Treinta y Uno. Emoción Vehemente

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Dalit Settman

Una vez que Joseph se retira, me dirijo a la cocina, para tomar un tazón y servir la sopa caliente y un vaso de agua.

Esto me hizo recordar a la primera vez que vine aquí, fue algo similar a lo que está pasando, no logro comprender esta situación, aunque me deja claro que pasa de costumbre.

Mis pensamientos se dispersan en cuanto escucho el sonido de mi teléfono, lo cual es un número desconocido. Atendí la llamada y es la señorita Lía.

-Buenos días, vi lo que paso, ¿estás en el hospital con la señorita Elisa?

Con todo lo que paso olvide reportar mi ausencia en el trabajo.

-No, planeaba llevarla, pero se negó a ir, ahora estamos en su casa.

Lía no sabe que responder y se queda callada, y claro imagine que lo que ella esta pensando, desde que empecé a trabajar en la galería, no han contado mas que chismes, aunque algunos son ciertos, otros son vagos y ofensivos para Elisa.

-Lo siento, pero me pidió que me quedara un rato con ella, volveré al trabajo más tarde.

-No es necesario, al menos por hoy, la Ceo está enojada con ambos, aunque más con Elisa, sabia que ella se guardaba cosas acerca de Tania, pero hoy exploto...

-¿Sucedió algo?

-Solo renuncio, pero tarde o temprano volverá, Tania no es nada sin ella. Por el momento diré que harás trabajo de campo o algo parecido, solo cuídala. - Lía cuelga rápido y no me deja agradecerle.

Tome la bandeja con las cosas y entre al cuarto de Elisa, parece que solo le duele la cabeza, deje la bandeja en la mesita de noche, y acerque mi mano con cuidado a su frente.

-Al menos no es una fiebre.- Digo aliviado

Veo a Elisa dormida, realmente parece un ángel durmiente, al verla mejor parece que ha perdido peso, su color de piel es más pálido, su maquillaje ahora es mas denso para ocultar sus ojeras y sus labios parecen agrietados.

No soy el único que la está pasando mal, también Elisa debe estar enfrentado problemas, supongo que solo pienso en mi, talmente no pensé en ti. Tome su mano fría con ambas manos.

‐¿Que haces?- dice Elisa mirándome

-Lo siento te desperté, pero necesitas comer y tomar tu medicamento - solté su mano y tome la bolsa de medicamentos -Dime que te lo que te duele, compre todo tipo de medicamento.

-Dalit... solo siento que mi cabeza va a explotar.

-Dolor de cabeza entendido.- Busco en la bolsa, pero solo veo como caen lágrimas a la bolsa

-Lo siento.-digo apenado

-¿Que pasa Dalit?- se reincorpora Elisa y siento su mano en mi espalda

Estaba muy avergonzado un hombre llorando, que pensaría de mi Elisa al ver que soy tan débil, me levante del piso y la abrace.

-... Estoy bien Dalit- dice con una voz suave y relajada.

-Me asuste en cuanto te vi caer, aunque actúe rápido, sentí que se me iba el aire.

Al abrazar a Elisa es como sentir mariposas, me hace sentir bien, al igual ser protegido.

-Lo siento, pasare a tu baño un momento.-Me separe de ella y salí de la habitación.

Entre al baño, y me mire al espejo, parezco tan lamentable, moje mi cara con agua fría e intente tranquilizarme, salí del baño y golpee la puerta del cuarto de Elisa.

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