Volver a empezar

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Nada más aterrizar en Madrid llamé a Carlos. No sabía lo que iba a hacer, la verdad no había dejado de llorar en todo el viaje y lo único que quería en ese instante era meterme en una cama para llorar durante días seguidos. Carlos cogió la llamada al tercer tono.

-Sarah, pequeña. ¿Pasa algo?-Rara vez llamaba a Carlos, siempre solía mandarme mensajes.

-Pasa mucho Carlos...-Rompí a llorar otra vez, de nuevo bastante fuerte.

-Mi niña, tranquila. Cuéntame todo si crees que eso te va a hacer bien-. Me hablaba muy sereno, eso me ayudaba a tranquilizarme.

-Fui a Woking, a su casa. Entré y luego vino Nadia, y le llamó "mi amor". Me ha engañado Carlos-. Se me rompía la voz cada dos palabras.

-Hablas de Lando supongo... Lo siento mucho Sarah, definitivamente ese chico es tonto...-Entendía que Carlos no tuviera mucho que decir, ya que ni yo sabía que decir.

-No sé qué voy a hacer con mi vida...-Dije desanimada.

-Vas a disfrutarla Sarah. Sé que ahora todo está muy negro y oscuro, pero ya verás como todo pasa-. Carlos me ayudó mucho con sus palabras.

-¿Puedo ir a verte? Te necesito cerca de mí, un abrazo no me vendría mal-. Dije con un puchero.

-Claro que sí, lo único que Isabel hoy no está en casa. De todas formas te prepararé la habitación de invitados para que no estés solita-. Carlos me cuidaba como a su hermana pequeña.

-Muchas gracias Chili, te quiero mucho-. Dije, y seguidamente colgué la llamada.

Un taxi me dejó en la puerta de la gigantesca casa que Carlos tenía en Madrid. Llamé al telefonillo y salió mi amigo a recibirme. Le di un abrazo que me reconfortó bastante y entramos adentro.

-Llora todo lo que tengas que llorar, eso te vendrá bien-. Me dijo nada más quitarme el abrigo.

-No me salen las lágrimas, me voy a quedar seca de llorar tanto-. Respondí triste.

-Te entiendo Sarah... Mira, te he preparado chocolate y dulces. Tienes una manta gordita para taparte y tienes el canal Disney a tu disposición-. Ver cómo Carlos me había preparado todo para que estuviese cómoda me emocionó.

-Muchas gracias Carlos, no sé que haría sin ti-. Respondí dándole un besito en la mejilla.

-Será mejor que te pongas el pijama, así estarás más cómoda. Ahora nos ponemos pelis de Disney y nos olvidamos de todo, ¿te parece bien?-Me miró con sus intensos ojos, que buscaban en mí una respuesta positiva.

-Sí, ve colocándote en el sofá-. Respondí mientras fui a cambiarme.

Al volver todo estaba preparado y pusimos Peter Pan. Me quedé dormida nada más terminar la película y Carlos me llevó en brazos hasta la cama. Me arropó y me dio un beso en la frente, como si fuera su hija. Seguidamente volví a quedarme dormida y hasta la mañana siguiente no desperté.

Al principio pensé que todo había sido un sueño, pero verme en casa de mi amigo confirmaba lo que no quería admitir: Lando y yo ya no éramos nada.

El resto del día también lo pasé con él, hasta que por la noche Isabel llegó a casa de un viaje de negocios. Le conté todo lo sucedido y ella me apoyó tanto como lo había hecho Carlos el día anterior. Me quedé con ellos esa noche también y hasta por la tarde del día siguiente no volví  a mi casa.

Pasaron las semanas y nos encontrábamos casi preparando todo para volver al asfalto. Yo tenía algo de miedo porque el coronavirus estaba avanzando cada vez más rápido y no parecía detenerse. Finalmente se concretó que el gran premio de Australia no se disputaría y todo se atrasaría hasta nuevo aviso. España quedó confinada, al igual que prácticamente el resto del mundo.

Mi confinamiento lo pasé junto a mi hermana, su marido, mi sobrina y mi madre. No queríamos separarnos ya que en los tiempos tan difíciles que estaban ocurriendo debíamos permanecer unidas. Después de varios meses de llantos, desesperación y un poco de depresión se pudo salir a la calle.

Nos confirmaron que la fórmula 1 volvería en verano, aunque a puerta cerrada para el público. Yo terminé mi tercer curso de carrera sin ningún problema, e incluso había comenzado con algunas asignaturas del curso siguiente, para quitarme trabajo.

El tema de Lando era tabú para todo el que me rodeaba, no quería saber nada de él, porque si escuchaba su nombre me venía abajo.

-¿Lo tienes todo?-Dijo mi hermana al verme bajar con la maleta.

-Si, está todo-. Respondí.

-Pues vamos a disfrutar de unos días en la playa entonces-. Dijo Mike entusiasmado.

Nos íbamos a Grecia de vacaciones. Era una decisión un poco arriesgada, debido al virus, pero íbamos con todas las medidas de precaución posibles y yo necesitaba despejarme.

Ya en el hotel, en Santorini, concretamente, conseguí desconectar del mundo exterior para pasar las vacaciones que necesitaba junto a mi familia. La semana fue de maravilla, y Layla estaba cada vez más grande y graciosa.

Al volver a casa tuve que prepararme, ya que en escasas dos semanas tenía que viajar a Austria para comenzar la temporada en el Red Bull Ring, lo que significaba que iba a ver a Lando.

HOLA OTRA VEZ!! SIENTO QUE ESTE CAPÍTULO SE ME QUEDA UN POCO ESCASO, PERO COMO ME HABÉIS DICHO LA MAYORÍA, ERA MEJOR SALTAR TODA LA M***** DE CORONAVIRUS, AUNQUE HE TENIDO QUE NOMBRARLO, POR DESGRACIA... EN FIN, ESPERO QUE OS GUSTE Y NOS VEMOS PRONTITO!!

De Repente TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora