03. Viejos Hábitos.

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La sonrisa de dientes blancos y derechos era impresionante, se quedó como tonta, observando aquel rostro tan atractivo, nunca había creído en los ángeles, o en las representaciones reales de los dioses, sin embargo ese chico estaba refutando cada una de sus creencias.

—Yo... lo lamento, estaba... distraída, pensando en mi novio.

Se llevó la mano a la boca ¿su novio? ¿Desde cuándo Edward Lupin era su novio? Él elevó una ceja, y sonrió de lado, cambiando su porte de un chico angelical y feliz, a una visión inferno-angelical.

—Tu novio –repitió.

—Yo, bueno, no es mi novio –lo observó –aún –terminó la frase por alguna extraña razón.

—Veo que ya te encontró –hizo una mueca de enfado –pero no interesa, pelirroja –sonrió –aun no es tu novio, así que no llego tan tarde, esta vez –murmuró.

Él se acercó a ella, como si fuese alguien que desconociera por completo lo básico de respetar el espacio personal, sintió su calor extenderse hasta ella y subir hasta sus mejillas, a diferencia de Ted Lupin, su cuerpo reaccionaba con precaución con éste.

—Siempre el cabello rojo –murmuró, acariciándolo –me trae tantos viejos recuerdos, en su mayoría amargos, aun así, amo lo rojo que siempre es.

—Eres, la primera persona que lo dice –comentó, nerviosa.

— ¿En serio? –se burló –si es simplemente hermoso, aun me pregunto porque en esta actualidad, a la gente no le gusta, bueno, lo comprendo hace siglos ¿te acuerdas lo que te decían? –Se burló.

—No sé de qué estás hablando –informó.

Él la sujetó de la mejilla, inclinándose bastante hasta su rostro, los ojos de Lily se perdieron en su mirada, como si la estuviera hipnotizando.

—Lily.

La voz de Ted la sacó de aquella sensación de ir cayendo rápidamente, se despabiló y observó la sonrisa en el rostro del rubio.

Edward Lupin, así que sigues eligiendo estas cercanías para vivir, sí que algunos viejos hábitos no cambian mucho ¿cierto?

—Desconozco la razón por la cual sabes mi nombre –informó –pero agradecería que dejaras a mi novia en paz.

—Tu novia –observó a la chica –yo escuché algo totalmente diferente, ¿no es cierto, Lily? –Sonrió.

—Bueno...

—No me interesa lo que escucharas –avanzó hasta la pelirroja y la colocó detrás de su cuerpo –es mejor que te mantengas alejado de ella, o tendré que llamar a la policía.

—Adelante, puedes hacerlo –le animó –en cuanto escuchen mi nombre, es más probable que termines tú en problemas –desvió su vista hasta la joven que se asomó detrás de Lupin –te veré después, amor.

Aquella palabra ocasionó un escalofrió en ella, la espalda del chico era amplia, en comparación con la de Ted, que era más bien un tipo delgado, si bien un poco marcado, seguía siendo delgado.

—Dijiste media hora, como no llegaste, vine a buscarte –comentó, sujetándola del rostro.

—Venía distraída y choqué con él, comenzó a interrogarme, yo, perdón.

Ella se refugió en él, que le costó un poco abrazarla, pero al final, pudo tranquilizarla, aquel encuentro con ese rubio, la había dejado bastante inquieta, más que a él.

—Creo que lo mejor es que volvamos a la universidad –murmuró la pelirroja alejándose de él –ese tipo realmente me quitó las ganas de lo que haríamos.

Kredator || ScorilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora