06. Normas limites y sosiego + 18

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Dos meses más tarde, tras el sello.

CASSANDRA

El atardecer acaricia las copas de los árboles ya listos para acunar las primeras señales del invierno. Extrañaba la fresca brisa del Norte azotar mis mejillas. Parece increíble que ya hayan pasado más de dos meses desde que Sean y yo sellamos el vínculo.

Suspiro acariciando la marca de mi abdomen y levantó la vista para ver a mi pareja preparándose para entrenar.

Nos encontramos en los jardines traseros del centro. Decidimos construir un nuevo campo de entrenamiento tras el último ataque de Tate. Un lugar donde poder poner en práctica nuestros nuevos dotes. Nunca mejor dicho, después de lo que le sucedió a Sean.

Tomó aire intentado tragar los amargos recuerdos que nos han llevado hasta aquí.

La nueva generación de hombres lobo fusionó las antiguas manadas del Norte y Sur al sellar nosotros el vínculo. Sin darnos tregua, cuando por fin decidimos aceptar nuestro cometido, Tate nos maldijo tratando dejarnos estériles con el objetivo de sin descendencia a nuestra nueva raza. Sin gen Alpha, no hay futuro para la manada.

No obstante –por dicha u desgracia– Sean y yo aún no habíamos mantenido relaciones entre nosotros. Eso, según Wen, es lo único que nos mantiene exentos al maleficio. Ya parecía suficiente complicado, pero como siempre, hubo un último contratiempo. Para completar el rito del sello, los lobos debe tener relaciones sexuales.

Exacto; tradicionalmente, las parejas lobo deben marcarse dejándose poseer de forma carnal por su vínculo. Una especie de danza que equilibra y reparte la fuerza y energía entre uno y el otro. Uno de los eventos más mágicos más esperados por el celo licántropo. Me relamo los labios serenandome. Acostarnos está terminantemente prohibido a no ser que queramos acabar con milenios de años de existencia. Es precisamente este minúsculo detalle el que está siendo el mayor de nuestros problemas.

Y es que no caer bajo la tentación y lujuria a la que nos somete el celo, no es cosa fácil.

– ¡Muy bien! – el grito de mi tía me abstrae devolviéndome a la tierra. – Charley, ¿Estás lista?

Tuerzo el gesto para observar a la susodicha agarrándome a los bancos de la gradas donde espero pacientemente que sea mi turno.–¡Lista y relista, Wendoline! – el hada guiña un ojo a la bruja haciéndole sonrojar.

Charley. El extraño e inesperado vínculo de Gabe. Hermanastra de Jordan, legítima heredera al trono de Hestia, el reino de las hadas a la espera de cumplir su mayoría de edad para poder ejercer como reina. Es gracias a ella que Sean y yo nos hemos podido trasladar al instituto.

Su repentina aparición durante el incidente en casa de mis padres fue más que un milagro. Tras la extraña explosión enérgica, el inmueble quedó inhabitable, así que no vimos un mejor momento para llevar a cabo lo que debería acabar sucediendo en un futuro próximo; mudarnos a nuestra propia casa.

Costó mucho convencer a nuestros padres. No quisimos imponer nuestra autoridad como Alphas... Así que les dimos unos días de margen para dejarlos hacer de progenitores. Cuando se dieron cuenta del capricho que les estábamos concediendo, aceptaron la premisa de que nos trasladaremos a la academia con una estricta condición.

Después de lo ocurrido, podríamos vivir juntos pero quedaba terminantemente prohibido sucumbir al celo. Y era obvio, ¿no? Si cedemos ante nuestro instinto animal extinguiremos una magnífica y nueva generación de lobos desconocida.

Sí. Sin duda, es el mayor castigo que nos podía imponer el universo. Pero aquí entraba Charley, la bendita ninfa que nos ha salvado de la enfermedad del celo. Cierto es que perdí mucho peso cuando Jordán apareció y nos dije que aquello me acabaría consumiendo: resistirse a culminar con el ritual, conduce a una muerte lenta y amarga.

EL SELLO +18 - Carlota XopDonde viven las historias. Descúbrelo ahora