Capítulo 20 || Un beso para nada romántico.

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Andy P.O.V

_______ estaba ebria, podía notarlo desde la distancia y no la dejaría ahí junto al idiota de Tony, tal vez me ha hecho saber que no le importo de muchas maneras pero no debo rendirme, ¿Esto suena masoquista, verdad? Sí, tal vez lo es, pero hasta ahora nunca me había  importado alguien como lo hace _____, y hay una pregunta que aparece en mi mente cada día ¿Por qué le quiero tanto? Probablemente aún no pueda responder esta pregunta, necesito asegurarme de que mis sentimientos sean verdaderos, joder, eso ha sonado tan cursi.

Me dirijo a la pista, dispuesto a sacarle del lado de Tony.

-          Tenemos que hablar. – (Le dije)

Me miró con el ceño fruncido.

-          Me estoy divirtiendo con él, ¿Podrías dejar tu papel de novio celoso un momento?, supera que nunca serremos nada, ahora ve y revuélcate con quien quieras, ¡No me importa! – (Rió burlonamente)

Definitivamente estaba ebria, el alcohol desaparecía cualquier rastro de dulzura en ella y la hacía una chica fría y sarcástica, entre otras cualidades que sólo ebria aparecían, tal vez en lo más profundo de su ser ella es así, pero estoy tan cegado por su dulzura y belleza que no me doy cuenta. Su comentario en cierto sentido me hizo gracia, pero por otro lado me molestó la frase “Supera que nunca seremos nada”, eso acababa con toda esperanza para mí. Pero eso no importaba, después de todo siento esa necesidad de protegerla. La tomé del brazo y tomé rumbo hacia la salida.

-          Hey, ¿Qué haces? – (Dijo con un tono de molestia)

-          Sacarte de ahí antes de que alguien se aproveche de ti. –

-          Pareces mi padre, vete y déjame en paz. –

-          No, nos iremos de aquí. – (Dije agregando una expresión de seriedad)

Su actitud me estaba cansando, de ahí viene mi expresión seria, sólo no quiero que la dañen y ella se rehúsa e intenta seguir en la misma porquería. La llevé del brazo hasta la salida, ella intentaba zafarse pero mi agarre era firme y no tenía intenciones de soltarla. Ya fuera ella me miraba con una expresión de enojo.

-          ¿¡Cómo nos iremos a casa!? Vic está allá adentro. –

-          Te llevaré caminando. –

-          Si crees que haré eso estás completamente loco. – (Se cruzó de brazos)

Sabía que de todas maneras lo haría, más bien yo le obligaría y cumpliría mi cometido.

-          Lo harás. – (Tomé su mano y una sensación eléctrica recorrió mi cuerpo, desearía sentir esto siempre, estar junto a ella me gusta)

Caminamos en silencio por unas calles, tras de nosotros sentí que alguien caminaba pero no quise voltear hasta que un ebrio con una expresión psicópata apareció frente a nosotros.

-          ¿Ustedes son novios? – (Nos apuntó)

-          N… no. – (Dijo asustada por la repentina aparición de este señor)

-          No. – (Ya me gustaría ser su novio)

-          ¿¡Acaso su madre no les enseñó que mentir es malo!? – (Sacó un cuchillo de su bolsillo)

¿¡Qué coño!? Este hombre está mal mentalmente, ¿A quién en su sano juicio se le ocurre intimidar a alguien en la calle y luego amenazarle con un cuchillo? Esta situación ya me huele mal, y no, no es el hedor que emite el sucio cuerpo del ebrio, huele mal en el otro sentido.

El reto: 365 días en California →  Andy Biersack {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora