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Malditas luces, hay personas que apenas intentamos dormir. ¿Qué hora se supone que es?

Frustrada muevo mi mano buscando mi teléfono. Suspiro encendiéndolo.

Siete y tres de la mañana.

Vaya, es muy temprano todavía.

Dejo el teléfono en su lugar, me muevo en la cama. Hace frío.

Comprendo muy bien la razón, estoy desnuda.

Y eso no es algo que me alarme realmente. No hicimos nada malo básicamente.

Somos esposos, ayer dimos rienda suelta a nuestros instintos y ahora estamos aquí.

Se siente extrañamente bien.

James aún duerme y por eso evito despertarlo, solo tomo el control de la TV y comienzo a buscar algo interesante que ver un sábado por la mañana.

Tenemos que ir por Jed, seguramente ayer se durmió preguntando por nosotros.

—¿Estás despierta?

—Acabo de despertar. —musito mirándolo.— James, respecto a lo que pasó...

—Se sintió muy bien. —me interrumpe.— Y se sigue sintiendo así.

Sonrío, me gusta escuchar eso. Pero aún así tenemos que hablarlo.

—Para ser sincero, no entiendo lo que sucede. Me gustó lo que pasó ayer, y mientras sucedía sentí que realmente siempre te vi como algo más que una amiga a la que le agradezco muchas cosas.

—Creo que sentí lo mismo. —admito.— Pero también creo que debemos hablarlo con alguien que pueda explicar con lógica lo que está sucediendo.

—Pensé en lo mismo.

Asiento, él también asiente. Y tras un largo momento de silencio, nos reímos.

Será muy incómodo ir y decir algo como... Hey, tuve sexo con mi esposo lo cual es raro porque hasta hace poco pensábamos que él era gay.

No creo que puedan creer esa versión de la historia. Suena ilógico incluso para nosotros.

Aun así le escribo a Pasquale para que agende una cita para ambos.

Y al ver que es urgente, recomienda que vayamos hoy mismo. Accedemos de inmediato.

Mientras él se baña y alista le envío un mensaje a mamá para hacerle saber que iremos luego de visitar a Pasquale. Ella le resta importancia.

Lo que más ama es estar con su nieto. Eso ya nos quedó más que claro.

Dejo el teléfono cargando y busco la ropa que me pondré hoy antes de tomar mi turno en el baño.

No dejo de pensar en lo que sucedió hace algunas horas. Una sonrisa dibuja mi rostro.

Es que no sé cómo explicarlo, jamás había sentido esto. Jamás alguien me había hecho sentir lo que ayer sentí.

Fue mágico, especial... Simplemente no sé.

Al salir seco mi cabello, recojo una parte de este y termino de vestirme.

Me maquillo muy sencillo, evito aplicar labial y bajo a desayunar.

Como todos los días, Rafaela nos espera con el desayuno listo. No sé si la mujer duerme o no, pero siempre está aquí incluso antes de que despertemos.

Desayunamos en silencio. James llama a su madre porque la noche anterior saturó su teléfono de mensajes.

Mientras tanto subo a cepillar mis dientes y terminar de alistarme. Cuando acabo de alistar mis cosas y me siento en la cama a esperar tomo mi teléfono.

Antes De Mi; Daños Colaterales. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora