Capítulo 5

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Visiones, amenazas y sorpresas.

Humberto

Phoenix, Estados Unidos.

26 de abril del 2017

Ya es hora de empezar a jugar con Thalia un poco, quiero divertirme.

Me he dado cuanta de la existencia de Thalia por las fotos que compartía Némesis en redes sociales y casualmente la había visito antes, pero nunca me llamo la atención. Después que supe que ella es tan importante para Némesis me surgió la maravillosa idea de acercarme a ella y así doblegar a su amiga.

Es bastante fuerte Némesis porque todos los días le aplicaba una nueva tortura y las supero cada una; pensé que a la primera semana me pediría que la asesine, pero nunca sucedió y eso me hizo cabrear un montón, no quería hacerlo por mi cuenta, quería que ella me rogara que acabé con su vida.

Finalmente he llegado a la casa de mi próxima víctima. Toco el timbre dos veces y a la última me recibe Thalia enrollando sus brazos en mi cuello.

Pobrecita y patética.

Río por lo más adentro de mí.

—Hola —Me conduce hasta la sala— ¿cómo te fue en el viaje?.

—Hola, muñeca. —Nos sentamos frente a frente— El jefe me asignó muchos trabajos y tengo que estar a su lado constantemente.

Pobre muñequita, me divertiré mucho contigo.

—Entiendo, espero que pronto estés por aquí más seguido.

Asiento.

Me contó muchas cosas sobre lo que hizo los últimos días y como van las investigaciones.

Me invitó a un supuesto pícnic; estamos en un lugar de campo abierto y es justamente lo que quiero para la sorpresa que le tengo preparada.

Tengo que hacer una llamada -le digo- vengo en seguida.

Ella asiente.

Me alejo lo bastante de ella para que no pueda escuchar mi conversación.  Él teléfono suena por unos segundos y después contesta.

—Vengan, —Demando— estoy en Tempe Beach Park.

—Estamos cerca, llegamos en 10 minutos. —Ríe— Tenemos a la chica y sabe todas las instrucciones.

Mi boca se ensancha en una sonrisa llena de poder y cuelgo.

Me acuerdo a ella con una gran sonrisa de satisfacción.

—¿Cuál es el motivo de esa sonrisa? —Preguntas.

Si supieras muñeca.

—El jefe me ascendió de puesto —Miento.

—Felicidades —Sonríe y se abalanza encima de mí.

Pasan los 10 minutos y los veo llegar; cada uno se coloca en sus posiciones.

—Son muchas las personas que han llegado; —Mira a las personas detenidamente— siempre vengo aquí y nunca hay tantas personas y estamos muy lejos de la entrada del parque.

Y tiene mucha razón porque estamos en un área del parque que casi nadie viene, no es muy visitada.

—Sí, pero recuerda que hoy es día festivo. —Empezamos a comer— Algunas familias van a los diversos parques y disfrutan un poco.

—Cierto, no me acordaba. —Suelta una risita— Estoy muy desconcertada últimamente.

Asiento.

Némesis InquebrantableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora