Capítulo 34.

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Nayeon tocó otra sonata de algún pianista el cual yo no conocía puesto que no soy un gran admirador del piano, tenía la sensación de estar dentro de Mujercitas o Llámame por tu nombre, en esos libros habían personajes que tocaban el piano y todos los elogiaban, hablaban sobre cual canción tocar, como tocar, como no tocar sin embargo, yo no comprendía nada, pero me brindaban la sensación de leer libros cultos con personajes intelectuales. Quizás esa es toda la magia detrás de todos los libros, de repente no somos nosotros, somos el personaje, estamos con él en ese momento, nos hemos transportado a ese mundo lleno de fantasía donde a pesar de que existe el dolor, ellos son ágiles, fuertes, no se rinden, saben que hacer, perseveran y continúan andando. Es eso, es el mensaje que transmite la trama junto a todos esos asombrosos personajes incluso cuando son malos, siempre tienen algo para decir, algo con lo cual nos detenemos a reflexionar a mitad de la noche.

Al final del semiconcierto, Im subió a su habitación para cambiarse por algo más cómodo, al regresar su madre se encontraba rodando la casa y como una muestra de lo despreciable que pueden llegar a ser las personas, naturalmente, se limitó a echarnos de la casa porque -Distraen a mi hija. No necesita distracciones cuando mañana tiene una competencia- es probable que no conozca a Roseanne Park, pienso, puesto que es Park, aunque yo era Park y ella no lo sabía, así como que de cualquier forma lo supiera le importaría un cuerno. 

-Lo siento, chicos- Nayeon se detiene en el umbral, nos abraza a todos y descubro el sentimiento abismalmente singular en sus ojos, sus pupilas bailan en medio de lágrimas con una mezcla de gratitud.

-Lo harás bien- le dice Rose acariciando el hombro de la castaña como gesto de despedida.

-Es un hecho- dice Seok.

-Lo creo a pies juntillas.

-Nayeon es Nayeon- agrega Jung, la muchacha conmovida hasta la médula nos pide que nos marchemos de una buena vez con la voz quebrada, cubre sus labios y reprime un sollozo, luego nos cierra la puerta en la cara. Pienso que el estrés la está destruyendo, o, es su madre quien está acabando con su propia hija. Espero saberlo algún día más cerca que lejos.

-¿Les llevo?- nos pregunta Roseanne con las llaves en la mano, haciéndolas girar, miro a Hoseok, él me mira de vuelta y no sabemos que responder, así que Anne toma la respuesta por conclusión propia -De acuerdo, les veré en unos días- guardo silencio sin poder creer los días que han transcurrido siendo un grupo de cinco al lado de Rose y Hoseok, de un momento a otro no quería que esos días llegaran a su fin, así que la idea fortuita del parque de diversiones vino a mí tan pronto como vienen todos los impulsos.

-Hay un parque de diversiones- les digo cuando ella está a punto de entrar en la vehículo, Jin me presta atención con la mano envolviendo la manecilla -Quiero decir... podríamos ir a ese parque después de la competencia de Nayeon.

-¿Como celebración?- pregunta Kim.

-Sí...

-Me parece buena idea- el ambiente parece animado otra vez aun si hemos visto a Nayeon atascada en un horripilante ciclo de crisis nerviosa -La próxima reunión debería de ser en la casa de Jin- agrega Rose con cierto tono de malicia.

-No he puesto mi casa su disposición, pero acepto. Te escribiré luego de la competencia, incluso si los resultados no son buenos- me dice Seok Jin, Hoseok espera paciente a unos pasos lejos de la pareja y de mí, la punzada disimulada que nace en mi pecho me recuerda la conversación que tuvimos antaño, las cosas que piensa sobre Jin, las dudas que tiene sobre Rose y Nayeon, de un momento a otro casi puedo visualizar la cuerda floja que pone en tela de juicio todo lo que conocía sobre las personas que me rodeaban. A la postre, jamás dejamos de conocer a las personas. El dilema yace en golpearlo, o continuar dudando.

A mis diecisiete [Hopemin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora