XV

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De alguna manera se las
arregló para luchar contra
su destino.

— Chase Atlantic ; Chxse

Me apoyé en la palma de mi mano mientras la veía hacer su tarea con los audífonos puestos

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Me apoyé en la palma de mi mano mientras la veía hacer su tarea con los audífonos puestos. Mis ojos no dejaban de observarla portar esa máscara que había aprendido a usar con tanta facilidad, que de no haber sido testigo de lo sucedido el viernes, habría creído que todo marchaba bien. Era la hora del almuerzo y probablemente podía concentrarme en un millón de cosas más, pero solo tenía ojos para ella.

Y sabía que eso era completamente malo para mí.

Un ligero suspiro tembloroso dejó mis labios.

—Tierra llamando a Amajiki — la mano de Mirio me sacó del trance en el que me había sumergido —. Cielos, ¿qué sucedió el viernes que de pronto pareciera que no puedes dejar de verla?

—Sí, ¿y por qué nos pidió estar sola y suspender el plan de Cello? — añadió Nejire, enfurruñada en su lugar — ¿Te declaraste y te rechazó o algo así?

Fruncí el ceño.

—¿Qué? No. ¿Por qué asumes que me rechazaría? — ambos me miran de forma pícara, a lo que yo ruedo los ojos — Solo quiere su espacio, no tiene nada de malo.

—Ustedes actúan tan bien el ser una pareja que a veces me pregunto si realmente están fingiendo — el falso tono inocente de Mirio en ese comentario fue más que obvio.

Sabía que así le daría alas a Nejire para preguntar, así como también sabía que era incapaz de decirle que no. Le di una mala mirada, identificando sus intenciones.

—Sí... pero bueno, no presionemos a Amajiki-kun, él nos dirá cuando esté listo.

Ah, maldita sea.

—Bien, ustedes ganan.

El suspiro de Hado no tardó en aparecer.

—Gracias al cielo, odiaba tener que actuar como una amiga comprensiva y no como una amiga chismosa.

Retuve una risa que quiso brotar de mis labios, mientras mis ojos se posaron una última vez en la rubia que dejaba el comedor con la mirada perdida y los chicos se acomodaban mejor para escuchar atentamente lo que yo fuese a decir. Podría simplemente mentirles, decirle una historia bonita con un final triste y saciar su curiosidad con una falsa historia. Ellos no sabrían lo que realmente había pasado, y yo ya no los tendría curioseando por ahí.

Por desgracia, hay cosas en las que yo simplemente no podía engañarlos.

—Hablamos por primera vez cuando teníamos once años, pero llevábamos tiempo en la misma escuela — comencé a decir, intentando convencer a los latidos de mi corazón que no era la gran cosa —, se puede decir que nos conocemos de toda la vida, pero eso no es lo importante. Nos convertimos en mejores amigos, yo la ayudaba en sus... asuntos y ella me ayuda con mis temores. Nosotros... nos queríamos. Puedo decirlo con seguridad, aunque no sé si era solo como amigos. Ella no era difícil de amar... estar junto a Dai era como... respirar luego de haber estado mucho tiempo bajo el agua.

¹𝐎𝐏𝐄𝐍𝐈𝐍𝐆 𝐒𝐄𝐐𝐔𝐄𝐍𝐂𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora