Salir de la cama es un reto diario. Comer es difícil. Dormir es difícil. A veces hablar es difícil.
Sin duda alguna esos días fueron difíciles, pero las sonrisas de aquel chico de pelo rizado a su lado aligeraban la pesada carga sobre sus hombros...
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Capítulo 3 La vida no es hermosa.
Desperté en una habitación completamente blanca. Mi vista se nublaba un poco debido a que apenas estaba reaccionando. Las memorias de las cosas que hice anteriormente invadieron mi cabeza. Todo parecía tan escalofriante. Normalmente me encuentro en un cuarto que carece de luz, sin embargo en estos momentos la luz es lo que más me asusta. Tengo miedo de que esto sea solo una ilusión de mi distorsionada mente. El olor a medicamento inundo mis fosas nasales.
Coloque mis manos frente a mi cara ,cerrando un poco los ojos debido al sol. Me reincorpore y observe mis brazos. Aquellas extremidades que había osado a herir con un abrecartas en el baño de mi casa.
Ambos estaban vendados. Lo cual por alguna razón le brindó alivio a mi lastimada alma. Era estúpido, tonto, era alguien que no pensó suficiente las cosas. Mi cabeza dolía, aunque no tanto como mi pecho lo hacía por la culpa. Después de recuperar la consciencia logre notar a un hombre rubio parado a lado de la cama sobre la que me encontraba. Al menos sabía que no estaba viendo cosas, podía oír su respiración.
Llevaba unos grandes lentes. Un traje azul característico de un enfermero. Su cabello rubio. Dorado como el cabello de la princesa de cuentos de la cual no recuerdo el nombre ahora. También llevaba una carpeta consigo. Tomo lo que parecía una linterna y la colocó frente a mis ojos. Por instinto seguí la luz con estos mismos. El sonrió gustoso. Su sonrisa era contagiosa. Pero a pesar de este hecho tenía pocas ganas de sonreír así que no lo hice.
—Hola, yo soy el enfermero a tu cuidado. Mi nombre es Hizashi Yamada. Pero puedes decirme Hizashi si quieres.
Me dijo con un tono suave y alegre. Su voz era dulce y tranquila. Lo cual era de gran utilidad en estos momentos. Lo que más necesitaba era tranquilidad.
—Yo soy Hitoshi Aizawa-Shinsou. Mi padre es Aizawa Shota. Tengo 18 años y si no me equivoco hoy es 25 de junio de 2018.
El sonrió de nuevo, solo que esta vez una mirada complacida me observaba. A simple vista aquella persona parecía agradable. Esperaba llevarme bien con el.
—Bueno Shinsou, agradezco que me hayas ahorrado el análisis de memoria. Conocí a tu padre cuando llegaste, estará muy feliz de verte.
Papá. No me había detenido a pensar en él en toda esta conversación. Algunas cuantas lágrimas salieron de mis ojos por esto. Fui un completo idiota. El se preocupa por mi y me da amor y aprecio. Me da todo lo que mi vida pasada Ellos nopodían brindarme.
—¿Podría venir a verme? quiero disculparme con él por mi irresponsable actitud. El debe estar culpándose ahora mismo. El siempre ha sido así...
