Una maravillosa unión

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Tauriel se levantó del sillón a la vez que se daba la vuelta lentamente, asombrada. Y sí, ahí estaba él, vestido con una túnica blanca sostenida por unos guanteles y botas de cuero blanquecinos.

La elfa abrió y cerró los ojos varias veces, todavía pensando que era una burda imaginación de su mente. Se acercó a él, lentamente para acariciarle con suavidad y dulzura su bello y cálido rostro a la vez que el príncipe soltaba una tímida mueca de felicidad.

-¿Legolas?-Preguntaba la elfa todavía incrédula mientras le tocaba el pelo rubio, mirándole de arriba abajo.

-Tauriel, yo…..

Sin que él pudiera decir o hacer nada ella le besó. Sobra decir que fue un beso largo e intenso. Tal eran las ganas de Tauriel de sentir otra vez a Legolas que esta le empujó bruscamente contra la mesa en la que solían comer. Mientras le besaba Tauriel le agarraba todavía más fuerte haciéndolo juntar su cuerpo con el de ella.

Cuando el beso terminó, la elfa empezó a llorar mientras le declaraba:

-Pensaba que habías muerto….

-Te hice una promesa. Y la cumpliría fuera como fuera-Respondió el príncipe cogiendo a Tauriel de la cabeza y apoyándola en su pecho fornido.

-¿Por qué tardaste tanto?

-Fue un viaje muy duro y largo Tauriel. No te puedes ni imaginar por las cosas que he pasado, tanto malas como buenas. Nunca he tenido tanto miedo en mi vida, sobre todo pensando en que nunca podría volver a tocarte.

-Si Sauron pereció hace un largo mes, ¿Por qué no viniste antes?

-Lo siento. Estuve recorriendo los Bosques de Fangorn, las Cavernas Centelleantes y muchos lugares más con un compañero y un gran amigo, Gimli.

-Ah…. ¿con que un enano tu amigo? Si que has cambiado….-Dijo la elfa dedicándole una satírica sonrisa.

-Bueno, la verdad es que nunca pensé que diría esto, pero…..Me equivoqué Tauriel, tanto yo como mi padre, nos equivocamos. Los enanos pueden ser muchas cosas pero sobre todo leales. Por cierto hablando de mi padre, ¿Dónde está?

-Thranduil…..se ha ido….para siempre.

-No lo entiendo, ¿A dónde?

-A las Tierras Imperecederas; Valinor, Aman….La verdad es que cada vez más y más elfos abandonan la Tierra Media.

-Tú…. ¿Te quieres ir?

-La verdad es que no. Ahora que por fin todo está en absoluta calma y tranquilidad, sería una necia abandonar esta tierra…..por ahora. Pero si tú quieres irte, te acompañaré, siempre.

-Eso es maravilloso, Tauriel. Yo tampoco me quiero ir, y menos abandonando el único hogar que he conocido, aquí contigo...-Tras decir esto, Legolas volvió a besar a Tauriel, esta vez más lento e igual de intenso.

-Estos tres años sin ti se me han hecho muy largos Legolas….-Mascullaba la elfa mientras cogía de los hombros al elfo.

-Imagínate a mí…..Pero por fin estás conmigo. Y no quiero volver a separarme de ti. Demasiado tiempo sin sentir tus dulces labios, tu hermoso cuerpo, tu fresco aliento. Todas esas noches, sólo sin ti…..se me hacían insoportables.

-Cállate….-Al instante, Tauriel empujó a Legolas contra el sofá mullido de terciopelo. Se tumbó encima del príncipe mientras le besaba apasionadamente. Legolas se quitó la túnica quedando así su cuerpo casi desnudo a la vez que Tauriel hacía lo mismo con su vestido castaño y liviano.

Ese momento fue incluso más esperado que esa primera vez. Los dos elfos, después de tanto tiempo, disfrutando de sus perfectos cuerpos. Ahí, en el sillón, enfrente de la chimenea, en medio del gran salón, con las puertas cerradas, surgió un aura de felicidad y disfrute nunca antes visto en aquel reino. Caricias, besos, movimientos, gemidos y sonrisas inundaron de felicidad el corazón de los jóvenes.

El acto sexual era muy placentero para los elfos, sobre todo para los jóvenes y rebeldes como ellos. Pero ninguno de los dos, podrían imaginarse que esa vez, sería muy diferente a las demás….

Pasaron tres semanas en los que disfrutaron de su compañía mutua, contándose con detalle todo lo que había sucedido desde que se separaron en Rivendel. También recibieron la visita de amigos tales como: Aragorn y Arwen, Gimli, Sam, Merry y Pippin….

No tenían prisa por irse de la Tierra Media. Tales era su amor por ella que se trasladaron a Ithilien, junto con varios elfos del Bosque Verde. Me preguntaréis: ¿Por qué su fueron allí, teniendo su hogar en el Bosque Verde? Porque cuando Legolas estuvo en Minas Tirith, se quedó maravillado de la belleza de Ithilien y convenció a Tauriel de que le acompañara para vivir allí y formar un principado elfo.

Tras una semana en Ithilien, una mañana como otra cualquiera, desayunando en su habitación, Legolas se mostró perplejo ante el comportamiento de su estrella.

Devoraba y devoraba como la más glotona hobbit de la Comarca.

-Tranquila, te vas a empachar-Dijo el rubio elfo mientras la observaba con asombro.

-No no pasa nada, es que tengo un montón de hambre-Dijo Tauriel mientras seguía zampando un montón de galletas y pescado, si pescado.

De repente, la elfa dejó de comer padeciendo un dolor en su estómago, y mareándose un poco. Sintió unas nauseas y decidió ir al baño ante la atenta presencia de Legolas.

Ya en el baño, con Legolas a su lado, empezó a vomitar en el retrete de madera.

-¿Tauriel, estas bien?-Dijo el príncipe un poco preocupado sosteniendo y recogiendo el pelo rojizo de su elfa.

-No…no sé qué me pasa. Últimamente tengo un montón de hambre y no paro de sufrir  mareos y nauseas.

-¿Por qué no me lo dijiste?

-Creí que era una cosa normal y que se me pasaría….

-Espera, voy a llamar a un médico. A ver si de entre nuestros parientes hay alguno que nos pueda ayudar….

Legolas llegó con un elfo de cabello oscuro y bastante viejo observando cómo Tauriel vomitaba.

-Bueno, ¿y sabe que la pasa?

-Una enfermedad no es desde luego….dime ¿qué has sentido en este último mes?

-He estado bastante hambrienta y he comido mucho desde que Legolas volvió de su viaje…..Pero desde que vine aquí no he parado de sufrir mareos y vómitos…

-Y cambios de humor-Interrumpió Legolas.

-Si…también….-Respondió Tauriel.

-Díganme…. ¿qué hicieron en ese encuentro?

-Muchas cosas-respondió Tauriel con severidad.

-No…quiero decir que si realizaron algo especial….

-Sí, sexo. La verdad es que lo hacemos a menudo-Respondió el príncipe al viejo y sabio elfo.

-¡Legolas! No hacía falta contar detalles….

-Sois afortunados. ¡Eru os ha bendecido!

-¿Nos ha bendecido con qué?-Preguntó Tauriel impaciente y asustada.

-Mi señora, está usted embarazada.

Legolas y Tauriel. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora