Recuerdo haber visto un par de veces la última película de los piratas del Caribe, la cual llevaba por título la venganza del Salazar, unos piratas fantasmas se someten a un constante acecho hacia el pobre Jack en busca de venganza, se someten a una incansable búsqueda del tridente de Tritón, Barbosa se une al viaje y es cuando conoce a su hija Carina, el punto es que me sentía exactamente del mismo modo que ellos al tratar de descifrar lo que significaba la separación del océano, descifrando el tridente para poder romper la maldición sobre los piratas fantasmas y sobre todas las cosas, el detalle más importante, el buscar el tridente.
La inmensurable diferencia repercutía en que ellos habían encontrado el tridente, en mi caso el tridente era el libro y no, no lo había encontrado, sabía que fallé terriblemente como pirata y como un avenger, puesto que ellos lograron encontrar todas las gemas del universo y derrotar a Thanos, si tan solo les hubiese presentado a mamá para que ella protegiese las gemas seguramente Thanos no las hubiese encontrado jamás y ellos en ningún momento habrían perdido en la primera guerra.
Pero esta era la primera en cuatro millones y solamente una sería la vencida, pero no esta vez, no en este momento. Salí de la habitación resignado directo al jardín trasero el cual se estaba conservando en una temperatura fría recordándome de que estábamos en pleno invierno y a pesar de que ese año por alguna razón no nevó, resultó ser incluso más frío que con nieve, me estremecí al sentir la ventisca que se estrelló contra mi cuerpo cubierto por un simple pantalón y una camisa, la puerta se cerró por si sola, consideré mi descuido decidiendo que lo mejor sería cubrirme con un abrigo, regresé a la habitación, no me tomó demasiado encontrar la prenda la cual estaba cuidadosamente almacenada en la comodidad del closet por mera obra de mamá, puesto que a mí no se me ocurriría tal cosa.
A veces consideraba que lanzarla sobre la cama era un buen lugar para guardar la ropa, hasta que llegaba la noche y no sabía que hacer con ella.
Me vestí con el abrigo gris y retorné a la parte trasera de la casa, tomé la perilla de la puerta con cristales transparentes cubierta por una cortina, esta vez la brisa resultó ser menos brusca que la primera vez, caminé por el pequeño porche el cual tenía un suelo de piedras, hasta llegar a sus escaleras, observé el pasto verde el cual apenas se movía por el viento, me senté sobre estas, con las piernas muy cerca de mi abdomen y permanecí ahí, hasta que lo escuché, un leve casi imperceptible maullido, podría haber jurado que se trataba de mi imaginación, lo ignoré la primera vez deleitándome con la vista verduzca rodeada por una cerca de madera.
-¿Un gato?- musito al escucharlo por segunda vez, me puse en pie para poder comprobar que no se basaba de una mera ilusión producto de el viento, me moví hacia donde los maullidos se hicieron constantes y más altos a un extremo de la casa donde había más césped verde -Gatito, gatito- le llame como si el pobre animal podría responderme con un sonoro y caluroso 'aquí estoy mi buen amigo, Park' no me tomó demasiado encontrarlo, se había quedado atrapado en una de las barandas de la cerca, logré percibir una fuerza descomunal más grande que mi cuerpo moviéndose, puesto que no me tomó nada llevar mis pies hasta donde se encontraba el felino, rápidamente me dispuse a la tarea de liberarlo sin causarle demasiado daño. El gato se quejó y se removió como una serpiente gelatinosa en mis manos haciendo difícil el proceso, hasta que lo logré.
El gato salió ileso, teniendo mucha suerte de no clavarse una astilla en el costado, lo sostuve entre mis manos, este continuó removiéndose para que lo dejara en paz, así que lo hice, lo puse sobre el césped y a la primera oportunidad corrió como si su vida dependiera de ello.
-De nada, gato apestoso- le digo al viento, ya que este se ha ido, el gato ha desaparecido de mi campo de visión.
La tarde continuó cayendo, ya no tenía libros para leer así que ese día me supo infinito, y mamá me demostraba que no quería regresar a casa, di algunas vueltas por la sala de estar, en rededor del sofá, traté de memorizar los ingredientes de shampoo, conté los cuadros de piedra incrustados en la cerámica del suelo del quiosco, encendí y apagué las luces del árbol, conté las esferas rojas sobre este, casi me atreví a contar las hojas, pero eso sería demasiado, así que encendí y apagué las luces navideñas que rodeaban el techo y otras zonas que no alcanzaba a ver desde esa perspectiva, busqué incluso una enciclopedia. Las seis de la tarde no llegaban, no llegaban y navidad tampoco.
![](https://img.wattpad.com/cover/243502467-288-k499745.jpg)
ESTÁS LEYENDO
A mis diecisiete [Hopemin]
FanficEl sistema educativo de Seúl mejor conocido como el más exigente capaz de decidir el valor personal por unos simples números, convierte a los estudiantes en una máquina de defensa competitiva que, a ultrajante, se vuelven unos contra otros, estresad...