Detrás del amor

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Eran un gran número de orcos que estaban atacando a los enanos mientras estos escapan mediante barriles. Legolas y Tauriel los despachaban a una velocidad increíble usando dagas, flechas, piruetas por aquí y por allá…

Kili salió de su barril para abrir las compuertas del río y así poder escapar cuando de repente un jefe orco diferente al resto, mucho más fuerte, más alto y mejor armado le clavó una flecha en la rodilla. Tras esto, Tauriel presenció la escena con horror matando orcos con mucha más rapidez y nunca perdiendo de vista al enano. Kili arrastrándose por el suelo consiguió abrir las compuertas tirando de una palanca y meterse en su propio barril.

Legolas por su parte, mientras todos los enanos escapaban acababa con todos los orcos que se interponían en su camino, hasta que acabó con el último y dejó de luchar. Sabía que los enanos se habían escapado y el no podría seguirles hasta el final así que decidió observar cómo se íban por el río. Además, aún quedaban muchísimos orcos que los seguían, incluido el jefe. Él sabía que no era buena idea seguir con la lucha.

Por detrás suya, mientras él observaba, un orco que estaba moribundo le apuntó con su arco a sus espaldas dispuesto a clavarle una flecha. Pero cuando lo hizo, Tauriel apareció dando un salto desarmándole con una patada y blandiendo sus dagas para clavárselas en su asqueroso cuello, pero Legolas lo impidió:

-¡Tauriel, para! Le necesitamos vivo-Ordenó Legolas a la capitana.

Tauriel observó cómo se escapaban los enanos preocupándose por Kili. Legolas se dio cuenta pero decidió que no era el mejor momento para hablar sobre el tema.

Llevaron al orco ante el rey Thranduil para conseguir información. Legolas lo tenía de rodillas y agarrándole con sus dagas en el cuello:

-Con el tiempo, todo lo inmundo aflora. Dime, ¿a quién sirves?-Preguntó Thranduil relajado al orco.

-Al enano de cabello oscuro-Dijo el orco dirigiéndose a Tauriel y haciendo caso omiso al rey elfo.

-Le hemos clavado una flecha de Morgul….el veneno está en su sangre…pronto perecerá y tu no podrás hacer nada…-Añadió el orco.

-Responde fétido, ¿a quién sirves?-Preguntó Tauriel intentando no ponerse nerviosa.

-¡¡Yo no respondo ante sucias perras!!-Gritó el orco escupiendo a la elfa.

-¿Quieres morir orco? ¿Te gusta la muerte? ¡¡Pues déjame dártela!!-Gritó Tauriel blandiendo una de sus dagas dispuesta a clavársela en la cabeza.

-¡Tauriel, vete! Vete ahora-Ordenó Thranduil a la elfa. Tras esto Tauriel se fue enfadada mientras Legolas se daba cuenta de que la importaba el enano. No le gustó nada y hasta hubiera ido tras ella pero debía estar con su padre.

-No me importa la muerte de un enano. Dime lo que sepas y te dejaremos marchar-Prometió Thranduil al orco.

-Ibais tras la pista de trece enanos…. ¿por qué? ¿Qué representa Thorin Escudo de Roble?-Preguntó Legolas impaciente.

-Ese renacuajo…nunca podrá ser rey…

-¿Rey? Nunca ha habido rey bajo la montaña y nunca podrá haberlo-Respondió el príncipe. Los ojos de Thranduil se nublaron y se puso tenso y nervioso.

-No entiendes nada. Mi amo sirve al único… ¿Lo entiendes ahora elfito? Vuestro mundo arderá-Dijo ahora el orco dirigiéndose al rey mientras reía a carcajadas.

Al instante Thranduil blandió su larga espada y le cortó la cabeza.

-Habíais prometido liberarle…. ¿a qué se refería?-Preguntó Legolas extrañado.

-A que pretenden soltar un arma más poderosa que ninguna otra vista…Cierra las puertas. Que nadie entre ni salga de mi reino-Ordenó el rey a su hijo.A Thranduil no le importaba lo que pasara más allá de sus fronteras.

Tras esto, Legolas se dirigió al guardia de la puerta principal:

-¡Cierra las puertas por orden del rey!

-¿Y qué pasa con Tauriel?-Preguntó el guardia.

-¿Qué pasa con ella?

-Se fue al bosque armada con sus dagas y su arco hace un buen rato y todavía no ha vuelto.

Legolas salió hacia fuera y el guardia le señaló con el dedo hacia donde se había ido. El príncipe sabía a la perfección porque se había ido. Legolas apretó sus puños con fuerza y con rabia mientras decía al guardia:

-No cierres estas puertas todavía.

Se dirigió a sus aposentos para quitarse la cota de malla pesada y dura y ponerse una ropa más ligera y suave. Armó su carcaj lleno de flechas y se dirigió a toda prisa a la puerta. Si Thranduil le hubiera visto, no le habría dejado marchar pero Legolas fue rápido y el rey no se dio cuenta…de momento.

Siguió las pistas de Tauriel nervioso y a toda prisa. No quería dejarla sola, pero sabía a la perfección que si Tauriel se marchó, fue por el sucio enano. Legolas nunca se separaría de ella.

Legolas y Tauriel. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora