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Capítulo 8Un chico de color morado

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Capítulo 8
Un chico de color morado

Hoy era nuestro último día aquí. Logré mi objetivo. Shinsou y yo somos amigos. Me dio su número y todas esas cosas que hacen los amigos. Y hoy saldremos juntos, no como las citas que tienen mis amigos, solo una salida de amigos.

Según el nunca había tenido una salida de amigos y yo no pude estar más que emocionado por mostrarle lo divertido que era salir con un amigo a hacer algo que te divierte. Como ir al cine, o a un parque de diversiones o simplemente ir a caminar.

Esa mañana, como de costumbre, yo me levante primero. Luego lo desperté y desayunamos y después fui hasta el comedor para poder hacer lo que hacía todos los días desde que llegamos. Ir por helado. Ya que podía caminar bien el señor Hizashi no tuvo que llevarme. Y está vez por alguna razón que hasta para mi es extraña, en lugar de llevar helados de crema como lo hacía lleve una paleta para mi y un cono de limón para el.

Hacia demasiado calor, en mi justificación. Y es que era julio, estábamos en pleno punto del verano, el calor era lago razonable. Yo acababa a de graduarme. Aún si falte un mes, puesto que ocupe mi tiempo libre para trabajar en mis materias y entregar proyectos finales. Y Shinsou es testigo de eso. De hecho el me ayudo a hacer una maqueta para química. Tuve una buena calificación.

Mis días pasaban rápido. Me gradué de mi último año escolar y en unos meses haría mi examen de admisión para estudiar para educador. Es raro que un hombre lo diga y muchos piensan que es de pervertidos que un hombre desee enseñarle a niños pequeños, pero a mi me gustan los niños y me encantaría poder enseñar para ellos. Es algo que he querido hacer por mucho tiempo y ciertamente espero de todo corazón que suceda.

—¿Tienes 18 no es así? —Me pregunto el chico con la cabeza ladeada mientras comía el helado que le traje cuando regrese a la habitación. Estaba pensando en bastantes cosas y por eso olvidé momentáneamente su existencia... ¡No que no sea importante! Es solo que soy distraído cuando pienso en cosas.

—Así es, tengo 18, Dios tu celebraste mi cumpleaños no puedo creer que no lo recuerdes.

Respondí y le di una mordida a mi paleta de limón. Odiaba morder las paletas pero ya estaba a nada de derretirse. Eso me pasa por pensar en mi vida mientras como helado.

—¿No dijiste que vivías solo?

Detestaba esa pregunta. Todos la hacían. Era un chico agradable ciertamente. Me levante de mi cama y fui hasta la suya, mi pierna ya estaba mejor así que podía levantarme  ahora, me senté en ella y quede frente a él. El em miró confundido y dio otra lamida a su helado mientras yo me le quedaba viendo. Se que es raro y suena raro, pero la escena en si no lo era. Solo era yo con los ojos entrecerrados fingiendo encontrar una falsa e innecesaria paciencia.

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