Capitulo 10[editado]

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Ya había pasado más de una semana que estaba tratando de contactar con Yurio,desde nuestra pelea hace unos meses nuestra relación se fue rompiendo y volviéndose menos alegre, al punto en que esa noche ya fue demasiado para el.

Abrí la puerta de mi casa y se sentía tan helada sin el, se sentía sin vida si el no estaba aquí, a mi lado. Nuevamente volví a buscar una botella de cerveza y tome hasta que mi cuerpo no pudo mas.

Pasaron las horas y seguía sentado en el sillón, con mis mejillas rojas y algo mareado. El cansancio poco a poco se fue apoderando de mi, hasta que todo se volvió oscuro y aparecí en mi oficina.

Me quedé allí mirando hasta que sentí una mano sobre mis mejillas, un toque al cual estaba acostumbrado. Levante mi mirada y lo encontré a el sonriéndome.

De nuevo todo se volvió negro y aparecí en nuestra habitación, yo tenía mi cabeza sobre su pecho mientras me abrazaba. Cerré los ojos, esperando a que volviera a mi lado otra vez, ambos siendo felices.

Y justo en el momento que iba a abrir mis ojos, todos los recuerdos se reprodujeron en mi cabeza, aquellos recuerdos felices.

Apareció el en las calles, mientras íbamos tomados de las manos. El solo sonreía y no pude evitar llorar, se veía tan feliz tomando fotos a cada cosa que veía, en especial cuando observaba algo relacionado con los tigres, recordé cuanto le encantaba aquello.

Veía su rostro pegado a la ventana del auto, cuando de repente sentí un ruido.

Desperté y estaban tocando la puerta, esperaba con todo mi ser que fuera el.

Me levante y fui corriendo a abrir la puerta, me encontré con sus hermoso ojos esmeraldas y su hermoso cabello rubio. Estaba por abrazarlo cuando hablo.

-Vengo a dejar todo esto claro, terminamos

Cuando dijo eso sentí como algo dentro de mi se rompía, y entonces me di cuenta de que ya no había vuelta atrás.

-¿Porqué? Podemos arreglarlo, puedo arreglarlo-mi voz se apagaba y mis ojos se cristalizaron -se que puedo cambiar...por ti.

Entrelaza sus manos con las mías y lo mire directo a los ojos, esperando que entendiera lo que reflejaban.

-Ya no hay nada que podamos hacer -vi como soltaba mis manos y como se empezaban a asomar pequeñas lágrimas en sus ojos-también me duele, pero ya no funcionamos juntos- esas fueron las últimos palabras que dijo, y luego se lanzó a llorar a mi lado y abrazarme-te amo pero ya fue suficiente Yuuri

Sentí como sus labios se posaban sobre los míos y la sensación que golpeaban mi pecho se hacía más grande y dolorosa.

-Adiós Yuuri-En ese momento reaccioné y respondí-por favor Yurio,no te vayas ,por favor.

No pude hacer nada más que llorar y ver como su silueta se alejaba y esta vez para siempre.

[...]

El peliplateado veía como todas las personas pasaban a su alrededor, sin decirle absolutamente nada. Pero aquello se debía que se había puesto una peluca y así salir con su amigo un rato.

-¿VIP?-pregunto Viktor al ver la sonrisa traviesa de Chris.

-Por supuesto querido, lo mejores siempre deben tener lo mejor ¿no?-su amigo hablo y camino hacia el guardia.

Ambos iban encubiertos y pasaban entre la multitud.

El ojiazul se sentó mientras que su amigo pedía unos tragos y los llevaba hacia la mesa.

-Con todo lo que me contaste-hablo el rubio mientras se sentaba- es necesario salir y distraerte un poco, te aseguro que esta noche tendrás mucha diversión.

Chris usó un tono muy cariñoso al decir eso último y el peliplateado soltó una pequeña risa.

-Es decir, me trajiste para tener sexo-dijo mientras tomaba uno de los vasos para luego beber un poco-esa mirada me lo dice todo.

-Se podría decir que si, y supongo que te la haz pasado encerrado en tu casa.

Viktor lo observó y asintió con un poco de pena para luego hablar.

-Venimos a divertirnos, hagámoslo.

Seguido de esas palabras se paró y se acercó hacia un grupo de mujeres con una sonrisa coqueta.

-¡¿No se supone que nos divertiríamos los dos?!Juntos-hablo mientras hacia movimientos con su mano. Como respuesta el peliplateado lo ignoro.

Esa noche Chris se quedo sentado solo y bebiendo en la mesa de la esquina.

Babysitter de un NikiforovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora