Porque cuando estamos con los amigos hablamos de cosas sin importancia y aún así nos siguen pareciendo las mejores personas del mundo.
-Mi madre te odia- me dice como si no lo sé.
-Nos odia.
-¿Qué?- ella se gira rápidamente de su lugar delante de la nevera.
-Me refiero que también odia a Seok Jin. No soy el único desafortunado.
-Cierto- toma dos latas de coca cola y me encuentro cuestionándome ¿Quién en su sano juicio tiene latas de coca cola en su nevera? A pesar de todo tomo el embace frío sin rechistar.
-¿No deberías ofrecerme café o algo así?- la castaña se detiene un momento para evaluar mi estado de muy empapado, frunce el ceño y luego asiente.
-Y-yo- balbucea, se aclara la garganta e inicia de nuevo -No recibo visitas ¿Cómo voy a saber atender a alguien?
-A ver, lo de "atender a alguien" te lo creo, pero me estás mirando ¡No estás ciega!
-Cállate o tendrás un baño con agua fría en cambio.
-¡No puedo creerlo!
-Deberías de llamar a Jin.
-¿Debería?
-Retomando la cuenta, llevamos aproximadamente cuatro meses separados.
-¿En qué momento pasaron cuatro meses?- la veo cerca del microondas mientras espera que la leche en la taza termine de calentarse, tiene los brazos cruzados sobre el pecho, a medida que apoya la cadera en la encimera, con la mirada pérdida en la nada.
-Quizá fue la escuela.
-Cierto- musito. El electrodoméstico inicia a pitar, ella tira de la tapa, toma la taza del interior, cierra otra vez.
-Toma, chico Pennywise- abre su lata, esta libera el gas, luego da un profundo trago.
-¿Cómo puedes tomar algo tan frío en un día lluvioso?
-En mi defensa, estamos en el verano y hoy ha iniciado a llover por alguna razón- me mira con aires de ironía, luego me señala con la lata como queriendo decir "esto es por ti."
-Llamaré a Jin- ella se ríe por un momento fugaz y asiente. Busco el móvil dentro de mi mochila la cual está cubierta por unas apenas perceptibles gotas debido al material impermeable, tomo el dispositivo, busco rápidamente el número del castaño y pronto me encuentro detrás de la línea.
-Oye...- inicio con timidez.
-¡Jimin!- exclama él con emoción, casi soy capaz de palpar su regocijo.
-¿Puedes venir a la casa de Nayeon?- el muchacho resopla en una expresión burlesca.
-¿Estás en la casa de Im y su madre no te ha echado?
-Bueno, estuvo muy cerca de hacerlo.
-Mierda, me lo imagino. De acuerdo, estoy yendo.
-¡Dile que si no trae dinero que no venga!- exclama mi amiga lo bastante audible antes de haber tenido la oportunidad de colgar.
-¿Para qué carajo quieres dinero?
-Entonces no vengas.
-Igual iré- corta la llamada, giro los ojos y le doy un pequeño sorbo a la taza con leche tibia. Al cabo de unos minutos ya no estoy en la cocina, hemos ascendido las escaleras en forma de caracol para poder llegar a su habitación, a travesamos un bonito piano el cual yace a un extremo de esta como mero adorno, y una vez en su estancia Im enciende su reproductor "this must be my dream" resuena la canción, me sobresalto, la chica ni siquiera se inmuta.
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A mis diecisiete [Hopemin]
FanfictionEl sistema educativo de Seúl mejor conocido como el más exigente capaz de decidir el valor personal por unos simples números, convierte a los estudiantes en una máquina de defensa competitiva que, a ultrajante, se vuelven unos contra otros, estresad...