Prudentemente, Bow cambió de tema y preguntó por Mermista.
Glimmer volvió a sentarse, como si se rindiera con el asunto de Adora. Bow sabía que no se rendiría, era la persona más tozuda que conocía. Le contó que la reina de las Salinas se había mostrado muy reacia a volver a la Alianza.
—Quizás después de que Perfuma y yo ayudamos, cambió de opinión —terminó, sin sonar convencida.
Bow se quedó mirando el suelo. Recordó que cuando habló de lo que había pasado en las Salinas con Perfuma, la princesa de Plumeria estaba impactada por lo de Erelandia.
—¿Y Erelandia?
La reacción fue instantánea: Glimmer se tapó la cara.
—Fue horrible.
Bow esperó en silencio, a sabiendas de que Glimmer seguiría hablando.
—Pensábamos que estábamos ganando. Mermista dio vuelta los barcos sin problemas. Pero cuando nos dimos cuenta...
Ella tragó saliva, ahogando unas lágrimas que se le estaban escapando entre los ojos tapados. Bow se acercó y la abrazó. Apenas sintió el contacto, Glimmer se hundió en él.
Una suave brisa los acarició, como si los Bosques Susurrantes quisieran reconfortarlos. Era llamativo lo vivo que se sentían los árboles de alrededor, como si sintieran su dolor.
Bow sintió que debía hablar para distraerla un poco. Y así lo hizo: relató lo que había sido el abandono de Taymor y la lucha contra Catra, la sanguinaria capitana hordiana.
Glimmer lo escuchó y sus sollozos fueron disminuyendo. Se notaba que estaba triste, ella normalmente solía hablar hasta por los codos y ahora no podía musitar ni una palabra.
Bow estaba terminando de contar que los hordianos habían cambiado su estrategia, cuando un batido de alas lo detuvo.
—La reina solicita su presencia en la reunión semanal con la general de la Rebelión —dijo Swiftwind en un tono innecesariamente formal.
Bow señaló al unicornio blanco con alas coloridas mientras miraba a Glimmer.
—¿E-está hablando?
Ella respiró hondo.
—Bow, te presento a Swiftwind, el corcel alado, y parlanchín, de She-Ra.
El unicornio extendió las alas y compuso una mueca arrogante. Su rostro no era igual al de otros caballos, expresaba mil emociones más.
—¿No es el...? —quiso preguntar Bow.
—¿El caballo alado salvaje que reportó la general el día que Adora conoció a mi mamá? —Inquirió Glimmer adivinando sus palabras—. Sí, el mísmisimo. Bow te presentó a Swiftiwind.
Swiftwind agachó la cabeza a modo de saludo. Bow hizo lo propio, sin dejar de vigilarlo. No era lo más raro que había visto en los últimos meses, pero por algún motivo a su cerebro le estaba costando entender que existiera un caballo volador que, además, pudiera hablar.
—Ya supéralo, Row. Soy un caballo que habla y tengo derechos. —Luego bajó la voz mirando a Glimmer—. En la reunión no va a haber sillas, al fin la reina atendió a mis pedidos.
—Eso es porque en Plumeria no las usan —rebatió Glimmer.
—Es eso, ¿o no quieres admitir que los derechos equinos por fin están siendo escuchados?
Habían quedado cosas para decir. Glimmer no había comentado nada sobre su experiencia cercana a la muerte y él no la había presionado para que lo hiciera. Le ponía los pelos de punta recordar la imagen de Glimmer lívida en una camilla de hojas.
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Defensoras de Luna Brillante: She-Ra Universo Alternativo
Fanfiction¿Qué hubiera pasado si Shadow Weaver hubiera logrado borrar los recuerdos recientes de Adora? Este suceso, que casi ocurre en el capítulo 9 de la temporada 1, podría haber desencadenado verdaderas catástrofes. ¿Qué va a hacer la rebelión sin su...