22

869 153 173
                                    

—¿Ruggero? ¿Qué haces aquí? —pregunto confundida. Él suspira.

—¿Puedo pasar?

—Quisiera decir que si, pero realmente no es posible en este momento. —admito.— Tampoco quiero ser grosera pero... ¿qué quieres?

Él suspira, rasca su nuca indeciso y suspiro esperando que se decida a hablar.

No tengo tiempo para él.

—¿Por qué te comportas así conmigo? Un día antes de tu boda todo era distinto.

—¿Así cómo?

Suspira, golpeo el piso con mi tacón. Por Dios, ¿es que se va a quedar toda la noche suspirando?

—Bueno, es que antes de tu boda dijiste muchas cosas que ahora estás incumpliendo. Pareciera que no te importo.

—Bueno...

—Yo te quiero, y lo sabes. Pero desde hace días resulta que me bloqueaste en tus redes sociales, no quieres hablarme..., realmente no sé qué pasa.

—Es que, Ruggero...

—¿Hice algo mal?

—Ruggero, escucha.

—Si lo hice y se puede arreglar dímelo, yo estoy dispuesto a...

—¿Pasa algo?

Oh James, mal momento para llegar...

Ruggero lo mira, James pasa de él yse acerca a mí. Besa mis labios, le sonrío tomando su mano.

—¿Sabes, Ruggero? Sea lo que sea que tengas por decir puede esperar. Gracias por tu visita.

Sin esperar su respuesta cierro la puerta, miro a James.

—¿Por qué no hay luz aquí dentro?

Impido que encienda la luz tomando su mano, lo conduzco hacia el salón y en cuanto la tenue luz de las velas ilumina mi cuerpo, puedo notar su sonrisa.

Sus manos se aferran a mi cintura por encima de la bata, trago saliva.

—Es una sorpresa para ti. —susurro llevando mi mano a su mejilla.— Porque quiero que tengamos la noche de bodas que nos negamos a tener.

—Eso suena bien.

Me abraza con fuerza, sonrío encantada con eso. Es tan guapo.

Nos sentamos a cenar, hablamos de nuestro día, de lo que haremos mañana y de todo en general.

Me encanta que de ninguna manera lo nuestro se pierda.

Somos uno y punto.

Tras la cena nos sentamos en la alfombra con nuestros postres en mano. Apoyo mi cabeza en su pecho.

Estoy tan feliz y ni siquiera puedo encontrar la razón exacta. Sólo sé que soy feliz y afortunada, es todo.

—¿Por qué vino Ruggero?

—No sé, dijo algo de no entender por qué no quiero hablar con él. —explico desinteresada.— Supongo que es porque él va a darme el curso para saltarme un semestre. ¿Sabías que ya no va a mudarse?

—Eso es interesante...

Divertida lo miro, él se ríe.

—¿Estás celoso?

—No. —muerde su labio inferior.— Bueno, tal vez sí.

Sintiendo una rara sensación en mi pecho me acerco a él, beso su mejilla.

—Sabes que jamás te haría daño, ¿verdad?

—Lo sé. —susurra.— Yo tampoco te lo haría a ti.

Antes De Mi; Daños Colaterales. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora