EL SELLO +18 - Carlota Xop

24. Pasos, pelea y sangre

¿Ya os he dicho que os amo?

***

CHARLEY

Actuó rápido y sin pensar. A Cassie ni siquiera le da tiempo a volverse que agarrando su muñeca, me lanzo sobre ella para inmobilizarla bajo mi cuerpo. Quedamos las dos entendidas sobre su cama. Cuando se da cuenta de lo que pretendo empieza el forcejeo.

— ¡Suelta, Char! — escupe pataleando debajo de mi.

– Cassie, seré rápida. ¡Estate quieta!– pero ella solo gruñe desesperada. Hago uso de toda mi fuerza para retenerla, pero su poder parece haberse duplicado.

Su heterocromía empieza a relucir advirtiéndome del peligro, así que incendio mi sello con Gabriel apelando a los cánticos de protección que ya tuve que emplear una vez para contener el descontrol de su vínculo con Sean.

— Protego... vita-. Ugh. — mi estomago es víctima de su pataleta. No está dispuesta a facilitarme él trabajo.— Cassie, ¡tienes que ayudarme!

— ¡NO! — grita intentando apartarme de ella. — ¡No, no, no! Es Sean, ¡no puedes bloquearle!

La observo confusa bajando la guardia, entonces Gabriel entra en el cuarto pegando un portazo respondiendo a mi angustia.

El vínculo.

— ¡Gabriel! — su presencia despeja mi mente. No, tengo que hacerlo. Volviendo mi atención de nuevo en mi chispeante amiga, me tomo unos segundos para concentrarme y invocando los espíritus de la tierra, conjuro raíces que la apresan de muñecas a tobillos para deternerla.

— ¡Qué demonios haces, Charley! — se libera de ellas como si fueran hojas secas. Entonces Gabriel reacciona. Corriendo hasta nosotras el castaño salta a sus tobillos para dividirnos el trabajo. Cuando me propina otro cachetazo, Gabriel responde clavándole las uñas.

— Arrgggg. — Cassie se dobla en dos buscándolo fulminarle. — ¡He dicho que me dejéis!

El estallido de energía que acompaña su dictamen nos lanza por lo aires. Por suerte, Gabriel es el primero en impactar contra el suelo y eso hace que amortigüe el golpe. Aún así, la brusquedad del empuje me corta la respiración asfixiándome.

Mierda. Pienso llevándome las manos al abdomen. Menudo momento he escogido para quedarme en cita, mi fuerza ahora se concentra en la gestación del feto. Me muerdo el labio cerrando muy fuerte los ojos incorporándome. Me pesa tanto el cuerpo...

— Charley... — escupe preocupado mi pareja. La ira le brota al verme tambalear.

— ¡¿Es que te has vuelto loca!? — grita exasperado a la pelo rizado alterando el campo magnético rojizo que la envuelve. — ¿Qué coño...?

Está empezando a perder el control. Sus ojos centellean cual bombilla mal conectada. Como si lucharan por tener el control de su cuerpo el verde y color rojo de su rostro se avivan y apagan encabritando sus nervios. Su pelo levita ondeando por la electricidad estática.

Trago saliva cogiendo aire envalentonada. No sé qué cojones está pasándole, pero no voy a quedarme de brazos cruzados dejando que esta extraña fuerza la consuma.