Un Placer

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Me desperté demasiado pronto por la mañana, a penas había dormido tres horas. Vi que tenía a mi lado a Lando, quien dormía plácidamente. Comencé a acariciarle la cara y el pelo, depositando pequeños besos alrededor de su rostro. Sentí cómo se movía y abría los ojos, entonces me aparté. 

-Buenos días dormilón-. Dije con una sonrisa leve en mi cara.

-¿Qué hora es?- Preguntó con los ojos entrecerrados.

-Son las nueve y media, hora de prepararnos-. Respondí.

-Vale, déjame que me despeje-. Dijo.

-Está bien, yo me voy vistiendo-. Me levanté de la cama y fui a por mi ropa, aunque antes me di una ducha rápida.

A las diez y cuarto estábamos rumbo a Bristol ya que se tardaba unas dos horas en llegar desde Woking y queríamos parar una vez a mitad del viaje para despejarnos. La primera parte del viaje fui totalmente dormida mientras Lando conducía. A la hora más o menos me despertó para tomar algo en una cafetería y que él pudiera despejarse y no quedarse dormido. Yo estaba bastante cansada y además preocupada, tenía una sensación de que no le iba a gustar a la familia de Lando.

-¿Quieres que te coja algo para que te despiertes un poco?-Me dijo cuando nos sentamos en una de las mesas de la cafetería donde habíamos parado.

-Vale, ¿puedes traerme un café?-Respondí.

-Claro.

Esperé unos cinco minutos y vi aparecer a Lando con mi café y una coca cola para él.

-Aquí tienes-. Dijo entregándome el café.

-Gracias.

No hablamos mucho, yo estaba completamente en mi mundo, montándome unas cien películas y en todas la comida familiar de hoy salía mal.

-¿Estás bien? Te noto rara-. Lando me pilló al vuelo.

-No es nada-. Respondí intentando evadir su pregunta.

-Sí que lo es, no hablas nada Sarah...

-Vale, en verdad es una tontería...-Dije.

-Venga, dime qué te pasa.

-Es sólo que tengo miedo de no gustarles a tus padres, o a tus hermanos-. Dije finalmente.

-Sarah, ¿en serio te preocupa eso?-Dijo cogiéndome la mano.

-Sí, tengo miedo de fastidiar la comida, o de hacer algo mal-. Respondí tímida.

-Sarah, escúchame-. Lando me miraba fijamente a los ojos.- Les vas a encantar, ¿ cómo ibas a fastidiar tú nada? Mírate, eres perfecta para mí. Y si por algún casual no les gustaras, me daría igual porque a quien me tienes que gustar eres a mí. Y te puedo asegurar que me encantas.

-Lando, pero no es tan fácil como suena...

-Sí que lo es, si vas con confianza y siendo como tú eres, les encantarás. De hecho mi hermana pequeña está deseando conocerte-. Dijo él.

-¿Les has hablado de mí?-Dije sorprendida.

-Claro, saben quien eres, sólo les falta conocerte en persona. Y además no les he dicho que venías hoy para que sea sorpresa.

-Lando...

-Sarah, no pienses en eso porque son tonterías, cuando lleguemos ya verás como todo sale bien-. Se acercó a mí, me dio un beso fugaz y zanjamos el tema.

Volvimos al coche y estuvimos otra hora en la carretera, volví a dormirme la mayoría del tiempo. Noté la mano de Lando apoyarse en mi muslo para despertarme y decirme que ya estábamos llegando.

De Repente TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora