Glimmer se concentró en un punto fijo en la mesa redonda donde celebraban las reuniones.
—Bueno, viéndolo de ese modo... —empezó Bow intentando buscarle el lado positivo. Dejó la frase en el aire sin saber qué más agregar.
La enorme sala quedó en un silencio recortado por los pitidos ocasionales de Emily y los movimientos de Entrapta sobre su mini-comida. Los colores violáceos y dorados de la estancia no brillaban, las grandes figuras representadas en la piedra, parecían querer desaparecer dentro de ella.
Todavía no habían podido llevar a Entrapta de vuelta a Dryl y, aunque no había presentado quejas al respecto, se notaba que no combinaba con el castillo. En el estado actual del castillo, cualquier cosa que no estuviera triste no combinaba para nada.
—¿Cuáles son sus órdenes, mi señora? —preguntó la general, una mujer morena que andaba todo el día con la armadura de combate.
La reina la miró sin ver, como si su cabeza estuviera en otra parte.
—Podríamos enviar otra incursión —ofreció Bow poco convencido.
—¿Sin la Alianza y sin Adora? —apuntó Netossa cruzada de brazos—. Ella era la única que sabía cómo entrar en la Zona de Terror
Otra vez silencio.
Glimmer sintió la mirada de su madre picándole la cara y levantó la vista. Ángela la miró con una mueca de tristeza en el rostro. Bueno, no era precisamente tristeza, su madre nunca mostraba sus emociones al frente de otras princesas o altos cargos. Pero, a juzgar por lo bajo que estaban sus cejas, había comprendido.
—¿Mi reina? —insistió la general, luego de tragar saliva.
Ángela volvió el rostro hacia ella y con dificultad se aclaró la garganta.
—Tiempos oscuros se nos yerguen sobre nosotros. Sin la Alianza y sin Adora nos encontramos en desventaja... como antes. Hay que reforzar las defensas del castillo. Sin embargo, —la reina tomó aire cuidadosamente—, no haremos movimientos hasta que los hordianos decidan qué hacer. Y por sobre todo, no divulgaremos la... situación de She-Ra, eso sólo hará que la gente entré en pánico. Ya pasamos por esto, sabemos qué hacer.
Por la forma en que había dicho eso último, ni siquiera Ángela sabía qué hacer.
***
Las palabras cargadas de desaliento todavía abrazaban a Glimmer cuando tocó la Piedra Lunar. Sintió el típico choque con el aire caluroso y luego la magia fluyendo por sus manos. Al principio vibró, pues hacía días que no recargaba, pero luego no sintió nada más que la sensación de tranquilidad de su reserva de magia creciendo. Su corazón latió junto con la Piedra, como si volvieran a sincronizarse.
La vibración de la piedra le recorrió la columna vertebral, provocándole un ligero cosquilleo. Se giró, aun con las manos apoyadas, y miró al castillo. Su color oro gastado se recortaba contra la luz de la tarde.
La cascada de la montaña acariciaba la espalda del Castillo y sus hileras de aspas brotando de sus laterales, como costillas, parecían disfrutar del aire fresco. En la punta de la fortaleza, dos alas, como las de su madre, custodiaban desde lejos la plataforma donde la Piedra Lunar brillaba. Las torres grises, casas de muchos habitantes, tenían la punta de sus pies constantemente lamidas por los chapoteos de el lago. Chapoteos ajenos al desastre.
Glimmer nunca había jugado en el lago de pequeña. El lago de Luna Brillante era considerado sagrado.
La energía fluía por las venas de la princesa y destrababa todo, a exepción de las ganas de llorar. Así y todo, se sentía más liviana, como ayer durante el abrazo del reencuentro.
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Defensoras de Luna Brillante: She-Ra Universo Alternativo
Fanfiction¿Qué hubiera pasado si Shadow Weaver hubiera logrado borrar los recuerdos recientes de Adora? Este suceso, que casi ocurre en el capítulo 9 de la temporada 1, podría haber desencadenado verdaderas catástrofes. ¿Qué va a hacer la rebelión sin su...