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Les doy la bienvenida a este bonita historia, espero que les guste y si les gusta dejen sus comentarios. Las recomendaciones son bienvenidas y si ven algún error notifiquenme por favor.

Se que no soy muy buena en esto pero lo intento y me gusta escribir, así que aquí vamos.

Capítulo 1

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Capítulo 1

Todo lo que empieza termina.

Era una habitación oscura. Fría. Solitaria. Lóbrega. Solitaria.

Las cortinas negras no dejaban pasar la luz del sol. Nada más que el aire que brindaba oxígeno a la habitación sin vida.

Había algunos platos sucios sobre la mesita de noche. Ropa rondando por el frío piso de la habitación. La mayoría era ropa negra. Los colores no eran algo permitido en una vida tan vacía, o al menos eso diría un poeta reprimido que quiere ponerle un color a la tristeza, personificarla.

Y a pesar de que su ropa transmitía apatía, o inclusive desinterés, tenia el pelo de color morado, una cosa colorida en la persona que odiaba los colores brillantes.

Recuerda habérselo pintado cuando era más alegre. Cuando era puramente feliz. Antes de que esos horribles recuerdos del pasado regresaran a la superficie. Antes de que prefiriera quedarse despierto para no ser perseguido por esas pesadillas. Por que no dormir y sentirse cansado es mejor que dormir y sentirse vacío.

Tazas de café debajo del escritorio. Algunas eran grandes, otras eran pequeñas. Unas tenían café todavía en su interior y otras sólo estaban vacías o con agua. Solía tomarlas para mantenerse despierto en las mañanas. Al final del día, todavía tenia clases particulares antes de entrar a la universidad, era un niño educado en casa, así que podía estar en cama la mayor parte del día si lo deseaba. Ahora era lo único que podía hacer.

Papeles con escritos desconocidos de cuando asistía a la secundaria. Fueron los únicos tres años que fue a la escuela. Tres años que no fueron ni buenos ni malos.

Siempre había sido un chico brillante, sin embargo no tenia demasiados amigos. Duda tenerlos ahora. Solo era el y su mundo. Solo el y su amado padre. Su verdadero padre. El único que siempre debió haber tenido. Quizá si hubiese sido así, él no estaría en esta situación.

Cuadernos viejos estaban encima de la estantería, llenos de frases sin sentido, escritas al azar, producto de una mente desastrosa y cansada. Desperdigadas sobre el desgastado papel de rayas. Todo siempre escrito finamente con un bolígrafo transparente, la tapa estaba mordida, plasmadas en letra cursiva con un color en especifico, el color del alma de aquel triste muchacho. Morado.

Entre todos esos papeles, cuadernos y lápices resaltaba un desgastado libro de pasta azul y hojas amarillentas. El libro que su padre le leía todas las noches antes de dormir, a pesar de que muchos dijeran que era un libro para niñas, cuando tenia tan solo 10 años le parecía lo mejor del mundo. Una historia que demostraba el amor verdadero, un amor real, un amor único. El amor desinteresado, el amor puro. El amor por el que vale la pena morir y vivir.

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