De Visita

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En China era mucho mas sencillo ir por la calle sin ser reconocido, era lo que me decía Carlos mientras dábamos un paseo por la ciudad de Shanghái. Al haber dos semanas de diferencia entre cada gp y ser tan largos los vuelos, decidimos que la mejor opción sería viajar directamente al país donde se celebraría el siguiente gran premio, al igual que los pilotos.

-Gracias por hacerme compañía-, Carlos sonreía con tristeza.- al principio, en estos países no tengo a nadie excepto a Lando y tú te estás convirtiendo en alguien muy importante.

-No hay de qué, lo hago encantada. Además, tu también me haces mucha compañía.

-¿Y qué hay de Russell?- Su pregunta me sorprendió bastante ya que no me lo esperba.

-¿George? Es muy buen amigo, ¿ qué pasa?

-El beso del otro día explícame eso y la compatibilidad con "somos amigos"

-El beso del otro día fue un reto, yo no siento nada por George.

-Lando dice que sí-. ¿Qué? Estaba alucinando de que Lando pensara de esa manera, ya que no había dado motivos para ello.

-Lando no sabe nada, claro, se pasa todo el día con Nadia y se le pega la media neurona que tiene-. Hice todo lo posible por no parecer celosa, porque no lo estaba, pero al parecer no funcionó.

-Cualquiera diría que estás celosa, pero te comprendo, a mí tampoco me gusta.

-Yo celosa, eso es un chiste. Lo que pasa es que ella es muy sobona y se pasa el día pegada al cuello de Lando.

-Ya te digo, está todo el día persiguiéndole, lo peor es que no la dice nada.

-Le gustará...

-Ya te digo que no, a él las modelos le gustan de lejos.

-Cualquiera lo diría-. Dije rodando los ojos.

Nos paramos en un restaurante a comer, estuvimos hablando de carreras y de Ricciardo, con quien Carlos se llevaba muy bien. Habían compartido varios momentos juntos y él me los contaba al detalle. Pasamos el día entero de compras y paseando por la ciudad hasta que por la noche cada uno nos fuimos a nuestra habitación de hotel, el cual esta vez era el mismo.

A la mañana siguiente bajamos los dos a desayunar juntos, y allí se encontraba Lando, a quien después de aterrizar en China no había vuelto a ver. Nos sentamos con él y Carlos comenzó a hacer bromas para que se animara. Noes que estuviera triste, pero sí cansado. Al poco rato ambos estaban en su máximo esplendor, soltando chistes cada dos por tres. Era la primera vez que veía a Lando tan feliz desde que le conocí. Siempre se le veía con una sonrisa delante de la cámara y con otros pilotos pero conmigo estaba más serio de lo normal hasta esa mañana. 

-Carlos, me gustaría comprar ropa esta tarde por el centro, ¿ me acompañas?- Lando le preguntó mientras bebía su café.

-Hoy no puedo amigo, esta tarde he quedado para hacer videollamada con Isabel. 

-Ah bueno, pues nada-. Lando siguió comiendo su desayuno.

-Te puede acompañar Sarah si no tiene nada que hacer-. Justo en ese momento estaba tragando el zumo de naranja y casi lo escupí. 

-Si quiere..-Lando me miró fijamente por primera vez en días y no pude negarme.

-Claro, yo te acompaño-. Le respondí mostrando una sonrisa un poco forzada, pero en el fondo tenía muchísimas ganas de pasar tiempo con él.

Por la tarde salimos los dos en dirección al centro, dando un paseo, el cual al principio se hacía incómodo pero luego cuando rompimos el hielo todo estuvo genial. Entramos a un montón de tiendas, y para decidirse tardó aproximadamente unos cien siglos.

-Entonces, ¿ cuál crees que debo cogerme? ¿ La camisa azul o la blanca?

-Lando, ya tienes una camisa azul, la blanca es mejor opción. Además te queda muy bien-. Le quedaba realmente bien.

-¿Segura? Confío en ti-. Me lanzó una de sus miradas y me apuesto lo que sea a que me puse roja, porque seguidamente comenzó a reírse. 

Tras terminar en la primera tienda donde decidió comprarse una simple camisa, fuimos a las tiendas deportivas, porque según él necesitaba más ropa para entrenar. Cogió una ristra de camisetas de tirantes y de manga corta y se las probó todas. Al verle con la ropa de deporte me llamó la atención de que su espalda se marcaba mucho más y para no ser tan corpulento tenía muy buenos músculos. Volví a la realidad cuando Lando me llamó por tercera vez.

-¿Sarah? Necesito tu ayuda, ¿ recuerdas?

-Sí, claro... Yo cogería las dos de tirantes y la otra negra de manga corta.

-Sí, tienes razón.

Pagó todo y seguimos caminando por el centro de la ciudad. De repente vi que en un escaparate había un vestido que me llamó la atención para cuando pudiera graduarme a final de año de las prácticas. Por desgracia no pude ocultar mi entusiasmo y Lando se dio cuenta.

-¿Lo quieres?

-¿Qué?-Por un momento se me pasó por la cabeza que me estuviera preguntando por George.

-El vestido-, respiré al escuchar que ser refería al vestido.- ¿ lo quieres?

-No, no, bueno es muy bonito, pero ya habrá más.

-Te lo voy a regalar-. No podía haber escuchado bien.

-Imposible, no te dejo.

-Me da igual, te lo voy a regalar, por aguantarme hoy.

-Cuesta mucho dinero Lando, no te puedo dejar que hagas eso.

-No es problema para mí el dinero, te lo quiero regalar en muestra de agradecimiento.

-Por favor no lo hagas...- Le supliqué, pero no hizo efecto.

-Espera aquí.

Entró a la tienda y a los diez minutos salió con una bolsa, me la entregó y me prohibió expresamente devolvérsela. Se me derritió el corazón por lo que acababa de hacer.

-Lando... No hacía falta, me siento mal...

-Sí, hacía mucha falta. Si no te lo regalaba me pondría muy malo.

-Lo que inventarás...- Me di por vencida pero me aseguré de que supiera que significaba mucho para mí.- En mi graduación de prácticas de este año me lo voy a poner. Es perfecto para esa ocasión.

-Espero verte con él puesto...

-No sé yo...

-¿Cómo?¿No me vas a invitar a tu graduación?

-¿Cómo vas a querer venir?

-Por supuesto que quiero, te quiero ver con ese vestido graduándote.

-Pues entonces estás invitadísimo.

-¡Guay! Te invito a cenar para celebrarlo.

-No. Pago yo.

-Lo que tú digas...

Fuimos a cenar y Lando estuvo toda la noche haciéndome cumplidos. Yo casi no podía ni mirarle de la vergüenza, pero siempre me sacaba una sonrisa. Después de hablar sobre toda nuestra vida, pidió la cuenta y me dejó sin oportunidades de invitarle, por lo que me la  guardé para devolvérsela a la que tuviera la oportunidad. Me acompañó hasta la puerta de mi habitación de hotel y como despedida me abrazó fuertemente, terminando con un beso en la mejilla que me dejó sin respiración.

HOLIS DE NUEVO!! HE SUBIDO ESTE CAPÍTULO COMO COMPENSACIÓN POR HABER TARDADO UN POCO MÁS EN SUBIR EL ANTERIOR. ESPERO QUE OS GUSTE Y  QUE LO DISFRUTÉIS. HE DE DECIR QUE A PARTIR DE AHORA AUNQUE TODO PAREZCA QUE ESTÁ BIEN LAS COSAS SE VAN A COMPLICAR UN POQUITO CON LA RELACIÓN DE AMISTAD ENTRE LANDO Y SARAH. MUCHOS CELOS, MUCHOS CELOS... MANTENEOS CON SALUD PORFIS!

De Repente TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora