El reto: 365 días en California → Andy Biersack {Editando}

Capítulo 7.

         Capítulo 7.

     "¡Demonios!, bésame"

_____.

Contemplé mi reflejo en el espejo, inspeccionando mi ropa minuciosamente. Vestía una camiseta negra que dejaba mi abdomen completamente descubierto, un short de tiro alto y una chaqueta de cuero negra que se extendía hasta mi cintura. Me sentía incómoda, era como si hubiese adoptado la identidad de alguien más, el reflejo de esa atrevida mujer no era yo, más bien era la representación de una chica involucrada con un montón de personas mafiosas. Mi cabello se encontraba rizado en las puntas y mis labios teñidos de un color rojo intenso, además, mis ojos se hallaban maquillados con negro, haciendo que el color de mis ojos se intensificara.

Tomé mi cigarrera y verifiqué que ésta tuviese cigarrillos; la guardé rápidamente en un bolsillo de la chaqueta y salí de mi cuarto.

(...)

Intentaba mantener una actitud altanera y relajada, mezclarme entre las personas que asistían a aquel ilegal evento, pero todo indicaba que yo no pertenecía a ese lugar en lo más mínimo.

Había consumido la mitad de los cigarrillos que había llevado, y pretendía seguir fumando. Me sentía extremadamente nerviosa, jamás había participado en algo así y jamás imaginé hacerlo, quería volver a la comodidad de mi hogar en Ámsterdam con mi novio, junto a la piscina o saliendo de fiesta con nuestros amigos de la universidad. Tragué sonoramente y me enfoqué en buscar a Andrew con la mirada; no lo veía por ningún lado, y aquello hizo que me sintiese aún más sola en ese lugar.

Alguien tocó mi espalda y me voltee rápidamente. Allí estaba Andrew, con una expresión despreocupada y relajada; fruncí el ceño y me crucé de brazos.

— ¿Por qué has llegado tan tarde? —Cuestioné inmediatamente.

Él levantó las cejas y una pequeña sonrisa se develó a través de sus labios, una leve y burlona sonrisa.

— ¿Llegar tarde?, ¿De qué mierda hablas? Claramente dije a las 11 pm.

Mis ojos se ampliaron y la vergüenza se apoderó de mi rostro, bajé la mirada y juguetee con mis pies; había llegado una hora antes. Tras varios segundos de silencio, levanté la mirada y me encontré con el rostro de Andrew, observándome con burla. Soltó una carcajada y negó con la cabeza, pasó su brazo por mis hombros, abrazándome, haciendo que me acercase a su fornido cuerpo.

—Eres la perrita más estúpida—susurró en mi oído y pasó su nariz por mi mejilla—. Aún así, luces deliciosa.

Quité su brazo de mi cuerpo y lo miré con el ceño fruncido, jamás dejaría de ser un idiota. Él me miró y una estrepitosa carcajada se liberó de su boca, parecía disfrutar de hacerme enfadar.

Caminamos un poco hasta llegar con Logan, quien mordía sus uñas con nerviosismo y miraba a su alrededor, buscando a alguien con la mirada.

Andrew tocó su hombro y mi hermano volteó para observarnos. Sonrió levemente y se abalanzó para abrazarnos.

—Cuidaros mucho—nos apretó aún más—. En especial tú _____, mi querida hermana. De Andrew no preocupo demasiado porque es un hijo de puta experto en estas mierdas, pero por favor _____ sé prudente.

Rodé los ojos e intenté soltarme del agarre de mi hermano. Cuando finalmente me hallé libre de sus muestras de afecto, me crucé de brazos y arquee mis cejas.

—Logan, no es como si fuera a morir, todo estará bien—suspiré intentando convencerme a mí misma.

Andrew se acercó y posó una de sus manos en mi hombro derecho, como sosteniéndose en mí. Su proximidad y roce provocó que un escalofrío recorriera mi cuerpo y que este culminara con una sensación extraña. Cuando quitó su mano de mi cuerpo sentí como aquel calor que había provocado desaparecía y me hacía sentir vacía.