El amor es evidente

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Como siempre, se dirigió al gran salón del rey Thranduil en busca de una misión o algo que hacer.

-Buenos días padre, ¿que tengo que hacer hoy?-Preguntó ansioso

-Me han informado de que las arañas están demasiado cerca de nuestra gente y están en nuestro territorio.Quiero que los mantengas a raya-Ordenó Thranduil a su hijo.

-De acuerdo padre nosotros nos ocuparemos.

-¿Vosotros?¿Quien irá contigo?

-Tauriel y yo...

-No irá Tauriel...quiero decir...sólo contigo..que os acompañen cuatro guardias más-Rectificó Thranduil.Era evidente que no quería verlos juntos.

-Como usted desee, padre-Dijo Legolas extrañado.

Legolas se dirigió hacia la armería para ver a Tauriel.Y en efecto, ahí estaba ella, su capitana, tan rebelde, tan bella, tan guerrera.

-Tauriel, el rey nos ha encomendado matar y limpiar nuestro reino de las arañas.Tu irás conmigo-Dijo Legolas con una sonrisa de oreja a oreja.

-Como usted ordene, mi señor-Dijo Tauriel haciendo una reverencia.

-No quiero que te dirijas a mi como un ser superior...dirígete a mi como un amigo..será más cómodo.

-Gracias Legolas-Dijo sonriendo ella también.

Durante toda la expedición, Legolas no quitó ojo de encima a Tauriel observándola de arriba a abajo, viendo como corría, como luchaba.No podía soportar no estar junto a ella, pero no tenía prisa ya que nada les podía separar.

Estaba siendo un día como otro cualquiera, las flechas de Legolas salían de su carcaj a una velocidad impresionante matando todas las arañas a su alrededor.Tauriel también lo hacía como el, la verdad es que estaban hechos el uno para el otro.

De repente, sin que nadie se diera cuenta, una araña se abalanzó sobre Tauriel agarrándola y atrapandola con sus patas.Legolas contempló la escena con horror mientras gritaba:

-¡Tauriel!-El elfo blandió sus dagas con rapidez, y descabezo a la bestia con rabia.

-Tauriel,¿estas bien, nada te ha ocurrido?-Preguntó Legolas preocupado acercándose a la capitana.

-No, no pasa nada, gracias, sólo es un rasguño-Respondió Tauriel sorprendida.

-No, no estás bien, déjame curarte la herida de la cara-Dijo Legolas mientras limpiaba la cara de Tauriel con un pañuelo con dulzura y amor, sus rostros estaban muy cerca el uno del otro hasta que sus ojos se encontraron.

En ese instante Tauriel se dio cuenta de que era el elfo de su vida, nunca nadie la había tratado de esa manera. Los elfos del bosque siempre la trataban con dulzura y con bondad, por sus dotes físicos y mentales. Pero Legolas siempre la vio diferente a como la veía el resto, él siempre trataba de sacarla alguna sonrisa o divertirla. A diferencia de sus amigos, Legolas siempre la trató con mucho mas cariño y la vio diferente a otras elfas. Siempre se comportó con ella como si fuera única para él.

Los oficiales presenciaron la escena sorprendidos porque nunca vieron al príncipe preocuparse tanto por alguien.Era evidente lo que sentía el por ella y ella por el..

En medio de la escena apareció un guardia alertando a Legolas e interrumpiendo el momento mágico entre el príncipe y la capitana de la guardia.

-¡Mi señor, enanos de las Montañas Azules!Estan por aquí.

-¿Enanos aquí?-Dijo Legolas sorprendido.

Legolas y Tauriel. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora