Defensoras de Luna Brillante: She-Ra Universo Alternativo

Capítulo 22: En los aledaños rebeldes

Adora finalmente había conseguido un casco para la batalla. No podía ver el tanque en el que iba Catra. Había esperado que, ahora que se dirigían la palabra, se acompañasen un poco más. Lamentablemente, su espera había sido en vano. Intentó que no se le notara en la cara, ya que estaban a punto de atacar Taymor.

Junto a ella Rogelio, Lonnie y Kyle esperaban las órdenes de los capitanes que estaban en reunión con el teniente Crilam. Como Catra se había lanzado a la batalla con un escuadrón completo, ellos se habían quedado huérfanos de capitana. 

—Espero que no nos mande al frente —susurró Kyle.

Lonnie le dirigió una ceja fruncida a Kyle.

Adora tampoco coincidía con la cobardía de Kyle, no porque no sintiera miedo sino porque no podía permitirse sentirlo. Después del desastre de Dryl ella no había vuelto a tener una oportunidad para demostrar su valía. Había entrenado hasta el cansancio y Shadow Weaver había curado su mente de cualquier infiltración rebelde. 

Una punzada de culpa le caminó por el pecho: habían escapado de las órdenes de Shadow Weaver. El día del escape la comandante parecía sacada de sí misma. ¿Por qué no quería dejarla ir a luchar? ¿Todavía los rebeldes podían lavarle el cerebro? A pesar de la incertidumbre, Adora sentía que estaba donde tenía que estar. Era el momento de que ella pasara al ataque. Lo necesitaba.

Catra no la había llevado consigo. Había preferido a un montón de extraños antes que a ellos. Adora había pensado que después de la aventura vivida para escapar de la Zona del Terror, Catra se mostraría más amable. Todavía no entendía qué le pasaba. Era como si todo lo que hiciera Adora le molestara. 

Tenía problemas de memoria desde que la Espada de la Protección envenenó su mente, pero sabía bien que Catra nunca se había mostrado así con ella. Tampoco podía preguntarle. Con el paso del tiempo, había aprendido que Catra era la que daba el primer paso. Si Catra sentía que tenía que explicarle algo, lo haría... llegado el momento. Adora hubiera querido manipular el tiempo para que la reconciliación llegara más rápido. O aún mejor: volver todo a cómo era antes.

Cambió el peso de una pierna a la otra, preguntándose cómo es que había sabido el nombre de la espada. Espada de la Protección. ¿Cómo es que una espada había podido envenenar su mente? Frunció el ceño para recordar pero su cerebro, protegido por la magia de Shadow Weaver, no pudo ofrecerle nada.

Paseó la vista por los rostros del resto de soldados. El ambiente era de tensión y expectativa. Todos miraban la carpa donde los capitanes y el teniente discutían la estrategia a seguir. No había peleas ni risotadas, se hablaba entre susurros. Aunque no estaban formados, todos los soldados estaban con la compañíaal mando de su capitán.    

El cerebro de Adora le ofreció un recuerdo, alejándola de la realidad que vivía a su alrededor.  Adora extrañaba los días en los que se la pasaban correteando por los pasillos de la Zona del Terror. Compitiendo y compitiendo. Comer juntas, corretear un poco más. Entrenar juntas. Luego irse a dormir, también juntas. 

Recordó que al principio Catra no dormía con ella y el recuerdo inundó su mente:

—Sólo las noches de lluvia —le había avisado Catra una mañana.

El problema es que la época de lluvias era muy corta y Adora tenía miedo casi todas las noches. Catra poco a poco se empezó a quedar más veces. Hasta que se hizo una costumbre. Adora sabía que algo había hecho que Catra viniera a dormir con ella siempre, pero no lo entendía del todo. 

—Me gusta este claro —comentó Kyle arrancándola del recuerdo.

Estaban en un gran claro que la caótica vegetación esquivaba. Los árboles, ramas y raíces empezaban prolijamente donde terminaba el claro de hierba. Adora nunca había visto algo tan llamativo pero con tan poco sentido. En el centro del claro sólo había un grupo de rocas grises apiñadas unas contra otras, como si buscaran calor. Las rocas le llamaron la atención. Una punzada le cruzó por la parte de atrás de la cabeza. Estaba por indagar, cuando escuchó una voz detrás: