Luces fuera

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Llegó el domingo y habíamos estado Lando y yo sin hablarnos desde la discusión, principalmente porque no nos veíamos, pero aun así no recibí ningún texto por su parte. Yo estaba estresada y no sabía cómo llevar la situación ya que era la última carrera y me habían invitado Carlos y Lando a la cena de equipo en la que se iba a celebrar la temporada en la que McLaren había resurgido de sus cenizas. Yo acababa de terminar todo el trabajo y sólo faltaba que la carrera comenzara. De hecho sólo faltaban cinco minutos para que las luces se apagaran y como era de esperar, estaba más nerviosa de lo normal porque de nuevo, Lando y yo habíamos discutido antes de que él corriera la carrera, cosa que me preocupaba el doble por lo que pudiese pasar.

Lando salía sexto, y Carlos octavo, por lo que sería una carrera larga en la que lucharían por los puntos. La carrera comenzó y mi pulso se disparó, como siempre. Por muy enfadada con Lando que estuviera no podía dejar de pensar en que le fuera lo mejor posible. Se me hizo un tiempo eterno hasta que cruzaron la línea de meta, ambos coches McLaren en zona de puntos, Lando octavo y Carlos décimo, consolidando así otro gran premio exitoso. Me alegré mucho por el equipo papaya, ya que era de los pocos que trabajaban realmente cómodos en equipo y que se merecían esa mejora.

Me quedé esta vez sin ir al box ya que no quería encontrarme con Lando, no me apetecía verle cuando nos enfadábamos. Salí a dar un paseo por el paddock y cuando pasé al lado del box Carlos, que ya había vuelto de dar entrevistas, me llamó para que fuera con el equipo.

-¡Sara!¡Ven con nosotros!-Dijo el piloto.

-No, Carlos, no estoy muy de humor la verdad... Es más, casi que esta noche no iré a la cena de equipo-. Respondí.

-¿Qué?¿Es por tu discusión con Lando? He hablado con él-. Me dijo.

-Sí, es por Lando, es que no sé qué hacer para que no se enfade por cualquier cosa. Al final me acabo enfadando yo...-Le dije.

-Ya, es un niñato en verdad. Yo ya le he dicho lo que tiene que hacer, pero no sabe cómo arreglarlo según él-. Carlos subió los hombros.

-Pues es muy sencillo, venir a pedirme perdón de verdad, no como el otro día-.Dije indignada.

-Lo que tienes que hacer es ir a la cena, que vea que estás bien y así se asustará porque verá que no le necesitas, entonces irá y te pedirá perdón de verdad-. Carlos formuló un plan bastante bueno en realidad.

-Tienes razón, así quizá sea capaz de venir a disculparse...-Dije dándome cuenta.

-Claro, bueno, aunque sea te paso a recoger esta tarde, no te comas la cabeza porfa Sarah-.Carlos se despidió de mi y entró al box de nuevo.

Seguidamente me dirigí a mi hotel, para arreglarme, ya que la cena del equipo iba a ser en un restaurante bastante importante. Me puse un vestido ajustado negro, sencillo pero muy formal, unas sandalias con cuña y me maquillé ligeramente. Se me fue muy rápido el tiempo entre ducharme y arreglarme, así que se hizo la hora de que Carlos viniera a por mí. Vi en mi móvil la cara de Carlos, me estaba llamando.

-Hola, ya estoy abajo-.Dijo.

-Vale, entonces ya voy-. Respondí y colgué.

Bajé en el ascensor y salí al hall, allí me estaba esperando Carlos.

-Estás muy guapa, se nota que le quieres joder...-Dijo Carlos nada más verle.

-No sabes cuanto-.Respondí riéndome.

-Pues cuando quieras no vamos-. Me ofreció su brazo y salimos del hotel.

No tardamos mucho en llegar al restaurante, más o menos una media hora. Al entrar vi que sólo había un grupo de ingenieros, pero no había llegado mucha gente todavía. Era una mesa enorme, corrida a lo largo y formando una forma de "u" en el salón que nos habían reservado. Carlos y yo nos sentamos juntos, él al lado de los ingenieros y yo junto a él, dejando una fila de sillas vacía a mi lado.

De Repente TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora