Salir de la cama es un reto diario. Comer es difícil. Dormir es difícil. A veces hablar es difícil.
Sin duda alguna esos días fueron difíciles, pero las sonrisas de aquel chico de pelo rizado a su lado aligeraban la pesada carga sobre sus hombros...
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Capítulo 11 Pijamada.
Como ya todos para este punto saben no soy la persona con mas amigos en este planeta, nunca fui bueno socializando. No salía a menudo a menos que fuese para hacer ejercicio o para comprar café o simplemente hacer las compras. Las actividades de amigos como pijamas siempre eran en casa con mi papá. Pero ahora que tenía un amigo era diferente, no es como que Fuyumi no contara, pero ella es varios años mas grande que yo y tenia un trabajo , a parte ninguno de los dos era de salir a fiestas o eventos sociales en general. Sin embargo ahora que ella conoció al señor Keigo Takami y la señorita Usagiyama Rumi y yo conocí Izuku ambos podemos salir y hacer cosas que los jóvenes suelen hacer.
Conocía a este chico hace apenas dos meses. Juraba que no volvería a verlo después de irme del hospital. Porque vamos, tengo bajas expectativas con respecto a mi poder en convivir con gente como alguien civilizado. Sin comportarme como una completa y total basura de persona.
La señorita Kayama me dijo que como ahora tenía un amigo ya no estaba tan mal que como llegué a su consultorio. Eso me alegraba. No es que no me gustase ir, pero no me gusta tomar medicamentos. Era desagradable tener que levantarme en los días malos para tomar la medicina cuando Izuku y mi papa me lo recordaban, no quería pararme pero debía hacerlo.
Ese día en especial mi padre me dejó quedarme a dormir en casa de Izuku. Le rogué mucho y mi psicología también me ayudó bastante. Luego de tres días pidiéndoselo aceptó. Aparte Izuku prometiendo que se fijaría que tomase mi medicina y llevándole galletas a la puerta de su casa era bastante convincente si me dejan opinar.
Justo en ese momento estaba pensado en todo eso mientras caminábamos hasta la parada de autobuses , Izuku con separado de mi , mirando sus típicas zapatillas rojas. Y yo por mi parte venia tomando un café con hielo, cargando mi mochila de ropa en uno de mis hombros.
Había escuchado tantas historias acerca de ese lugar. Desde la ubicación hasta los amaneceres hermosos que se veían en la gran ventana. Inclusive había escuchado como su amigo, Katsuki, lo regaño por casi incendiar la cocina intentando cocinar.
Al cabo de un rato llegue a un barrio agradable y colorido. Lleno de edificios grandes y viejos , que estaban rodeados por plantas. Algunas cubetas conteniendo el agua de las lluvias constantes en Tokio actualmente. En el camino nos topamos con una señora que vendía rosas, dijo que nos veíamos como buenos amigos y me regalo una de sus lindas flores.
Una pequeña niña le preguntó a su mamá por qué yo tenía ese color de cabello. La mujer de aproximadamente 30 años no contesto y solo me ofreció una sonrisa avergonzada. Yo me agache para quedar a la altura de la pequeña y puse mi mano en su cabeza, le dije que un hada me había hecho que mi pelo se viera de ese color. Ella sonrió y se fue contenta a lado de su madre. Fue un momento tierno. Usualmente no solía de convivir con niños, pero ahora que Eri y el señor Hizashi pasan mas tiempo con nosotros me he acostumbrado. Inclusive ahora sabia hacer trenzas. La pequeña niña estaba todos los días en mi casa por que ahora Hizashi tenia horas extras en el hospital, así que papá se ofreció a cuidar de ella. Pero surgió un inconveniente en su escuela y yo termine haciéndome cargo de ella. Yo cuidaba de ella y papá y Hizashi hacían la cena, era un trato justo.
