Con las emociones fuertemente arraigas a flor de piel, sostuve su mirada con la respiración atora a mitad de mi garganta, levemente separé mis labios y volví a cerrarlos, observé a Jung ponerse en pie, dirigiéndose hacia donde me encontraba, me removí en mi lugar incómodo y deseoso hasta que el chico más alto estuvo delante de mí, me esforcé por eliminar los pensamientos obscenos que había tenido sobre él la noche anterior, pero con su mano derecha sosteniendo el folleto del ensayo era casi imposible evadir el hecho inexorablemente perverso.
-¿Quieres acompañarme?- pregunta de repente luego de haberme extraviado en la profundidad de mis pensamientos.
-¿Qué?
-El ensayo.
-Puedes decirle a L...- velozmente me corta de tajo al envolver sus dedos largos entorno a mi muñeca, tira de mí y en un instante yago de pie siguiéndolo a su espalda -Voy a dejarte a casa y te crees con el derecho de acercarte a mí- bromeo, escucho el resoplido de la risa del muchacho delante de mí, tira nuevamente de mí cuerpo y quedo a un lado de él.
-No me culpes- se defiende.
-La clase está por comenzar- le advierto.
-Tendremos una buena excusa.
-No creo- continúo en medio de una protesta sin éxito -Roseanne derramó su jugo sobre la camisa de Nayeon y fueron castigadas de cualquier manera.
-¿Entonces, debemos darnos prisa?- me pregunta antes de iniciar a correr, rememoro el recordatorio de que es prohibido correr en los pasillos, pero aún así Jung Hoseok, quien es detestable y a la vez un buen estudiante yace corriendo por mera diversión, con el miedo incrustado en mi ser me cuestiono mientras hay un enorme signo de exclamación sobre mi cabeza que grita alarma, si debo regresar o debo seguirlo, me paralizo por un instante y sin pensarlo comienzo a correr como si mis pies están controlados por él, le sigo a una velocidad menor a la suya, el castaño se gira para poder mirarme, hay una sonrisa en sus labios sin embargo, yo estoy inquieto, algo en mí se derrite en la angustia así que le sonrío por meros nervios, lo veo mirando a sus lados por cada una de las ventanillas de las puertas, rezo para que ningún maestro, el director o la supervisora no nos encontrase, sin siquiera percatarme el chico se detiene en seco, no soy capaz de frenar a tiempo así que me estrello contra su espalda.
Hoseok se tambalea hacia adelante, sopeso la textura suave de su camisa blanca, observo sus hombros, su cuello y pronto me estoy riendo debido al incidente, él lo ignora y camina hacia la puerta a su extremo izquierdo para poder golpearla, rápidamente el rostro del maestro de historia hace presencia, una sonrisa tétrica se dibuja en su rostro de anciano saliendo por completo del interior.
-Justo a tiempo- dice cuando Jung le extiende el folleto.
-Por supuesto- es lo único que le responde el castaño -Los ganadores son soberanos- finaliza, hace un reverencia, lo imito y luego nos vamos.
-¿No tenías miedo?- musito cuando nos hemos alejado lo suficiente, él suspira temblorosamente y asiente.
-Solo un poco.
-Pero eres un soberano ahora- el chico se ríe, yo me río.
-¿Debemos correr?- inquiere, mi sangre se hela y temo por lo que acababa de ocurrir.
-¡No!- exclamo, luego recuerdo que entorno a ambos hay salones repletos de estudiantes partiéndose la cabeza tratando de comprender la complejidad de diversas materias y la singularidad cruel de algunos docentes, poso una mano sobre mis labios velozmente.
-Está bien, está bien, no vayas a quejarte debido al castigo.
-No me mortifiques- le advierto, casi sin siquiera proponerlo en un ademán de berrinche, el más alto se ríe, yo tengo ganas de estrangularlo -Caminemos rápido- le digo, estiro mis piernas para apresurarme, envuelvo esta vez mis dedos alrededor de su muñeca y jalo de él, caminamos lo más presuroso que podemos hasta que llegamos a nuestro salón correspondiente, respiro profundamente y me preparo para lo que sea que deba venir, tomo el pomo de la puerta, esta se abre y nos encontramos con un salón vacío -Te lo dije- le digo con más serenidad de la que pretendía, Hoseok estalla en una carcajada, llevo mis ojos hasta su rostro y trato de transmitirle todos los sentimientos de asesinato que añoro sobre él -¿Solo te vas a reír, hijo de p...
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A mis diecisiete [Hopemin]
FanfictionEl sistema educativo de Seúl mejor conocido como el más exigente capaz de decidir el valor personal por unos simples números, convierte a los estudiantes en una máquina de defensa competitiva que, a ultrajante, se vuelven unos contra otros, estresad...