A mis diecisiete [Hopemin]

Capítulo 10.

Segunda parte.

Quizá, tener quince sea la edad más difícil de todas.

El tiempo transcurrió más rápido del que pretendía, con más velocidad de la que esperaba, los años me arrastraron hasta el final de la escuela primaria y prontamente estaba rozando la escuela superior.

Todos esos años creí estar imperecederamente enamorado de Nayeon, a pesar de que había dejado al margen mis sentimientos puesto que me gustaba ser su amigo, hasta que cumplí los quince años y me encontré en el primer año de la escuela superior.

SeokJin se había estirado tanto lo cual al final, resultó ser más alto que yo, su cabello negro junto al fleco que jamás se quitó, su biblioteca creció al igual que él, Jin resultó no solo ser el chico con cara linda, era disciplinado, responsable y sobre todo listo, muy listo y no era su belleza la que hacía caer a sus pies a quienes lograba cautivar, eran sus conocimientos, era ese cerebro suyo del cual me deleitaba cada vez que podía, pero jamás lo decía, porque a medida que se crece se habla menos de lo que se siente y se fuerza más lo que no existe, Nayeon creció bien aunque era apenas unos centímetro más baja que yo, solo un poco, su carácter se había fortalecido, era firme y áspero, destilaba seguridad, su cabello le caía un poco más arriba de la cintura, castaño y liso, su rostro se alargó, sus mejillas se moldearon para darle forma a una adolescente, sus piernas eran largas y su promedio era bastante bueno.

Yo por otro lado solo estaba creciendo, miraba al resto de chicos de mi edad los cuales eran más altos, más fornidos, moldeados en un crecimiento propiamente de la adolescencia, había días desde que cumplí los quince donde me preguntaba si había algo mal con mi cuerpo, porqué yo no estaba yendo al ritmo de ellos, porqué mi cuerpo era delgado, pequeño y sin nada gustoso, o al menos algo de atribuciones de las cuales presumir con vanidad.

Jin, Nayeon y yo nos arrastramos hacia la misma escuela donde las cosas cambiarían para todos, no eran algunas horas de estudio, se trataba de algunas horas más de estudio hasta niveles sorprendentes aún para los mismos ciudadanos. Todos eran elogiados una vez que se cursaba la escuela superior, puesto que se trataba del primer paso de la última fase para la universidad.

En el primer día de la escuela me sorprendí a mí mismo encontrándome con Kim Yerim y Roseanne Park ya que ambas habían desaparecido durante un tiempo para poder aparecer misteriosamente en la escuela superior, tomé mi mochila por una de las correas, la presioné juntándola más a mi espalda, a pesar de que conocía a dos chicas, Nayeon y Jin quienes aún no llegaban, no podía dejar de sentirme observado, como en un lugar extraño, desconocido, inescrutable, paseé la mirada rogando para poder encontrar un lugar vacío, uno donde tuviese dos lugares más disponibles, me apresuré a caminar para lograr deshacerme de la asfixiante sensación de ser vigilado con el pensamiento de 'no te caigas' dirigido hacia mis torpes pies sin demasiado éxito puesto que la embestida directa a mi espalda provocó que saliera gradualmente disparado hacia adelante estrellándome contra alguien.

No reparé en ninguna de las dos personas, en la risa de una chica a mi espalda y en la protesta del chico delante de mí, recordándome con cierto deje de hostilidad que.

-Deberías de ver por donde caminas- alcé la mirada solo un poco más puesto que el individuo era un tanto más alto, ignorando las manos que se cernían entorno a mis hombros delgados.

-Lo siento- es lo único que digo sin ninguna otra emoción al encontrarme con su rostro alargado, lechoso, nariz respingada, pómulos altos y sus ojos almendrados con el cabello castaño, frunzo el ceño, él ni siquiera se inmuta, por el contrario se aparta para que pueda pasar cuando estoy siendo empujado hacia adelante.