Mio

Once. El dolor sin sentir

Ainara Rossell

...Hace unos meses atrás...

Una familia era todo lo que yo más deseaba, ya que crecí, en un orfanato, en ese tiempo deseaba tener un hogar en el cual ir, nunca saque esos pensamientos de mi cabeza quería ser feliz desde ahora, un cálido hogar en el que regresar todos lo días, y al igual estar con la persona que ame, "Acaso está loca", "Suena cliché", "El mundo no es un cuento de hadas", "Suenas como niña", "Que tonta es"... siempre decían eso, pero no me importaba ¿Qué tiene de malo querer un poco de felicidad, junto una familia que nunca tuve?...

Hasta que un día Dalit cambio mi vida, nos conocimos durante nuestro 2do periodo, todo salía bien años más tarde ambos buscamos trabajo en la misma empresa, y para nuestra sorpresa, ingresamos los dos y unos meses después nos comprometimos, pero el proceso de boda se no se había platicado o comentado del tema, solo sabían que estábamos comprometidos hace unos meses, pero siempre que le decía algo él decía "Lo veremos después, estoy ocupado"

Pero un día todo cambio, nuestra relación, nuestra vida, y Dalit, pero no solo el si no nuestro amigo también, Félix se portaba diferente conmigo...

Pero claro es como me habían dicho la vida no es cuento de hadas, hay personas que intervienen.

-Ainara, estos son los documentos, para la presentación de hoy, eres buena editado así que por favor te lo encargo. - asentí con una sonrisa

-Volví a caer de nuevo. – suspire, saque mi teléfono y mande un mensaje a Dalit.

(IMAGEN DE WHATSAPP.)

Deje el teléfono de lado, ha pasado unos meses desde que se ha vuelto así, parecía que se comprometió con su trabajo, más de lo usual, no me quería entrometer porque es su trabajo, así que trate de ser como siempre y apoyarlo como debe de ser, vamos a dejar el asunto por ahora.

-Ainara, como siempre tan tarde en la oficina, te esfuerzas mucho, déjame ayudarte. – dijo Félix sentándose frente mío.

Siempre tan amable, pero rechacé su oferta, como insistió me ayudo con la presentación.

– Que tal si te invito cenar? – negué con la cabeza. -Tengo que ir a casa, Dalit me esta esperando, además yo soy la que tengo que invitarte por ayudarme a esta hora, así que vamos otro día ¿De acuerdo? – antes de irme tomo de mi brazo.

– Por hoy... puedes acompañarme, eres mi única amiga en este momento...- dijo, tal vez su padre volvió a decirle

– Esta bien, pero no mucho tiempo. – el me sonrió y nos fuimos al elevador. Y le volví enviar mensaje a Dalit.

Sonreí al leer de que venía, últimamente nos hemos distanciado, esta es la oportunidad perfecta.

-Veo que estas feliz, ¿Algo bueno sucedió? – asentí

– Dalit va a acompañarnos, no hemos salido últimamente ya que siempre esta ocupado, estoy ansiosa, me siento como adolescente pidiendo permiso para una cita. - el ambiente de repente se sentía tenso e incómodo, Félix presiono un botón para detener el elevador.

– Tan feliz estas? ¡No entiendes que el no tiene tiempo para ti! – él se acercó más a mi acorralándome en el extremo del ascensor, mientras intentaba apartarlo.

– No es divertido Félix, siempre estas bromeando, pero esto...- me callo, y unió sus labios con los míos...

En ese entonces como no me pude dar cuenta de tus sentimientos, realmente pensé que era una broma, pero habías cruzado la línea, desde ese día las cosas fueron distintas