Capitulo 31

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El peliplateado rodeaba con suavidad la cintura del pelinegro mientras dormían, de manera inconsciente lo llevaba mas cerca de su cuerpo con el paso de los minutos, Yuuri solo mantenía sus ojos cerrados, estaba sumergido en una calidez inmensa, de la cual no queria salir ni deshacerla, sintió como Viktor acercaba sus labios a su cuello, dejando pequeños besos sobre este.

-Buenos días Yuuri- el peliplateado hablo con una voz bastante ronca, debido a que recién estaba despertando, el sonido de su voz hizo que el pelinegro sintiera un corriente recorrer su espalda, además sentía la respiración y el cálido aliento de su novio sobre su nuca y cuello.

-Buenos días- dijo el japonés mientras se daba vuelta para ver al ruso recién despertando, con su cabello revuelto y sus ojos aun somnolientos, movió sus manos y estas fueron directamente a el rostro del peliplateado, dejo un beso casto sobre aquellos labios suaves y delgados, que hacían que su autocontrol desapareciera por completo.

-No tengo ganas de levantarme, solo quiero estar acostado contigo todo el día- hablo de repente el peliplateado, atrayendo el cuerpo del hombre frente a el mas cerca del suyo, desde el día de ayer podían hacer todo lo que estuvieron reteniendo dentro de ellos, las ganas de besarse, abrazarse y decirse tantas cosas, ahora era posible y eso hacia que en el interior de ellos una tranquilidad y calidez aparecieran, logrando que sus corazones latieran con fuerza cada vez que estaban cerca y se miraban directamente a sus ojos, celeste y café se encontraban a cada momento.

-¡Vitya¡, eres demasiado perezoso- el pelinegro se levanto rápidamente de la cama, dejando ver su torso y pecho desnudo, el cual estaba bastante trabajo ya que se notaban bastantes sus abdominales pero sin ser exagerado.-¡Levántateee¡- grito alargando la ultima letra, y tomando el brazo del peliplateado, reía mientras tiraba el brazo del ruso para que se levantara, pero fallo pues cayo sobre el pecho del ojiazul, cerrando sus ojos fuertemente al momento de la caída.

-Al parecer no podre levantarme- dijo el peliplateado mientras abrazaba al pelinegro por la espalda y enredaba sus piernas alrededor de la cintura del otro, dejándolos en una posición bastante comprometedora- y tu tampoco podrás.- dijo mientras de forma inesperada lo besaba, haciendo que ambos se sonrojaran por el caluroso beso que se estaban dando, sus lenguas juntándose y dejando pequeños rastros de saliva al separarse, la respiración se aceleraba a cada segundo y sus pechos desnudos se juntaban, causando una deliciosa fricción.

El pelinegro tomo entre sus manos el trasero del ruso, apretándolo un poco y logrando que el otro soltara un gemido por el placer que comenzaba a crecer dentro de su ropa interior, trato de retener otro gemido pero no lo logro.-Yuuri...por favor, tócame- las palabras salieron de su boca sin siquiera en pensarlas, estaba demasiado excitado para pensar con claridad, aquella oración hizo que el pelinegro sacara con rapidez la ropa que quedaba sobre el ruso, sintiendo como el calor se concentraba en su entrepierna al ver el pene del otro, era mas grande que el suyo pero por apenas unos centímetros, la punta ya estaba roja y liquido preseminal salía de esta.

Se alejo un poco del peliplateado para poder apreciarlo de mejor manera, y sin decir ninguna palabra acerco su boca a la entrepierna del otro, proporcionándole un placer increíble, además de una hermosa vista del pelinegro, el ojiazul no lograba ver con claridad pero sentía todo con mas sensibilidad, Yuuri bajo su lengua desde la punta del pene hasta su entrada, sentía como el peliplateado temblaba un poco por el placer y eso que apenas estaban comenzando.

-Yuuri...- gimió el peliplateado al sentir algo cálido sobre su entrada, trato de abrir sus ojos y se sorprendió ver como el japonés le chupaba, parecía desesperado por tener aun mas de el, su entrada poco a poco se abría y el pelinegro se dio cuenta de eso, así que metió un dedo dentro, haciendo que todo su cuerpo temblara y su orgasmo se acercaba cada vez mas.

Cuando levantó su mirada y vio la cara del peliplateado sumergida en placer hizo que sus dedos se movieras mas rápido, y con un grito el ruso se corrió, y las tiras de semen aparecieron, saliendo de la punta de su pene, logrando manchar su pecho y parte de su abdomen.

(...)

Desde el día que el pelinegro se fue a quedar en casa de Viktor, en su mochila siempre llevaba unos dulces y estos ahora se encontraban dentro del estomago de un travieso perro, el olor de aquéllos dulces llego a su nariz y no pudo evitar comérselos, y a causa de ellos su estomago comenzo a doler, haciendo que se recostara en el piso mientras soltaba quejidos de dolor.

Los dos hombres salieron de la habitación con unas batas puestas, mientras se daban pequeños besos, el pelinegro iba hacia la cocina y se percato de lo que le estaba pasando a Mackachin, fue corriendo hacia el can y lo tomo entre sus brazos. ¡Viktor¡,¡Ven por favor¡- su grito fue bastante fuerte para que llegara a los oídos del peliplateado, este corrió hacia Yuuri y rápidamente también tomo a su mascota en sus brazos, las lagrimas brotaron de sus ojos.

-Pongámonos ropa y vamos al veterinario- el pelinegro fue a la habitación corriendo a ponerse un pantalón y un abrigo, y luego el ruso hizo lo mismo, ni siquiera tuvieron tiempo de arreglarse el cabello o lavarse los dientes, solo querían que Mackachin estuviera bien, subieron al auto, Yuuri iba adelante manejado y Viktor en la parte de atrás, tapando a su mascota con una frezada y abrazándolo, durante todo el transcurso del camino el peliplateado lloraba y el japonés lo miraba y decía palabras de aliento, para que se sintiera al menos un poco mejor de animo, no queria que algo grave le pasara a Mackachin, no queria ver como Viktor sentía el dolor de perder a alguien querido, el sabia perfectamente como se sentía aquel sentimiento.

Babysitter de un NikiforovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora