Capítulo 21 || Mafia.

2.7K 174 26
                                    

_______ P.O.V

Mi padre y dos de sus socios  bajaban de aquel auto negro, sí, había olvidado por completo el mensaje que me envió el día anterior.

—Lo…siento padre—Dije temerosa.

—Tus jodidos lo siento no arreglan nada—Dijo enojado.

—Podría jurarte que yo vendría antes, pero surgieron unos inconvenientes de último minuto.

— ¿Y qué es más importante que yo? Por si no lo recuerdas estás aquí por mí, ¿O es que ya me escondes las cosas?

—Nada de eso pa...—No concluí la frase.

Sabía que mi padre era impulsivo y a veces tenía ataques de rabia, pero jamás imaginé que me golpearía a mí, su propia hija. Su mano viajó hasta mi mejilla, propinándome una sonora cachetada.

—No sabes el asco que me da escuchar esa palabra de tu boca, eres una vergüenza para mí, al igual que tu hermano.

A pesar de que luchaba por no llorar a mares,  le respondí  enojada.

— ¿Entonces por qué no nos abandonaste y dejaste de jodernos la vida? —Sobaba mi mejilla, el ardor persistía.

—Ahora sabrás porque—Hizo un gesto con la mano, llamando a sus dos socios o quien quiera que sean.

Cada hombre me tomó de los brazos con fuerza y me dejaron bruscamente en el asiento trasero del auto, yo al medio y ellos a los costados, me pusieron una mordaza y me vendaron los ojos, ¿Acaso mi padre me subastaría?, al pasar esa idea por mi mente sentí miedo, ¿Sería capaz mi padre?

Sentí rugir el motor del auto, y a mi padre hablar en holandés, seguramente lo hizo para que yo no entendiese pero creo que no estaba enterado del plan de estudios del Instituto.

—Raak hem (Pégale) —Dijo firme mi padre.

—Weet je het zeker? Immers, ze is zijn dochter (¿Está seguro? Después de todo, es su hija) —Dijo una voz que no conocía.

— Ik heb niet gevraagd (No te pregunté) —Dijo mi padre.

Aquella voz que no conocía no dijo nada más y como ya sabía, sentí un golpe en la parta trasera de mi cabeza y posteriormente no supe nada más.

Desperté en un sillón de cuero, aún desconcertada, ya no tenía la mordaza ni la venda. Miré a mi alrededor, el lugar estaba lejos de ser acogedor, más bien parecía una sala de interrogatorios como sacada de una película.

— ¿Ya despertaste? — Sonrió maliciosamente.

— ¿No ves que aún estoy durmiendo? — Rodé los ojos.

—Cuidado al utilizar ese tono conmigo, he venido aquí para hablar, tú y yo.

— ¿Ahora me darás la charla de la abejita y la flor? Por qué si es así créeme que llegas tarde— Dije sarcástica.

—_____, no tengo tiempo para tus estupideces —Dijo aburrido.

—Pues yo tampoco lo tengo para las tuyas.

— Esto es serio — Suspiró.

— ¿A sí? Entonces, hola serio — Reí burlonamente.

— ¡Termina ya con tu porquería infantil! —Gritó exasperado.

Había llegado hasta muy lejos, me sorprendió el hecho de que mi padre no me haya vuelto a golpear, y si preguntan por lo irritante que soy les diré que no siempre soy así, es sólo con mi padre, me gusta joderle la existencia.

El reto: 365 días en California →  Andy Biersack {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora