Capítulo 1.

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                                Capítulo 1:

                 “El chico de la camiseta de Batman”

 

 _____.

Me quedé observando lo estúpido que podía ser mi hermano con un Play Station, sin darme cuenta me estaba riendo y  Logan lo notó.

— ¿De qué te ríes hermanita? — dijo sin despegar su vista del juego.

—Eh, de t...— mi hermano estaba haciéndome cosquillas antes de que terminase la frase.

—Detente, Logan—dije aun riendo —. Para, por... favor— agregué casi ahogándome de la risa.

Se detuvo y luego se incorporó en el espacioso sillón para volver a su juego de consola.

— ¿Qué hora es? 

Miré mi móvil.

—Las 02:23 am— indiqué con naturalidad.

— ¿Es enserio?—preguntó exaltado. 

—Síp— dije remarcando la última letra—. ¿Por qué mentiría? — le mostré la pantalla de mi móvil y me miró asombrado.

— ¿Qué pasa Logan?—pregunté algo desentendida.

—_____, recuerda que mañana comenzamos en el nuevo instituto.

Lo había olvidado, aunque por supuesto no del todo, pero no tenía muchos deseos de asistir, los cambios siempre han amedrentado a aquel espíritu valiente que me caracteriza.  

—Oh, cierto— musité intentando de ocultar mi nerviosismo, posteriormente me puse de pié.

—Bien, harás todo rápido y te vas acostar, enana—palmeó mi trasero y sonrió.

—Sí—rodé los ojos.

Ya en el cuarto, me puse un pijama blanco con detalles negros que tenía estampado la frase «Nobody's hero» junto a  un short negro, me dirigí al baño, me lavé los dientes, me desmaquillé y me acosté pensando en todo lo que podía ocurrir al otro día, desde ahora nuevos desafíos me aguardan.  

En la mañana abro mis ojos por el molesto ruido del despertador, me quejo antes de ponerme de pié y con un caminar soñoliento avanzo hasta el clóset. Me hallé en el cliché dilema femenino de qué ponerme, así que para resolverlo tomé ropa de cualquier lado del clóset. El atuendo constaba de una camiseta negra abierta en los costados que tiene estampado un «Karma» en letras blancas, acompaña de un símbolo que indica lo mismo, una camisa negra con rojo, unos pantalones ajustados en color blanco y unas Vans negras, me maquillé un poco los ojos y los labios, nada exagerado y bajé a la cocina. Allí, estaba mi hermano y me entregó un sándwich de verduras, que por cierto tenía buen aspecto.

—Ahora no tengo hambre, me lo comeré después— él asintió. — ¿Ya desayunaste?

—Sí —. Tomó su mochila y la acomodó en su cuerpo— Vamos, se nos hace tarde.

Salimos de la casa y caminamos unas 7 cuadras, las últimas dos casi corriendo debido a que ambos nos distraíamos con facilidad.

Al encontrarme en la entrada suspiré, en mi pecho aún se encontraba aquel temor a las nuevas experiencias.

— ¿Estás lista para el reto?— preguntó Logan mirándome con una amplia sonrisa.

—Siempre lo estoy—dije segura, pero algo dentro de mí se removía negando lo anterior.

—Bien, aquí nos separamos—mi hermano está en último año de preparatoria y yo soy menor.

—Te quiero—sonreí.

—Yo también estúpida—me devolvió el gesto.

—Ten cuidado con llevar tantas chicas a casa hoy, eh— Ambos reímos.

Nos separamos por diferentes pasillos y llegue a mi sala con la inscripción «B12» enclavada en la puerta, así que aquí es.
Al entrar, observo a los que serán mis nuevos compañeros. Camino hacia un puesto con mi móvil entre mis manos. Debido a mi distracción, tropiezo con alguien y  quedo bajo él, joder qué incómodo, ¡Buen primer momento en esta porquería!

Un chico alto, de tez clara y con varios tatuajes se levantaba sacudiendo sus pantalones, además de notar sus expresiones de enojo, vi que llevaba una camiseta de Batman, mi superhéroe favorito plasmado en la camiseta de un idiota torpe.

—Eh belleza—me dijo poniéndose de pie —. Cuidado para la próxima, no querrás ganarte el odio de un chico tan guapo como yo— me guiñó un ojo, acto seguido por una mirada de pies a cabeza y una mordida de labio —¿Cómo te llamas preciosa?

—Soy...— El profesor entró a la sala y se dispuso a comenzar su clase. Todos corrieron a sus puestos y yo caminé con lentitud, no me importaba si terminaba siendo regañada por un viejo calvo.

 Una duda surgía en mi interior y estaba directamente relacionada con el chico de la camiseta de Batman. Me considero una tía bastante curiosa y quiero saber cómo se llama ese chico. «La curiosidad mató al gato» pero en vez de matarlo a él me está matando a mí, sólo de intriga.  

Una sensación extraña floreció en mi interior; sentí la idiota necesidad de conocer más sobre aquel chico, pero obviamente mi curiosidad no sería satisfecha, por la simple razón de que no conozco a nadie aquí. Pensar demasiado en alguien es dañino, es decir, involuntariamente le vas tomando afecto y no me gustaría experimentar aquello con el torpe chico, lo más razonable es alejarme de esos pensamientos y enfocarme en el reto.                                        

El reto: 365 días en California →  Andy Biersack {Editando}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora