Capítulo 1

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Aquí empieza todo

Phoenix, Estados Unidos.

—Hija ya nos vamos, nos vemos en 3 días. Cuídate mucho y no olvides comer que ya nos conocemos cariño —Dice mamá, se acerca y me abraza.

Mis padres me tratan como si tuviera 13 años de edad, ellos no aceptan que ya he crecido.

—Mamá, no soy una niña pequeña, tengo 20 años y nunca he olvidado comer. —Digo con una risita— Te amo, cuídense ustedes.

—Siempre serás mi niña, yo también te amo mi vida.

Ya mis padres se habían ido hace un largo rato y yo me quedé en casa viendo una película, leyendo un libro de fantasía que me tiene enganchada y hablando con mi mejor amiga Thalía Yamileth. Después de hacer todo aquello opté por poner música en lo que escogía lo que me pondría el día de hoy. Empezó a inundar mis oídos una de mis canciones favoritas de Taylor Swift "Never Grow Up" y empecé a tararear la canción:

Your little hand's wrapped around my finger .....

Estuve un buen rato buscando lo que me pondría hoy y escogí una minifalda que hace que mis piernas reluzcan, medias de malla, un suéter largo, unas botas negras y un poco de maquillaje sencillo para resaltar mis ojos que son de color verde y avellana.

Decidí salir esa noche en la que hacía más frío de lo común en la ciudad, fui por un café a la cafetería de Luciana, ella es muy amiga de mi madre. Me encanta ir allá a sentarme y ver como las parejas que visitan el lugar demuestran tanto afecto y muchas veces me dan ganas de vomitar.

Después de 20 minutos ahí sentada decidí salir a distraerme un poco por la ciudad, iba viendo los árboles que adornaban las aceras de las calles de la ciudad, ya llevaba unos minutos caminando sin ningún rumbo específico y llegando a la esquina del bar HMJ, vi a Humberto Jackson, uno de los propietarios del bar y gracias a la lámpara de la esquina pude ver que estaba discutiendo con alguien. Me causó mucha curiosidad saber por qué estaba discutiendo; entonces me quedé ahí mirando y escuchando lo que dice cada uno:

—El jefe quiere que cumplas con tu parte, Gabriel —Dice Humberto.

—Ya he cumplido y la mercancía la he dejado en el muelle; lugar de siempre.

—Voy a llamar y si no la encuentran eres hombre muerto.

Humberto toma el teléfono y lo lleva a la oreja derecha de él, habla aproximadamente por 1 minuto y guarda el teléfono.

Una vez guardó el teléfono, la expresión en el rostro de Humberto cambió por completo, su cara lucía aterradora. Luego él sujetó fuertemente a Gabriel por el cuello y de la parte trasera del vaquero sacó un cuchillo, sin siquiera titubear se lo clavo en el pecho. El pánico se apoderó completamente de mí, por un momento quise gritar, pero me cubrí la boca, ni siquiera pude moverme. Quedé petrificada

Humberto tiene la costumbre de siempre andar en su camioneta y lo pude notar porque ella estaba a solo unos pasos de él y Gabriel que yacía delante de sus pies. Él estaba metiendo el cuerpo de aquel joven en el baúl de la camioneta. Yo aún estaba en el poste de luz a tan solo 3 metros de distancia de la camioneta.

Humberto entró al bar a hacer o buscar algo.

Pasaron 3 minutos y Humberto no salía del bar. Por alguna extraña razón, decidí acercarme a la camioneta. Abrí el baúl, y tal vez esperaba poder encontrarme a aquel chico con vida y poder ayudarlo, sin embargo, su cuerpo bañado en sangre que brotó de aquella mortal herida, solo pudo confirmarme que efectivamente Gabriel estaba muerto. Él aparentaba unos 21 años, tenía la piel morena clara, su cabello castaño rizado y... que al contemplarlo, me absorbió una congoja inmensa.

Un cúmulo de sentimientos me abordaron, sobre todo la indignación, era un chico joven ¿Por qué tuvo que acabar así? Todo eso me llevó a marcar a la policía y reportar aquel macabro y cruel crimen.

Saqué rápido y desesperadamente mi teléfono para poder llamar, cuando de pronto...

Al girarme, los ojos verdes, el cabello negro y la mandíbula recta de Humberto estaban justo en frente de mí. Él estaba parado de brazos cruzados delante de mi con una mirada neutra.

—¡Perra! —Murmura— ¿Acaso llamabas a la policía?

—¡No! —Respondí rápido, el nerviosismo se apoderó de mí.

—¡Mientes! —Dijo apretando los dientes— ¿Estás tratando de verme la cara? ¿Qué les dijiste?

—No miento, no he llamado a la policía. —Imploro— Por favor déjame ir.

—¡Sí, claro princesa!

Apenas pude ver el movimiento de sus manos, todo lo que pude sentir fue un fuerte golpe en la cabeza y caí en un oscuro sueño.

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La temperatura helada de mi cuerpo me devolvió de mi inconsciencia, por un momento pensé que llovía, pero en realidad me habían despertado con un baldazo de agua helada. Al volver a la realidad me vi atada de pies y manos.

Un miedo inmenso se apoderó de mí, mientras estaba desorbitada por aquella brusca manera en la que desperté, mi cuerpo temblaba sin parar, no era solo el frío, pues mis ojos no tardaron en dejar caer algunas lágrimas.

¿Qué será de mí?, me pregunte a mí misma clavando la mirada en el suelo.

Al levantarla, una silueta se formó ante mis ojos, traté de deducir qué era y al acostumbrarme al fin a la tenue luz, una vez más, aquella mirada neutra sin expresión, aquellos ojos verdes, me recorrían de pies a cabeza.

—Némesis Williams Walker.

—¡Por favor, no me mates! —Ruego.

—No tienes idea del problema en el que te has metido.

—Déjame ir, por favor —Susurro y dejo escapar un sollozo.

Humberto ríe a carcajadas

—No —Dice tajante.

—Humberto, por favor no me hagas daño.

—¡Shhh! —Hace un gesto con su dedo índice— ¡Calla! Tengo dos cosas en mente para tí, —Curva los labios en una sonrisa satisfactoria— ¿quieres saber cuáles son?.

Apenas puedo mirarlo, la diversión en su rostro es notable. Asentí con la cabeza y mantuve mi mirada siempre en aquel suelo gris.

—La primera es: Venderte a la mafia para la que trabajo, ellos sabrán sacar mucho provecho de tí o; la segunda: culparte por el asesinato de Gabriel y que vayas a la cárcel por asesina.

No, no puede ser cierto.

¡Dios mío!

Al oírlo decir eso alcé la mirada, los vellos se me pusieron de punta y la piel se me erizo. La diversión en su rostro... Hace que me sienta cada vez peor.

—Pero Princess, usted se lo buscó. —Me tenso bajo el agarre de su mano en mi cuello— Voy a elegir que haré contigo, mientras tanto, te aseguro que nos vamos a divertir mucho los dos...

Aviso:

Soy nueva en esto, paciencia.

Actualizaré cada vez que pueda.

¡Feliz Navidad!

Besitos

Némesis InquebrantableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora