SIN QUERER

CAPÍTULO 14

Una sólida evidencia que el invierno se había instalado en Hogwarts se apreciaba a plena vista en las cercanas montañas del Colegio de Magia y Hechiceria, que estaban cubiertas por unas gruesas capas de nieve acompañados con heladas ventiscas, en tanto los árboles demostraban sus desnudas ramas adornadas por finas laminas blanquecina, y el lago negro se había convertido en un gran bloque de hielo.

Esa gélida mañana  tomó a muchos alumnos desprevenidos, y unos de ellos eran un pelirrojo que tiritaba los dientes al dirigirse al gran comedor con una castaña y un pelinegro, quienes ivan al frente encaminandose a desayunar.

— Esperenme!!! , — habló Ron mientras se abrazaba con sus propios brazos, — No vayan tan rápido — trataba de alcanzar a sus amigos.

— No queremos congelarnos Ron!! — dijo Hermione deteniendose por medio segundo para luego seguir su camino.

Harry iva a lado con la misma velocidad de su amiga,
— Apúrate Ron — dijo éste que también le tiritaban un poco los dientes,

Ron apremio sus pasos poniendose en medio de los dos,
— Porque hace tanto frío?? — siguió el pelirrojo sobandose las manos.

— Bueno... Ron — habló Harry mirando a su amigo algo divertido — Es invierno — dijo con obviedad.

Hermione rio negando con la cabeza.

— Ya lo sé — dijo el pelirrojo rodando los ojos,
— Pero ayer se aguantaba con una chaqueta y ya, — dijo enrrollandose más su bufanda.
— odio el frío — gimio.

Hermione y Harry se miraron y rieron,

Ya había pasado dos días desde aquel día que el pelinegro se enfureció con esa atípica escena de Malfoy y ella charlando amenamente,

Harry se dijo con obviedad que esa reacción se debía a que quería proteger a su amiga del maquiavelico Malfoy, pero en el fondo sentía que habría un motivo más profundo, desde aquel sueño revelador, empezó a ver a Hermione con otros ojos, aunque llegó a pensar que soñó de esa manera con ella porque su amiga siempre lo cuidaba y también lo protegía, por tal razón se sentía tan agusto y acogido con ella disfrutando de su compañía.

Hace un día exactamente que Hermione y Harry se volvieron a hablar, cuando el pelinegro había entrado en apuros en su tarea de Transformaciones, él no tenía ni la más pálida idea de cómo transformar a una rata en un vuela pluma, la única que siempre acudía cuando se encontraba en esos apuros era la castaña, a decir verdad aparte de ayuda extrañaba su compañía, entonces aprovechó el problema para volver a hablar con su amiga, ella era la mejor alumna en la clase de McGonagall.

Harry esa misma tarde del roce intenso con la castaña quería volver a hablarle, pero no tenía el suficiente valor para hacercarse a ella, pero ese era el momento perfecto para hablarle de nuevo, ella al igual que él se sentían incómodos al comienzo, pero luego recuperaron esa dinámica que los caracterizaba,

Aunque no hablaron de ése tema en específico y solo se remitieron a practicar el hechizo, esas horas valieron la pena para volver a charlar como siempre.

Ya estaban por llegar al gran comedor y Ron seguía tiritando
Observó a su amiga que traía colgado por el cuello la bufanda de Gryffindor,
— Prestame hasta la primera clase Herms — espetó el pelirrojo sacándole rápidamente la bufanda del cuello.

— Ay!! Mi pelo Ron — se quejó ésta.

— Lo siento Herms — dijo el pelirrojo en tanto se enrrollaba la bufanda al rededor de la cara dejando a la vista solo un par de ojos azules.

Hermione miró extrañada pero divertida y rio al igual que Harry

En cuando se disponían a entrar en el comedor y atravesaban el umbral un bullicioso tropel de Slytherin atropellaron la puerta,
Hermione apenas volvió la cabeza hacia el tumulto de alumnos de Slytherin y sintió como alguien la empujó tan fuerte que calló hacia el frente, Hermione fue a parar de bruces a los brazos del pelirrojo que había reaccionado rápidamente para atrapar a su amiga.