Epílogo

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-¿Yurio?- el kazajo entró en silencio por la puerta principal, ya eran más de las nueve de la noche.

A pasos lentos fue hacia el living y vio al rubio acurrucado en el sillón, con su celular y audífonos a su lado, los sacó sin mover mucho a Yurio y los dejó sobre la mesa.

Dejo su mochila sobre otro sillón que estaba al lado, y se agachó al lado del ruso, y desde más cerca logró ver rastros de lágrimas sobre aquel bello rostro, dirigió su mano hacia la cabeza y la acarició con cariño, trataba de ocultar los sentimientos que tenía por el ojiverde pero se le hacía imposible.

Un suave quejido se escuchó por parte del rubio y lentamente abrió sus ojos, algo desorientado.

-¿Beka?, recién eran las siete,¿que hora es?- el nombrado solo se le quedó mirando, y lo abrazó.

-Perdón por llegar tarde,¿Quieres contarme que pasó?- trato de hablar con un tono compasivo.

-Hoy me encontré con Yuuri y su novio, Pichit dijo que estaban juntos pero yo no le creía- su voz se quebró por unos segundos pero siguió hablando- ya terminamos hace meses, pero ahora que lo vi me siento culpable, terminamos por mi culpa y cada vez que trato de arreglar algo, hago todo lo contrario.

Otabek solo lo atrajo más hacia el y acaricio su espalda, de arriba hacia abajo.

-Se que tal vez no fuiste el mejor novio para Yuuri, pero puedes intentar cambiar e incluso pueden llegar a ser amigos- hablo con algo de esperanza, esperando que el otro entendiera lo que trataba de decir- tal vez con el tiempo las cosas se arreglen, solo deja que sigan su curso por si mismas.

Yurio soltó un sollozo ante las palabras dichas y la culpa que lo estaba carcomiendo de a poco, esa presión en el pecho aparecía otra vez.

-Yo estare contigo, solo cree en ti mismo- y con esas últimas palabras se quedaron abrazados por un largo rato, y con el kazajo tratando de apoyar al rubio.

Desde que tuvieron esa conversación, Yurio trató de solo dedicarse a su trabajo y día tras día iba mejorando en ello, y aunque Christopher fuese algo raro comenzaba a ser más amigable con las personas a su alrededor.

Caminaba por los largos pasillos de la empresa, llevaba más o menos unos tres meses trabajando en el lugar y correr por todos lados ya se había vuelto parte de su rutina, aunque a veces solo quería llorar por el sentimiento de culpa dentro de él, se decía a sí mismo que tenía que ser fuerte y cambiar para dejar la amiga sensación de culpa y enojo.

-¿Yuri?- levanto su vista al ser nombrado y sus ojos se abrieron con sorpresa al ver a el peliplateado frente a él, sabía que era modelo pero nunca buscó en que empresa trabajaba.

-Hola señor Nikiforov- hablo con un tono bastante formal hacia el más alto.

-No me digas señor, Chris me dijo que eres su asistente, así que estaremos viéndonos mucho en la empresa,¿seamos buenos amigos y compañeros de trabajo?,¿Si?- la sonrisa de Viktor fue muy honesta en aquel momento, sin ninguna mala intención.

-Ah...bueno- hablo nervioso y pronunció el nombre del otro- ...Viktor.

El nombrado solo le dio un sonrisa y se fue moviendo su manos en modo de despedida, Yurio solo sonrió y siguió caminando hacia el set de fotografía.

Y como Viktor había dicho, siempre se encontraban y más aún ya que Chris y el peliplateado con mejores amigos, quería saber cómo estaba Yuuri ahora y tratar de hablar con el, pero cada vez que trataba de preguntar al ojiazul, la cobardía se apoderaba de él y solo podía hablar de trabajo.

Con las semanas se fue abriendo más al peliplateado, dándose cuenta de todas las cosas que tenían en común.

-¿También te gusta el patinaje?, siempre hablaba con Chris o Sara y a ninguno de ellos le interesaba, yo quería ser patinador pero termine siendo un modelo, aunque no me quejo- dijo el mayor y segundos después soltó una pequeña carcajada.

Babysitter de un NikiforovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora