02. Manías.

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Estaba leyendo, como siempre que lo veía, no tenía ni la menor idea de porqué tenía la sensación de saber que era su manera de evadir al mundo, siempre había buscado como hacerlo, y había logrado que la gente dejara de molestarlo e intentar entablar charlas con él de aquella manera.

Era evidente que jamás habían cruzado ni una sola palabra, había pasado una semana desde que lo había visto por primera vez en su universidad, y aunque realmente no había podido sacarlo de su cabeza, siempre lograban evitarse a pesar de toparse frente a frente.

También estaba segura de que quería hablar con ella; pero aquella sensación en el pecho, la forma en que su corazón se agitaba con tan solo pensar en él, era algo que le asustaba.

¿Por qué sentía aquella sensación con alguien como él? Con alguien que apenas si conocía y había visto.

Su cabello rosa chicle de esa semana le parecía bastante encantador, le cautivaba el hecho de que no le importara lo que pensaran de él, y le sorprendía que los directivos no le hubiesen dicho nada sobre su presentación.

El profesor Lupin, seguía siendo un escándalo a varios días, y según los comentarios de las demás estudiantes, era un manjar para la mirada, un snack digno de devorar.

Era guapo, extremadamente, y a pesar de que despertaba sentimientos que no podía controlar, y de aquella sensación de haber sido parte de su vida por... toda su vida, había algo que le hacía permanecer en alerta máxima.

—Se va a desgastar si lo sigues viendo –comentó Lysander divertido.

—Dime ¿no te parece una persona extraña?

—Porque tiene casi treinta y se pinta el cabello de colores pasteles, sí, sin duda.

—Es rosa chicle, para comenzar –lo corrigió Billy.

—Es rosa, no importa si pastel o chicle, es muy suave.

— ¿El color o él? –Preguntó Lorcan.

—Ambos –se encogió de hombros el gemelo –no puedo creer que el directivo no diga nada.

—Eso mismo –lo señaló Lily –Le dieron incapacidad a la profesora Stewart desde el momento uno de su embarazo, porque era una violación a la ética, y que daría una mala impresión al alumnado femenino –comentó la pelirroja –y de buenas a primeras, viene este tipo y no le dicen nada, al profesor Slughorn lo descansaron tres semanas porque su corbatín no iba acorde con el reglamento de vestimenta de profesores.

—Hasta donde escuché, es bastante genio el tipo –argumentó Billy –así que supongo que por esa razón, le permiten, tenerlo a él en la plantilla de profesores, sin duda eleva un poco el prestigio de la universidad.

—Patrañas –comentó Lily –hay algo en él, que no me deja tranquila.

—Eso explica porque no has dejado de mover las piernas un solo segundo desde que lo viste.

Los ojos olivo de Lily volvieron a posarse en él, que por fin despegó su vista de las páginas de aquel libro que parecía muy interesante para él.

Un vago destello golpeó su cabeza, de ese hombre sonriéndole directamente, antes de besarla suavemente.

—Lily –escuchó la voz de Lorcan –oye ¿todo bien?

—Sí –sacudió la cabeza fuertemente, hasta sentirse mareada.

—No me digas que a pesar de tener tus dudas con él, estás teniendo pensamientos pervertidos.

—Claro que no –se sonrojó avergonzada.

Kredator || ScorilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora