Capítulo 2

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Inquebrantable

1 día, 24 horas desaparecida.

Un fuerte estruendo me obligó a abrir violentamente los ojos, salté sobre la cama y al tomar consciencia de la realidad, allí estaba él. Humberto, con su maldito rostro sin expresión y su mirada neutra, mirándome fijamente.

—Buen día, Princess —Dijo con voz suave y hasta delicada.

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y antes de siquiera preocuparme de si la situación era buena o mala, me tomó violentamente del cabello y me llevó al piso.

Lentamente se acercó a mi oído.

—Estás muy sucia, deberías tomar un baño.

Se puso de pie, apretó muy fuerte mi cabello, haciéndome gritar de dolor, tiró fuerte de mí y mientras él avanzaba, yo trataba de poder al menos avanzar con las rodillas para que no me arranque el pelo.

Así fue por un buen rato, me pareció eterno aquel recorrido hasta que dimos con una especie de cuarto de baño, extremadamente desagradable y en medio de él una tina que lucía asquerosa. Me soltó y caí con violencia al suelo, él cogió una silla y se sentó dando frente a la tina.

—Quítate la ropa y toma un baño, lo preparé con mucho cariño para tí, Princess.

No quise hacerlo y su expresión cambió, estaba segura de que iba a hacerme algo peor si no cumplía y así lo hice, me despojo de mis prendas y con un paso largo pude sentir lo fría que estaba el agua.

Me dieron arcadas del asco, pero aún así lo hice.

Pasé un buen rato allí, mientras que mis lágrimas se mezclaban con aquel desagradable líquido.

Después de verme mucho tiempo tiritando por el frío, el miedo y el asco, me obligó a salir del baño para luego llevarme a una oscura habitación que olía fatal, habían bichos y ratas; pero al menos pude encontrar una mantita para cubrirme con ella.

2 días, 48 horas desaparecida.

La mañana siguiente desperté asqueada por todo lo que sucedió el día anterior, todavía podía sentir lo sucia y mal oliente que estaba el agua como tanto la bañera.

Después de alrededor de 30 minutos Humberto irrumpió en mi campo de visión, me arrastro por todo el lugar para luego entrar en una especie de laberinto que hay en la parte trasera del lugar en el que estábamos.

Con la ropa rasgada y mal oliente, me llevó a una especie de laberinto. Me obligó a entrar en él persiguiéndome con un hacha y dándome dos minutos para encontrar la salida; repetimos aquel malévolo y aterrador juego una y otra vez.

Aquel día jugó todo el tiempo con mi mente.

3 día, 72 horas desaparecida.

Ni siquiera recuerdo como empezó el día, solo me recuerdo a mí misma desnuda y de pie, en medio de aquella horrible habitación.

Humberto caminaba al rededor de mí fijándose en cada detalle de mi cuerpo, cada detalle raro, feo, cada cosa diferente, cada cosa extraña, cada defecto me lo recalcó una y otra vez

Los días se han vuelto infinitos, ya no puedo más. Me siento desfallecer, me siento tan débil, cada palabra que me dijo caló tanto en mí, tal vez tenga razón, tal vez soy nada comparada al resto.

Solo espero con ansias todos los días que caiga la noche, es el único momento en el que puedo descasar; eso es hasta que llegan las pesadillas.

1 semana, 7 días, 168 horas.

Némesis InquebrantableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora