Treinta y seis. Lo peculiar de la felicidad

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Elisa Kennedy

— ¿Por qué hacen esto? — suspira cansada

— No debes preocuparte, solo encárgate de lo que te dije...

— Muy bien, haré eso por ti — cuando escuché eso, colgué la llamada

El reflejo de mi espejo parecía irreal, mi expresión parecía tan tranquila que eso me llegó a asustar, mi propio yo.

— Mírate, no crees que esto lo hace peor — produce mi reflejo del espejo — Debe doler hasta que pagues...
Mi corazón estaba en alcance de sufrir cierta emoción fría, al mirar sus ojos solo sentía su lejanía y un respiro que contenía.

- ¡Cállate! – grito que tome lo primero y lo lance escuchando como el espejo se estrelló en miles de pedazos que sentía como las lagrimas corrían por mis mejillas

Busca algo con que calmarlo, con que olvidarlo y salí de la habitación un poco mareada que tenia todo borroso alrededor mío, necesito mis pastillas.

No podría contenerme de nuevo, no podre esconder mis grietas, no seré la mujer que pueda mostrarle ante Dalit. Debo soportar, tendré que callar esta estúpida voz interna. Me apoyé en la pared y empecé a respirar con dificultad...

-Solo cuenta hasta 10, hazlo – produce una voz dulce – te ayudare, 1...2...3...4

-5...6...7...8...9...10...-al producirlo lentamente tragaba saliva con cierta calma, cerré con fuerzas los ojos y me dejé llevar con solo escuchar los latidos de mi corazón.

-Te dije que todo iba a estar bien –

Al abrir los ojos, mire un rostro familiar que estaba borroso, pero su sonrisa era cálida y dulce, parecía un sueño, pero cuando trato de enfocarme y parpadeo varias veces me encontré con una pared fría y dentro una oscuridad profunda que hasta alrededor mío.

-Tu presencia aún sigue aquí – susurro

Al sentir el viento frío de la noche, me daba un respiro muy repentino que necesitaba. Trate de calmarme y para distraerme, le marque a Dalit para avisarle que iba a llegar unos minutos tarde. Necesitaba despejar mi cabeza antes de ir a verlo y sobrellevarlo. Pero parece que no contesta que solo le mande un mensaje.

Camine, camine, camine y lo único que veía era gente pasar, ocupada, preocupada, feliz y tal vez algo tensa. Pero todo a mi alrededor seguía avanzando sin detenerse. Me sentía tan vacía que me aburría tales emociones que jamás buscaba y para ser cierto no tenia planeado encontrar cierto sentimiento...

Me detuve al mirar que semáforo se puso en verde, me quedé viendo enfrente de otras personas están esperando para pasar, todos los rostros se volvieron borrosos para mí, volví a respirar el frió de la noche para contener cierta repugnancia. Al mirar el semáforo en rojo empecé a caminar y a contar mentalmente.

Me muerdo el labio, cuando sentí una mano en mi muñeca que me tensé. Pero al voltear me encontré con esos ojos oscuros, su cabello estaba revuelto, el cuello de su camisa estaba un poco abierto, se veía su pecho y estaba  agitado que apenas podía recuperar el aliento

-Elisa...-produce y apenas puede tomar aire

-Dalit – digo un poco desconcertada - ¿Qué haces aquí?

Parecía un poco avergonzado porque me sonrió de lado sin saber que estaba pasando, que pasamos corriendo hacia la calle. Su mano era cálida y me tomaba con cierto aferro que no tuve la duda en soltarlo.

No me dijo nada y solo caminamos entre la gente. Aunque estaba un poco serio de lo usual que no buscaba mi mirada.

Llegamos a su casa con un silencio aun, estaba un poco torpe que tiro un vaso, que se negó que lo ayudara, me hizo que me sentara.

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⏰ Última actualización: Dec 29, 2023 ⏰

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