no es tu decisión, y como te lo dije, por fortuna, las leyes no estipulan que tengo que quedarme a tu lado, solo por el ridículo hecho de que "eres mi alma gemela" –bufó, intentando soltarse.

—Quizás en este pequeño mundo no, pero para todo lo que lo rodea, sí, querida, te guste o no, tú, y tu preciosa alma, me pertenece para toda la eternidad, en un sinfín de vidas que están por venir, y no hay nada que ese asqueroso ser inferior, pueda hacer o que tú puedas hacer para evitarlo.

—Eso es lo que dices, Ted, pero desde que estoy con él, no tengo la necesidad de estar contigo –sonrió –ese sentimiento que tenía por ti, terminó esfumándose en la eternidad que mencionas, lo quiero a él, en cada una de mis vidas, iniciando en esta.

—Tienes que saber, Lily, que si tú decides estar con él, voy a matarte –sonrió.

—Eso corrompería tu alma, rompería el ciclo y...

—Lo sé –admitió –pero si no estarás conmigo, tampoco lo estarás con él ¿comprendes lo que te quiero decir? Una basura como ese Kredator, no merece un alma como tú –acarició la mejilla de Lily.

—Suéltame –pidió cuando torció su muñeca, el fuerte crujido la hizo chillar por el intenso dolor que se disparó en todo su cuerpo.

—Te lo digo en serio, tienes dos días, para volver conmigo, Lily, o en verdad...

Ted soltó a Lily, alejándose de ella un paso, así que la chica llevó su mano lastimada a su pecho y con la vista borrosa buscó la razón por la cual él la había soltado tan deprisa.

—Ah, Ted, me sorprende verte por aquí –soltó en tono alegre Jarvis, como siempre.

—Vine a ver a mi novia –informó, observando a Lily.

—No sabía que estaban saliendo –la observó.

—Ya no lo estamos, pero...

—Tuvimos un pequeño problema, pero eso es todo –soltó Ted, suspirando –pero le gusta ser un poco dramática, ya sabes.

—La verdad, es que no –informó serio y observó a Lily –los libros que solicitaste ya fueron devueltos a la biblioteca, como mencionaste que eran urgentes, quise decirte –sonrió.

—Gracias –musitó la rubia.

—Acompáñame, no te aseguro que duren demasiado sin ser solicitados de nuevo.

— ¡Sí! –Chilló aliviada de poder escapar de aquella situación incómoda con Ted.

Avanzó a zancadas, más bien, iba casi corriendo detrás de Jarvis, que a su vez, iba caminando tranquilamente, pero sus piernas eran tan largas que mientras él daba un paso, ella tenía que dar al menos tres, así que iba casi corriendo un maratón, para mantener el ritmo.

Kredator || ScorilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora