04. A medias, ¿para siempre?

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TAHANI

— Vamos, cuéntamelo todo. — susurra Hugh cuello arriba mordiendo lascivo mi oscura piel. Suelto una risita mientras su otra mano trepa bajo mi camisa para volver a desnudarme. Llevamos toda la tarde perdidos en un pequeño claro frente al riachuelo que rodea el instituto.

Deberíamos haber ido a la nueva zona residencial que hemos construido para el antiguo grupo de los renegados, pero decidimos escapar para alejarnos de todo. Digamos que desde que formalizamos nuestro Sello; seguimos sin poder quitarnos las manos de encima.

— Dónde creciste... — succiona degustándome a su paso — Cuál es tu comida favorita... — su lengua me acaricia siguiendo el recorrido hasta la cicatriz de su marca. — Dónde quieres que te toque... —  El frío musgo contrasta con el calor que emanan nuestros cuerpos provocándome una sacudida.

Acaricio su labio inferior con el pulgar relamiendo los míos antes de lanzarme de nuevo para mordisquearlo. — ¿Después de cinco veces seguidas aún tengo que decirte como me gusta que me toques...? Arrg. — me embiste pegando mi cuerpo contra el tronco al que me tiene acorralada.

— Digamos que me gusta oír como me lo pides... — gimiendo; siento como se roza con mi entrepierna, me lanzo extasiada sobre sus labios.

— Déjate de preámbulos entonces... — su sonrisa se ensancha al hundirse en mis brazos. Lo siguiente que oigo es la cremallera de su pantalón.

La excitación me sobresalta activando nuestro vínculo y empujando al suelo a mi ahora compañero de vida, me agacho tumbandome sobre él para ser yo quien lleve la voz cantante.

— ¿Ganas de jugar, Hani? — me arranco la camiseta iluminando su rostro con la ayuda de mis pupilas.

— No sabes cuanta-... Woah — me desestabiliza un gran fogonazo de luz que sacude la tierra e ilumina por unos instantes el cielo de verde.

— ¿Qué coño ha sido eso? — se incorpora sosteniéndome entre sus brazos y alzó la vista identificando de donde proviene el escandaloso estruendo.

Cuál escalera brillante que desciende desde el cielo, una corriente eléctrica atraviesa la inmensidad de la noche marcando el origen de su procedencia.

Mis ojos, ahora completamente verdes parpadean y una gran presión en el pecho me rompe el alma en dos. No me jodas. Me vuelvo situando la casa de mi amiga bajo el extraño rayo.

— Cassandra. —  No hace falta que le diga nada a Hugh. Haciéndose partícipe de mi angustia, nos vestimos a toda prisa, y en un santiamén, echamos a correr siguiendo el riachuelo que lleva a casa de los Ryan.

"Tahani."

Es la voz de Ryo. Freno en seco dejando que Hugh me alcance y el Beta de Sean aparezca tras escasos segundos.  Sam lo acompaña como es de costumbre, pero ella sí ha cambiado a su forma lobuna.

— ¿Vosotros también lo habéis sentido? — Niego en voz que mi pareja dejando que mi compañero se recomponga.

— ¿Una enorme presión en el pecho como si se te rompiera el alma en mil pedazos? — Ryo asiente captando el sarcasmo de mi respuesta. — No. — prosigo volviendo la mirada al frente. — Sólo yo...— sigo ante la mirada atónita de Hugh. — No sé qué diablos está pasando a Cassandra pero... — de nuevo él asiente corroborado mis miedos y vuelve la mirada al frente oyendo rugir a al lobo color crema de su pareja.

— Lo sé... — interrumpe de costado sin apartar la mira del cielo. — Y lo peor es que Sean está con ella.

— "Maldita sea..."— aprieto fuertemente la mandíbula rogando que no hayan hecho ninguna tontería.

EL SELLO +18 - Carlota XopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora