Capítulo 2:
“Un mal día comienza con llantos”
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Aquella mañana donde celebraríamos el cumpleaños de mi prometido comenzó incorrectamente. Una simple llamada logró dejarme destrozada; mi llanto parecía incesable, sus palabras aún resonaban en mi acongojada mente, su insufrible tono de voz parecía escucharse en mis oídos dejando un rastro doloroso y opresivo. El miedo anegaba mis entrañas y temí de tantas cosas, pero sobretodo era temerosa ante la perdida, a sentir nuevamente lo que es perder.
Me aferré con fuerza al cuerpo de Niek, él sabía tanto de mí. Conocía cada recodo de mi pasado, hasta el suceso más doloroso, el momento más dichoso, la tarde más fría y la mañana más solitaria, es por eso que me hizo prometer que superaríamos todo eso juntos, que olvidaría el reto, olvidaría a Andy y aquello que me hizo mal; pero al parecer mi padre no desea colaborar, fue demasiado tiempo sin su supervisión.
— Cariño, sé que todo esto es muy difícil para ti, y aunque tú te niegues, buscaré la manera de ayudarte. No tengo miedo a qué pueda hacerme tu padre, no me agrada verte llorar, no me gusta verte preocupada y no trato de decirte que camines siempre con una sonrisa, pero si vas a llorar que sea por algo que valga la pena no por tu padre que goza de verte sufrir y si tengo que arriesgarme por tu felicidad lo haré sin pensarlo— me sonrió con ternura.
Ahora me declaro la llorona de Holanda. Últimamente estoy muy sensible, extraño pero ya es un hecho.
Mis lágrimas tenían una mezcla de dolor y felicidad, ¿Por qué me ha tocado un hombre tan maravilloso? Joder, siento que no lo merezco. Lo abracé con fuerza y me separé un momento para besarle, sus labios no dudaron en responder a los míos y pronto se encontraban en una unísona danza. Las lágrimas aún se deslizaban por mi rostro pronto se disipaban y el deseo comenzaba a aparecer. Lo empujé hacia la cama y quedé sobre él, comencé a besar su cuello, succionaba y volvía a besar. En un rápido movimiento estaba bajo él; noté como sus ojos estaban más intensos e indicaban lo que quería, jodido Niek, siempre logra lo que quiere.
—Hoy es tú turno. Sufrirás, _____—sonrió con malicia.
Su voz estaba más ronca, haciendo que deseara más de él. Intenté hablar para quejarme pero me calló con un apasionado beso, el cual por supuesto iba a continuar. Sacó mi camiseta y me observó, mordió su labio y jugueteo él.
—Joder, Niek—me quejé, no soportaba la situación. Con esfuerzo, quedé sobre él, comencé a jugar con el lóbulo de su oreja. Luego avancé hasta su cuello y comencé a morder con delicadeza pequeñas secciones de este. Pronto, su camiseta se hallaba lejos de su cuerpo, provocando que todo tuviera un toque más de intensidad. Nuevamente estaba bajo su trabajado cuerpo, observando cada movimiento, expectante a cada uno de sus minúsculos roces. Lo único que nos separaba era el delgado género de ropa interior.
El timbre de casa sonó inesperadamente. Niek gruñó y continuó con su lujuriosa labor.
—No vayas—musitó entre besos.
Me limité a morder su labio y continuar con los besos. El tedioso sonido del timbre volvió a resonar por los pasillos de la casa y esta vez ambos omitimos algún comentario.
Mi móvil comenzó a vibrar y me quejé, intenté separarme de Niek para conocer de quien se trataba, pero él me lo impidió dándome un extenso y delicado beso. De pronto recordé a Cass y sus palabras: ella estaría en Ámsterdam hoy por la mañana.
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El reto: 365 días en California → Andy Biersack {Editando}
FanficUn reto, una modificación, sentimientos ocultos, amor, mentira. _____ Lerman, una chica que intenta no preocuparse por nadie pero después de todo es una chica buena, la popularidad y la arrogancia encajan a la perfección con su nombre y se empeña en...