Capitulo 26

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El pelinegro junto a Viktor finalmente llegaron a la gran casa, empapados por la fuerte de lluvia de afuera. En cuanto entraron el peliplateado fue directamente hacia su mascota, abrazándola y este al sentir a su dueño se acurruco contra su cuerpo, en busca de seguridad y calor corporal, mientras que el pelinegro buscaba toallas que fueran lo suficientemente grandes para poder secarse, encontró unas de color azul y blanco, y con la ultima cubrió al peliplateado desde la parte de las espalda y brazos, el también se cubrió así mismo y se sentó junto a el peliplateado y el can para poder hablarles.

-Debemos bañarnos y cambiarnos de ropa, para no enfermarnos- hablo de manera amable hacia Viktor y posaba su mano sobre su hombro- despues secaremos mas a Mackachin. ¿esta bien?-.

-Yo me bañare primero, ¿podrías secarlo por mi? No quiero que se enferme- se paro lentamente y miro con cariño como el pelinegro iba en busca de otra toalla y lo secaba con delicadeza.

Tenia en mente bañarse rápido para que Yuuri tampoco se enfermara pero mientras se bañaba comenzo a pensar sobre el pelinegro y el, su relación era algo extraña porque ni siquiera eran novios como para besarse y mirarse con tanto cariño, hace unos días se percato de como lo miraba y trataba Yuuri, y hoy lo confirmo, se preocupa demasiado por el como para ser solo doctor y paciente, y cada día que pasaban juntos se ilusionaba mas y pensaba que el pelinegro se esta enamorando de el pero su mente no ayudaba para nada pues lo hacia pensar aun mas en escenarios románticos con el japonés.

Y el día de hoy habia tenido muchos sentimientos como preocupación por su mascota y demasiada felicidad y nervios por el beso que le habia dado el pelinegro, sentía tanta impotencia por no saber que realmente eran y parecía que Yuuri esta jugando con el, como si fuese cualquier cosa que no tenia sentimientos, pero era un humano estaba confundido por todo lo que habia pasado en los últimos días y tenia tantas ganas de preguntarle al pelinegro que era, cual era su relacion y como se suponía que debía comportarse el uno con el otro.

Salió de la gran bañera con todos esos sentimientos dentro de el y fue a buscar un pijama, caminó hacia el living de la casa con una toalla en su cabeza, parecía enojado y a la vez un poco herido y el pelinegro no dejo pasar aquello pues se le acerco para preguntarle que le pasaba.

-Vitya ¿sucede algo?- Yuuri se le acerco preocupado y nuevamente puso su mano sobre el hombro del ruso, pero este actuó un poco diferente a como lo hace normalmente.

-Estoy bien, solo me duele la cabeza así que ahora déjame pasar- y dicho aquello rompió el contacto con el pelinegro para dirigirse hacia su mascota y abrazarla con mucho cariño, Yuuri lo miro extrañado pero simplemente decidido ir a bañarse también, luego le podria preguntar cuando estuviese mas tranquilo.

El japonés también pensó bastante mientras se bañaba, hoy habia actuado inconscientemente y se dio cuenta de lo que habia hecho en cuanto sintió los suaves labios del peliplateado contra los suyos, se suponía que debía controlarse, sus sentimientos aun no estaban claros para el pero para su corazón si.

El no los aceptaba por miedo e inseguridad, pero demostraba todo lo contrario cuando lo abrazaba, tomaba sus manos, acariciaba su cabello e incluso se preocupaba de que sus biberones y chupetes estuviesen siempre limpios.

Era su doctor, debía ayudarlo a progresar o adaptarse a lo que el tenia, el no podía tomar dediciones sobre lo que hacia el peliplateado, este por si solo debía hacerlo pero con un poco de apoyo por parte del japonés.

Salió del baño y camino hacia la habitación donde tenia un bolso con su ropa y saco un pijama color azul, también tenia líneas con distintos tonos de azul. Secó su cabello y fue a la cocina, habia salido tan rápido antes que se olvido por completo de el Katsudon que estaba preparando así que lo puso a calentar unos minutos. Levantó la vista para ver si el peliplateado aun seguía cerca y lo vio revisando su celular, no tenia necesidad de alzar la voz ya que Viktor no estaba tan lejos, y dentro de la casa habia un gran silencio, excepto el de las gotas de la lluvia al chocar contra el piso.

-Viktor, prepare la comida- el ojiazul solo asintió y se acerco a la mesa de la cocina, pero no sin antes darle comida a su mascota además de una galleta con sabor a carne que tenia guardada en un mueble, en el cual guardaba las cosas de Mackachin. 

Durante toda la cena ninguno de los dos hablo, se sentía la incomodidad y tensión entre los dos, pero el pelinegro seguía sin querer preguntar el porque de su extraño comportamiento, miraba de reojo al ruso, esperando que le dijera alguna cosa o le dirigiera la palabra pero nada de eso sucedió, este se paro de su asiento diciendo un frio "gracias", retiro su plato y fue directamente hacia el baño a lavarse los dientes.

Por alguna razón el pelinegro esperaba algún elogio por parte de Viktor, tal vez no le gusto la comida que habia preparado, miraba el plato y su vista se volvió algo borrosa y temblorosa, realmente no quería llorar por algo tan simple pero no podía evitarlo, el ojiazul jamás se habia puesto de esa forma, tan frio y cortante, el siempre lo habia visto como alguien alegre pero al parecer hoy no era buen día, se paro y lavo los platos, a los lejos vio como Mackachin iba hacia la habitación donde dormía Viktor.

Fue a lavarse los dientes de igual manera, tratando de controlar un poco su llanto pero a cada momento salían pequeños sollozos así que decidió quedarse en el baño un poco mas para poder tranquilizarse, en estos momentos no quería tener un ataque de ansiedad por algo tan estúpido, Viktor solo estaba un poco cansado y por eso estaba así, se trataba de convencer a si mismo sobre eso.

 Después de unos treinta minutos pudo tranquilizarse pero decidido no ir a dormir junto al peliplateado, busco una frezada que tenia en su bolso y se acomodo en el sillón, era bastante grande así que no habría problema para dormirse pero por alguna razón seguía sintiendo esa presión en pecho e incluso cuando cayo en los brazos de Morfeo el dolor seguía persistiendo, y le sucedió lo mismo al peliplateado.

Ambos se atraían y no solo de manera física, pero no eran capaces de aclararlo de frente.

Babysitter de un NikiforovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora