Capitulo 32

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El pelinegro y el peliplateado esperaban impacientemente noticias de Mackachin, cuando llegaron el veterinario lo llevaron inmediatamente a urgencias, escucharon como la puerta se abría y salía una mujer de mayor edad.

-¿Ustedes son los dueños?- ambos hombres asintieron y se acercaron a la veterinaria- esta en un buen estado, por suerte solo vomito y no fue algo mas grave, le vamos a dar una lista lo que debe comer ya que su estomago sigue algo delicado, en unas horas podrá llevarlo a casa.

-Esta bien, muchas gracias- dijo el peliplateado mientras recibía el papel, se volvió a sentar y soltó un gran suspiro, por fin podía despejar un poco su mente y dejar salir toda la preocupación que llevaba dentro de el. Sintió como una mano cálida se posaba sobre la suya, y como arreglaba todos los mechones en su cabello, pues no tuvieron tiempo ni para fijarse en la ropa que estaban usando.

-Ya todo paso, no hay porque preocuparse- hablo el japonés y a la vez movía sus manos hacia el rostro del peliplateado, acariciándolo lentamente, y el ruso al sentir la mirada cálida sobre el, solo pudo presionar mas su rostro sobre aquella mano.

-Gracias por acompañarme, si no hubieses estado aun seguiría en casa llorando- levanto su cabeza para mirar claramente a la persona frente a el, ambos se acercaron para darse un pequeño beso, y se quedaron esperando con sus manos entrelazadas por el can que aun estaba recuperándose.

Luego de que pasaran unas horas sentados en aquel consultorio, la doctora los llamo, preguntando si tenían algún jaula donde pudiesen transportarlo y que no tuviera que moverse demasiado, por suerte el ruso siempre la traía en el maletero de su auto, rápidamente fue a buscarla y lograron meter a Mackachin dentro, quien aun seguía durmiendo, salieron de manera lenta del lugar y se dirigieron al estacionamiento, el ojiazul ya estaba dentro del vehículo junto a su mascota, y el pelinegro estaba cerrando el maletero cuando logro ver una cabellera rubia pasar a lo lejos, pensó en esa persona pero no podía ser, solo era una coincidencia.

Pero esa persona se acercaba cada vez mas, se le dificultaba ver porque estaba sin lentes en ese momento pero escucho la voz de Yurio.

-¿Yuuri?- la voz retumbo contra sus oídos y trato de ignorarlo pero se le fue imposible cuando el pelirrubio se posiciono justo en frente de el.

-Hola Yurio- solo levanto su cabeza por unos segundos para saludarlo, y su ojos solo lograban ver el piso color gris oscuro, el peliplateado que estaba dentro del auto se percato de la ausencia del japonés y salió del vehículo, no se habia percatado del otro hombre y se arrepintió de haber salido al reconocer ese rostro, solo se quedo parado al lado del pelinegro.

-¿Tu debes ser Viktor? No recuerdo bien tu nombre- aquello lo soltó de manera irónica, no le importaba comportarse de forma grosera.

-Si ese soy yo, mucho gusto- hablo el ojiazul mientras hacia una sonrisa falsa y alzaba su mano hacia el rubio en forma de saludo, el otro le recibió gustoso con una sonrisa aterradora también

-Soy Yuri Plisetsky, vine aquí por un asunto del trabajo pero no esperaba verte por aquí Yuuri, que agradable coincidencia, ¿no?.

-Si...ya debemos irnos, así que adiós Yurio.- se despidio y fue casi corriendo hacia el interior del auto.

-Eres Nikiforov, el modelo- el mas bajo se acerco al peliplateado y lo miraba con unos ojos asesinos- te advierto algo sobre Yuuri, el no es quien aparenta ser, toda esa amabilidad se puedo convertir en furia en tan solo unos segundos, para que tengas mas cuidado.

Hizo un gesto con su mano y se alejo del ojiazul, estaba actuando y hablando sin pensar en las consecuencias que podria traer sus inmaduras decisiones. El peliplateado quedo confundido pero entro al auto de igual manera, sin tomarle mucha importancia a las palabras dichas por Yurio, se sentó junto a Mackachin y por el espejo vio el rostro del pelinegro, sus cejas estaban fruncidas y lagrimas corrían por sus mejillas.

-¿Yuuri?,¿que es lo que pasa bebé?- el peliplateado preocupado se acerco al japonés, con algo de dificultad por el asiento que los separaba, el azabache volteo su cabeza hacia la parte trasera del auto y vio los ojos preocupados de su novio.

-El es mi ex novio, no terminamos de buena manera, me conmocione un poco, han sido meses en los que no lo veía- trato de limpiarse las lagrimas con la manga de su abrigo pero las manos del ojiazul lo detuvieron.

-Seguro lo amaste mucho, no tienes porque guardarte lo que sientes, puedes llorar- sus manos heladas limpiaban las gotas saladas de agua que salían por esos hermosos ojos color café, los cuales brillaban con intensidad al tener a la persona que mas amaba frente a el.

El ruso lo abrazo fuertemente por lo hombros y dejo que posara su cabeza sobre su hombro, estuvieron así por varios minutos y el japonés logro para su llanto.

-Gracias Vitya, pensé que te enojarías- aquellas palabras hicieron que su corazón pinchara, y mirara de manera amable a Yuuri.

-Jamás me enojaría por eso cariño, te entiendo y te amo demasiado para sentir algo negativo hacia ti, nunca pienses que me enojare contigo por celos o algo parecido- y con esas suaves y cálidas palabras que tocaron su corazón, beso con intensidad a Viktor, este se sorprendió al principio pero con los segundos le siguió el beso, mientras sus manos presionaban las abultadas mejillas del otro, los dos estaban sonrojados pero no les importaba.

-También te amo, no se cuantas veces será necesario que te lo diga, porque sigo sintiendo que las palabras no son suficientes para expresar lo que siento por ti.

Los dos se separaron y el pelinegro comenzo a conducir, sintiéndose mejor gracias a las palabras del ruso, el camino a casa fue bastante tranquilo y relajante, y el paisaje afuera era hermoso gracias a los copos de nieve que caían desde el cielo, cuando llegaron a casa Mackachin despertó, los tres se sentaron en el sillón haciéndole cariño al can, y sintiendo como el amor que sentían los rodeaban.


Babysitter de un NikiforovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora