Dalit Settman
Doy un suspiro largo y tenso, toco mi taza de café y al darle un sorbo, está frió, deje la taza en la mesa y miro por la ventana que emanaba la oscuridad tan densa, que apenas se veía la calle, apreté con fuerza la taza con mis dos manos y sentía como se revolvía un nudo en mi garganta. Tomé de un trago el café frió y amarga para aliviar ese sentimiento o eso pensé.
— Disculpe, Señor ya vamos a cerrar — dice la mesara al acercarse a la mesa.
—Lo siento... pero puede esperar 10 minutos más, estoy seguro que la persona que estoy esperando vendrá. — produzco un poco desesperado
— Discúlpeme, pero el gerente se negó, cerramos una hora tarde debido a su petición, por ser un cliente frecuente, pero tome en cuenta a los trabajadores que deben ir a casa...— suspira un poco enfadada la mesera.
—Tiene razón, no los tome en consideración. — me levanto de la silla, y me dirijo a la puerta sin mirar atrás, por la vergüenza. Mire para ambos lados en señal de Elisa, pero solo hay oscuridad. Revisé mi teléfono y el mensaje solo está leído, pero jamás respondió, sentí de nuevo esa inseguridad y miedo.
De nuevo aparece este sentimiento de angustia y dolor, pensé que todo iba bien, que podía avanzar, que podía creer de nuevo, pero continuamente, me siento solo, ¿soy yo el problema? O ¿en verdad no exista alguien para mí?
Seguí un sendero, en el que en él camino iluminado por las luces de los faros, discutiendo conmigo mismo, una noche fría y vacía. No sé cuánto caminé, pero llegué ya estaba por llegar a mi casa, me siento exhausto tan solo de pensar en mil excusas del porque Elisa no fue: "Le surgió algo urgente en el trabajo" "sucedió algo grave" "Se habrá enfermado" "No quiso ir" "... o ya le aburrí" aunque también no estaba obligada a venir, pero tenía esa ilusión de verla de frente mientras platicábamos, y verla sonreír.
—Señor Settman — produce una voz clara que levanto la mirada, un hombre alto y delgado con traje y cabello desordenado, saco de su traje un sobre. —¿Es usted? — solo asiento con la cabeza. —Me pidieron que le entregue esto en persona.
Mis pensamientos divagaron y solo pensaba si era de Elisa 'Pero, pudo enviarme un mensaje o un simple correo, ¿por qué sería tan formal?' Tome el sobre y revise el apostal... Félix, me sentí nervioso, ¡Maldición, por que hoy! Chasque los dientes, solo quería entrar a casa y descansar. Al darme cuenta de que esa persona seguía ahí. —¿Necesita algo más?
—No señor, se me encargo que una vez que reciba la carta, reportara su expresión, pero creo que es suficiente. — dijo.
¿Mi expresión? Tomo el sobre y lo abrí, cayendo de él un ultrasonido y dos fotografías. 'Así que era verdad' Ainara no mentía sobre el embarazo. Atrás de un ultrasonido contenía una nota, al igual que una de las fotos.
—Con esto es suficiente, me retiro. — dice y se va.
Me quedo atónico, de pronto sale de su casa una señora de media edad, recogí rápido las fotos y las metí al sobre.
—¡Es un gusto verte!
— Hola señora West — produzco cordial, es la dueña del edificio pequeño donde vivo, rara la vez la veo aquí. — ¿Qué la trae por aquí tan tarde?
— El vecino de abajo dijo que se han estado robando correspondencia, han visto que es un chico que siempre pasa por aquí — dice preocupada —¿Has visto algo extraño?
—No, realmente no sabía de eso pero ahora que lo menciona no he visto mucho de mi correspondencia ni publicidad, además no estoy en mi casa ya que salgo temprano y salgo tarde del trabajo.
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Mio
RomanceElisa es una chica misteriosa que le gusta estar con una sonrisa escondida y ademas es muy buena para aparentar y ser la persona mas altruista . Pero todo se cae cuando Dalit interfiere en el camino de Elisa y sus varios espejos de cada mentira...