Capitulo 24

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La luz de la luna iluminaba la habitación y las estrellas brillaban mas que nunca, el pelinegro habia caído dormido hace no mas de una dos horas, luego de haber besado al peliplateado en la frente una tranquilidad invadió todo su cuerpo y lo único que pudo hacer fue atraer aun más el cuerpo a su lado, abrazándolo de la manera mas suave y cuidadosa que podía, cuando estuvo mas cerca de su cara el peliplateado abrió los ojos por unos instantes como si aun siguiese durmiendo y hablo en susurros cuando logro enfocar su vista hacia la persona frente a el, cuando la reconoció no pudo decir nada mas que un "te amo".

Dejo al pelinegro con una gran sonrojo en sus mejillas y su corazón se acelero mas de lo normal, hace bastante tiempo que no sentía aquel sentimiento y lo estaba sintiendo nuevamente cuando estaba cerca de Viktor y este le hablaba y le sonreía con tanto amor, lo lograba ver en sus ojos azules y aun así seguía creyendo que era alguna clase de ilusión creada por su propia mente.

Pero era cierto aquel brillo especial en los ojos del peliplateado y este no podía evitar hacerlo, no podía evitar mirar de esa manera a la persona que lo cautivo en tan poco tiempo y le causo tantos sentimientos que alguna vez fueron confusos, pero con cada minuto que pasaban juntos, los sentimientos de ambos se iba aclarando lentamente ante ellos.

Ninguno de los despertó incluso cuando Mackachin se subió a la cama, mientras ladraba bastante fuerte y se acostó entre ambos hombres, esperando que lo abrazaran también, el peliplateado algo dormido movió su brazo y lo puso sobre su mascota, y el pelinegro pensaba que Mackachin era Viktor y también lo abrazo.

Pasaron horas y el peliplateado despertó algo confundido por donde estaba, el solo recordaba que estaba en la sala de estar, acostado sobre las piernas de Yuuri. Y al recordar eso su cara se puso totalmente roja, miro incrédulo al pelinegro pensado que esta en una sueño, así que acerco su mano a la mejilla de Yuuri y la pincho con su dedo, era real.

El pelinegro se movió un poco en la cama y abrazo aun mas a Mackachin, entre balbuceos el peliplateado logro escuchar como el japonés decía su nombre, aun cuando estaba durmiendo pensaba en Viktor, y este al ver como Yuuri pensaba que su mascota era el y fue a buscar su celular, el cual se habia quedado en la sala de estar, a pasos lentos se dirigió a la mesa del centro y fue nuevamente a su dormitorio. Procuró de tener su teléfono en silencio y saco algunas fotos, y luego grabo al pelinegro justo cuando este abrazo a su mascota y dijo el nombre del peliplateado, trato de aguantarse la risa tapando su boca con su mano, y cuando logro hacerlo y calmarse decidió ir a buscar algo liviano para comer pues ya era demasiado tarde.

En una fuente corto diversas frutas y las llevo a su habitación, encendió la luz de su velador y fue a cerrar las cortinas del gran ventanal, despues de hacer todo eso finalmente se recostó al lado del pelinegro y el can, comenzó a comer mientras revisaba sus redes sociales, y pensó "¿porque no subir una foto a sus historias de lo que estaba comiendo?" y lo hizo, despues un poco inseguro pensó en subir una fotografía del pelinegro y su mascota, trato de no mostrar la cara de Yuuri y saco la foto enseguida.

Puso una pequeña descripción en la publicación y dejo el celular en otro lado, de igual manera lo hizo con el recipiente que antes estaba lleno de frutas, decidió seguir durmiendo así que arregló las sabanas y tapo un poco mas a Yuuri para que no pasara frio durante la noche.

-Buenas noches - y se acerco lentamente a la cara del pelinegro y dejo un cálido beso en su mejilla, trato de contenerse para no besarlo en los labios pero al final solo se acostó mirándolo, y como entre sueños sonreía o se removía un poco sobre la cama para estar mas cómodo se le hacia bastante tierno y con aquella vista ante sus ojos el sueño logro vencerlo.

El pelinegro estaba acostumbrado a todos los días de la semana despertar temprano, se habia vuelto parte de su rutina matutina pero por alguna extraña razón hoy no se sentía de esa manera, la comodidad y calidez de la cama le obligaba a no levantarse y solo quedarse allí, descansando como hace mucho tiempo no lo habia hecho.

Lentamente abrió sus ojos y la luz de la mañana le molesto bastante así que se dio la vuelta y su cara choco con el pelaje de Mackachin, no se habia dado cuenta de que lo estaba abrazando para dormir como si fuese un peluche gigante y sintió como alguien sostenía su mano, finalmente recordó todo lo que habia sucedido el día de ayer y una sonrisa se formo en su rostro, tomo suavemente la mano del peliplateado y acaricio con sus dedos los nudillos de Viktor, este aun seguía durmiendo plácidamente pero la luz que entraba a través de las cortinas lo hizo despertarse.

Miro sobre su mascota y vio como el pelinegro acariciaba su mano, y la miraba como si estuviese encantado de tocarla por lo suave que era, cuando se dio cuenta de que el peliplateado habia despertado ni se inmuto de soltarla.

-Buenos días Vitya- una sonrisa perezosa pero llena de amor le dirigió el pelinegro a Viktor, y este respondió de la misma manera.

-Realmente no tengo ganas de levantarme ¿Qué tal si traemos el desayuno a la cama y vemos alguna película?- el japonés soltó la mano del peliplateado y se levanto de la cama con bastante flojera.

-Eso seria perfecto, yo le iré a dar comida a Mackachin, saca lo que quieras de la cocina- de igual manera este se levanto.

Ambos hombres se dirigieron a la cocina con pasos perezosos con el can siguiéndolos, los dos hicieron lo que correspondientemente habían dicho antes, luego de hacerlo fueron a la habitación, el pelinegro llevaba todo en una bandeja de tamaño mediano de color blanco, este tenia unas pequeñas flores color azul y morada.

Los dos comenzaron a comer mientras veían una película y a ratos se miraban, sonriéndose mutuamente y hablando de temas que a ambos le interesaban. El peliplateado se dio cuenta de que Yuuri le habia echado jugo en un biberón, sonrió ante el gesto y los dos pasaron la mañana hablando, y a ratos juntaban sus manos de manera inconsciente.



Babysitter de un NikiforovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora