15. El Fin del Tiempo.

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Los labios de Ted estaban muy atentos en el cuello de Lily, mientras que sus manos acariciaban sus caderas, subiendo a su cintura para intentar acercarla a él, ¿en qué momento, las caricias de su novio le hacían sentir extraña? No estaba muy segura, posiblemente desde que Scorpius la había tocado de aquella manera, desde que vio aquel recuerdo de ellos dos en otra vida.

—Estás ausente, no me gusta –habló Ted, en un tono grave.

—No estoy de humor para esto –comentó, alejándose un poco.

—Hace muchos días que no estás de humor para esto ¿no lo crees? –Gruñó enfadado, sujetándola de la cintura antes de que se alejara más de él y pegándola a su cuerpo –antes eras tú la que no se me quitaba de encima –volvió a besar su cuello.

La chica lo empujó con más fuerza, con una mueca incrédula en la cara ¿desde cuándo Ted se comportaba así con ella? Siempre era comprensivo, dulce y cariñoso, no un patán, posiblemente esa actitud, ayudó de más en su decisión.

—Creo que deberíamos darnos un tiempo –comunicó Lily.

—Darnos un tiempo ¿para qué? –Se burló el chico de cabello amarillo.

—Para estar seguro de esto, para eso.

—Ah, vamos, Lily ¿eres estúpida? Somos almas gemelas, cariño, no importa qué hagas, estaremos juntas la eternidad, en cada vida, así corras a montarte en Malfoy, al final, terminarás a mi lado, porque así son las cosas, siempre son así, sin importar nada.

—Sí, lo sé, me lo han dicho mucho, entonces no te preocupes, sabes que volveré a ti, en algún momento.

—No importa lo que te haya dicho Malfoy, no vas a correr tras él ¿lo entiendes? –La sujetó del brazo.

—Para mí fortuna –se zafó del agarre –eso de las almas gemelas destinadas a estar juntas el resto de la eternidad, no es algo válido, para retenerme a tu lado, así que, a menos que quiera que acuda a la estación más cercana, no te atrevas a tocarme, o acercarte a mí, Ted –gruñó.

Escuchó el ruido de cristales rompiéndose, y las maldiciones que estaba diciendo en voz alta, la vecina de Ted se asomó, así que le sonrió para fingir que nada había pasado, y se dirigió al elevador.

El aire fresco golpeó su rostro, meciendo sus cabellos pelirrojos, dándole un poco de tranquilidad, lo que más quería en ese momento era ir corriendo con Scorpius, pero él le había prohibido que volviera a buscarlo, una vez, que le dijo que si el ciclo se rompía, ella moriría también, y no volvería a nacer, comenzó a tomarlo un poco en serio, sobre su naturaleza cruel, aunque no pareciera.

La vida para ella se volvió tan monótona como antes de que Ted y Scorpius aparecieran en su vida, al primero no lo había vuelto a ver, por fortuna su tiempo de cubrir a la profesora Demelza había terminado, así que estaba libre de ir a cualquier lado del campus sin tener que toparse con él.

Iba con sus amigos de fiesta, a comer, a cenar, a dedicarse a hacer de su vida algo normal, como le había prometido Scorpius que volvería a ser una vez que él se alejara, acarició sus aretes, eran sencillos y discretos, y contenían una piedra blanca que parecía cualquier cosa, el rubio se los había dado, para evitar que volvieran a atacarla.

—Ya sé, podríamos ir a divertirnos ¿qué opinas, Lily? –Sonrió Lorcan.

—Sí, suena bien ¿a dónde iríamos?

—Mi amigo me recomendó un lugar llamado La Torre de Marfil –comentó Lysander –se escucha interesante ¿por qué no vamos?

La mirada de Lily se elevó de su ensalada y sonrió, ella no había planeado ir a buscar a Scorpius, además, con esos aretes, él no la detectaría tampoco.

Kredator || ScorilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora