Entro en escena

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Había sido invitado por el rey Thranduil a una fiesta en la que, según él, iba a anunciar algo muy importante. Y deseaba que yo y Gandalf estuviéramos allí.

Gandalf no tardaría en llegar para recogerme en su carreta. Pero tenía que estar bien elegante y bien equipado, con los manjares en la maleta y como no, mi café hecho por mí mismo.

El mago llamó a la puerta:

-¡Bilbo Bolsón! ¡Sal ya, que llegamos muy justos de tiempo!

-Ya voy, ya voy-Dije mientras me subía a su carruaje.

-¿Pero que llevas ahí, y de que vas vestido?-Dijo Gandalf burlándose de mí.

-Tú por lo menos podrías intentar ir un poquito arreglado y no ir siempre con esa túnica que te la pones hasta para dormir.

-Señor Bolsón…yo no intento aparentar algo que no soy. Soy Gandalf el Gris y no hay más.

-Bueno tú verás, vas a hacer el ridículo. Espero que no des la nota en esta cena, parece ser algo importante…

-Yo soy reconocido por mi poder y sabiduría, no por mi forma de vestir…..Venga, vámonos ya que has tardado mucho.

Salimos directos al reino del Bosque, nos pillaba bastante lejos pero ya nos sabíamos el camino y sólo estábamos a un día de nuestro destino, eso sí, sin hacer parones ni descansos.

El Bosque Negro seguía enfermo pero parecía que ya no le amenazaban las arañas u otras criaturas fétidas y horripilantes.

Llegamos a las puertas principales dónde se encontraban cinco guardias y uno de ellos, con una lista en las manos.

-Buenas noches, venimos a la reunión del rey Thranduil-Dijo Gandalf al elfo de cabello castaño.

-¿Su nombre?

-Gandalf el Gris y Bilbo Bolsón.

-Sí, todo correcto, podéis pasar. Oye, ¿tú no eres el hobbit que acompañaba a la compañía de Thorin Escudo de Roble?

-Sí, ¿por?

-Tuviste que soportar a esos enanos codiciosos y testarudos, un placer. Adelante, disfruten.

Nos condujeron al gran salón del rey dónde solía celebrar todas sus fiestas y reuniones.

Había muchísima gente allí sentada, en esa gran mesa vertical y de madera, mayormente habitada por elfos. Nuestra presencia no pasó desapercibida ya que llegábamos tarde.

Tras unos cuantos minutos de espera, Thranduil apareció con una túnica azulada con esmeraldas incrustadas y su gran corona que contenía zafiros también azulados.

-Hoy os he reunido aquí para dar una gran noticia. Una noticia que no tiene que ver nada con los enanos ni con los incidentes con los trasgos errantes. Tiene que ver con mi primogénito. Ha elegido a su estrella, la elfa que le iluminará en toda su longeva vida-Todos en la sala se creían que esa elfa iba a ser Arwen, o otra elfa de gran linaje, pero la sorpresa fue cuanto menos amistosa.

-Quiero presentarles a vuestros príncipes del Bosque Negro-Tras decir esto, Thranduil se sentó y en la puerta apareció Legolas cogido de la mano de una elfa pelirroja, bella, más bella que la mismísima Piedra del Arca, de mediana estatura, ojos verdes pardos, nariz pequeña y una sonrisa que iluminaba tanto como la luz de Earendil. Caminaba a paso decidido. Para mi sorpresa, se sentaron a mi lado. Pensé:"He aquí la luz en los ojos del príncipe".

Thranduil los miraba con frialdad. Cuando todo el mundo seguía callado, él alzó la voz:

-Adelante, coman y beban hasta saciarse.

Dicho esto, las copas de vino, los platos y los cubiertos empezaron a cantar. Para mi curiosidad, todas las personas allí presentes eran tanto plebeyas como nobles.

Mientras me servía la comida y Gandalf comiendo como un verdadero vagabundo, Legolas se dirigió a mí, susurrándome:

-Bienvenido Bilbo-Me dijo mientras me sonreía.

-Es un verdadero honor estar aquí junto a usted, príncipe. Bueno y junto a ella-Dije mirando a Tauriel mientras esta comía un poco del pescado exportado de la Ciudad de Lago dónde, por cierto, Bardo fue coronado rey.

-Déjate de formalidades, estamos entre amigos. Y sí, estoy muy contento de tenerla a mi lado. Gracias por asistir a mi invitación.

-¿Me invitaste tú?

-Si, a mi padre le caes mal desde que burlaste su guardia. Pero no te preocupes, él es así.

-Bueno, me alegro de que al fin y al cabo, vosotros dos estéis juntos. Después de lo que pasó con Kili y eso…

-Eso ya está olvidado. Ha costado pero al final soy feliz, junto a ella. Cada mañana que me despierto junto a ella, cada momento que paso con ella, es como calor en días de invierno, agua fresca por la mañana.

-Lo vuestro sí que es amor verdadero. Seguro que estaréis juntos para siempre.

-Recuerda Bilbo, que hasta el más pequeño e insignificante individuo puede cambiar el curso de la historia.

-Bilbo, ¿te paso el cordero? Esta delicioso-Interrumpió Gandalf sirviéndome una pata del cordero.

-Si por favor. Te estás poniendo morado.

-Se descansa mejor con la tripa llena, señor Bolsón.

Durante toda la noche, no pude evitar de observarles; cómo se miraban, como se hablaban, como se tocaban. Claro está, que todo el mundo no paraba de observarles.

Cuando la cena acabó, a Gandalf y a mí nos llevaron a nuestra habitación simple pero acogedora y familiar. A diferencia del mago, yo me tomé un paseo conociendo mejor el reino del Bosque. Y para grata sorpresa, me encontré a Tauriel hablando con un guardia, como si le estuviera ordenando algo. El guardia se fue y yo me dirigí a ella.

-Nunca pensé que una elfa podría alcanzar tal magnitud de perfección en una simple sonrisa….

-Oh, que mono-Me dijo ella mientras se agachaba hacia mí y me besaba en la mejilla.

-Dime, Bilbo, ¿Cómo van las cosas por la Comarca?

-Como siempre, todo muy tranquilo y amigable.

-A lo mejor un día de estos, llame yo a tu puerta. Siempre he querido conocer un agujero-hobbit.

-Siempre seréis bienvenidos. Por dentro son como cualquier casa, con sus muebles y sus….

Estuvimos hablando de muchas cosas durante mucho rato. Era un placer verla tan interesada en lo que yo la decía, siempre con una sonrisa en su rostro.

Era evidente que Legolas y Tauriel no se separarían gracias al amor que sentían el uno por el otro. Pero también lo era que les sucederían aventuras….inesperadas.

Legolas y Tauriel. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora